miércoles, 20 de agosto de 2008

Rompe tus barreras del pasado, parte final


3. El tercer tipo de barrera del pasado a que quiero referirme, es aquella que en algún momento de nuestra vida nosotros mismos levantamos a nuestro alrededor como una gran muralla para defendernos contra los enemigos, ese enemigo pudo ser un familiar alcohólico que nos lastimó, una persona cercana que nos traicionó, un amigo que se burló de nosotros, un desconocido que abuso de nuestro cuerpo o de nuestra confianza, alguien que nos robo los sueños y las esperanzas.

¿Qué te hicieron a ti hermano?, ¿Qué cosa te obligó a encerrarte en un caparazón en busca de refugio?, ese refugio puede que te haya servido durante un tiempo, pero a la larga ese mismo refugio se volvió una cárcel que no dejó que tus pensamientos se engrandecieran.

Hoy te digo: No Permitas que tu pasado decida tu futuro, no permitas que quien te causó dolor, quien abusó de ti, quien te causó vergüenza, quien te ofendió o quien te robó algo, continúe haciéndote esclavo de los malos recuerdos.

Rompe esas barreras del pasado, rompe con los malos recuerdos, eres persona nueva y por gracia de Dios serás bendecido, ya lo dijo el profeta Isaías.

Isaías 61.7, NVI
7 En vez de su vergüenza, mi pueblo recibirá doble porción; en vez de deshonra, se regocijará en su herencia; y así en su tierra recibirá doble herencia, y su alegría será eterna.

Isaías 61.7
7 En lugar de vuestra doble confusión, y de vuestra deshonra, os alabarán en sus heredades; por lo cual en sus tierras poseerán doblado, y tendrán perpetuo gozo.

Aquellos que fueron lastimados, humillados, engañados o deshonrados recibirán el doble de lo que perdieron y tendrán gozo eterno, alegría eterna que ya nadie les podrá jamás quitar.

Hoy es un día para que te decidas a cambiar, da un paso de Fe, no limites la acción de Dios sobre tu vida, reconoce las barreras que te atan al pasado y pídele a Dios que las arrebate de tu vida.

Salmo 51.5, NVI
5 Yo sé que soy malo de nacimiento; pecador me concibió mi madre.
7 Purifícame con *hisopo, y quedaré limpio; lávame, y quedaré más blanco que la nieve.

Nahum 1.13, NVI
13 Voy a quebrar el yugo que te oprime, voy a romper tus ataduras.»
Jesús nos limpia, Cristo nos hace más blancos que las nieves, Cristo rompe nuestras cadenas, nuestras ataduras, todas y cada una de nuestras barreras personales.

Por favor acepta ese regalo para tu vida.

Isaías 42.6-7, NVI
6 «Yo, el Señor, te he llamado en justicia; te he tomado de la mano. Yo te formé, yo te constituí como *pacto para el pueblo, como luz para las naciones,
7 para abrir los ojos de los ciegos, para librar de la cárcel a los presos, y del calabozo a los que habitan en tinieblas.

Somos la creación del Señor, El nos quiere liberar del encierro que oprime nuestra mente y nuestra alma.
Arroja al fuego tus temores, pide cosas nuevas, pide cosas buenas, deja que Dios te engrandezca.

Josué 1.7
7 Solamente te esfuerces, y seas muy valiente, para cuidar de hacer conforme á toda la ley que mi siervo Moisés te mandó: no te apartes de ella ni á diestra ni á siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendieres.

Salmo 71.21
21 Aumentarás mi grandeza, Y volverás á consolarme.

Romanos 15.13
13 Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz creyendo, para que abundéis en esperanza por la virtud del Espíritu Santo.

No te niegues el derecho de crecer, el derecho de alcanzar lo más alto en todo lo que emprendas, desea cosas grandes, porque Dios es grande y El te hizo grande.

Hoy es el día en que puedes liberarte de las cadenas que te atan al pasado, hoy es el día en que puedes cambiar tu vida y la de tu descendencia, hoy harás que sean benditas 1,000 generaciones que surjan a partir de ti.

Rompe con cualquier maldición de alcoholismo, drogadicción, pobreza, abandono, depresión, infidelidad, rencor o resentimiento que pesan sobre tu familia, desde muchos años atrás.

Dios te escogió para que seas la nueva piedra angular de una nueva generación, una generación de triunfadores, una generación de matrimonios sanos y amorosos, una generación donde padres e hijos se abracen y se respeten, una generación cuyas finanzas siempre serán abundantes, una generación que será ejemplo para todos los que la rodean.

Levanta la mirada y di:
“No importa si en mi familia, antes de mí, no hubo gente triunfadora, no me importa en mi familia hubo escasez, no me importa si viví rodeado de miedo y rencor, no me importa si me faltó el amor, no me importa si en algo fui robado o engañado, hoy rompo cualquier cadena, barrera o maldición que pese sobre mí.”

“Ya no aceptaré la escasez, ni el rencor, ni el desamor, ni la mentira, ni las penas, ni las humillaciones, soy nueva persona, Dios me escogió para hacer cosas grandes y hacer que la vida de mi familia sea próspera para Glorificarle a El.”

Romanos 8.31
31 ¿Pues qué diremos á esto? Si Dios por nosotros, ¿quién contra nosotros?

1 Pedro 2.9
9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, gente santa, pueblo adquirido, para que anunciéis las virtudes de aquel que os ha llamado de las tinieblas á su luz admirable.

3 Juan 1.2
2 Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas cosas, y que tengas salud, así como tu alma está en prosperidad.

2 Corintios 9.11, NVI
11 Ustedes serán enriquecidos en todo sentido para que en toda ocasión puedan ser generosos, y para que por medio de nosotros la generosidad de ustedes resulte en acciones de gracias a Dios.

Hermano, hermana, escucha dentro de ti la voz del Espíritu Santo, escúchalo y deja que El te diga cual o cuales serán las barreras del pasado que este día se romperán, por gracia de Dios y por Fe en Jesús, su Hijo Amado.

Dios te bendice siempre.

Amén.

Rompe tus barreras del pasado 2a. parte


2. Cuando la barrera de nuestro pasado está allí, como un gran peñasco en nuestro camino, como un lastre que nos impide subir la colina, como un animal rabioso que se interpone entre nosotros y un refugio en una noche de tormenta, entonces esa barrera se ha convertido en un obstáculo que impide nuestro desarrollo y crecimiento, es un obstáculo que no deja que nos elevemos a las alturas, es un abismo que nos separa del éxito, es una fiera hambrienta que no nos deja llegar al remanso de paz y amor, que solo encuentra en Jesús.

Ese obstáculo puede ser tan grande como el iceberg que hundió al Titanic o tan pequeño como la astilla en el ojo, que nos impide ver la Gloria y grandeza de Dios, nuestro Señor.

Jeremías 3.19, NVI
19 »Yo mismo dije: »"¡Cómo quisiera tratarte como a un hijo, y darte una tierra codiciable, la heredad más hermosa de las naciones!" Yo creía que me llamarías "Padre mío" , y que nunca dejarías de seguirme.

Dios es nuestro Padre, nos quiere dar todo lo imaginable y más aun, pero hay obstáculos que se interponen entre El y nosotros, obstáculos que en la mayor parte de las veces son invisibles, porque están arraigados en nuestra mente y en nuestro corazón.

Pero yo les digo queridos hermanos ¡¡ alégrense por que Dios puede quitar las tinieblas que no los dejan ver y El puede quitar todo obstáculo que se interponga en su camino!!

Colosenses 1.13
13 Que nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo;

Proverbios 4.11-12
11 Por el camino de la sabiduría te he encaminado, Y por veredas derechas te he hecho andar.
12 Cuando anduvieres no se estrecharán tus pasos; Y si corrieres, no tropezarás.


Disfruten lo bello que es tener una vida recta, un camino recto y seguro, una meta elevada, todo esto con la certeza de que Dios está con nosotros. Ningún peñasco, ningún abismo, ninguna muralla es más fuerte que nuestro Señor.

Rompe las barreras de tu pasado 1a. parte


Una barrera del pasado que se ha formado en nuestro corazón y en nuestra mente, es como una gran roca que llevamos cargando sobre la espalda, cada día que la llevamos a cuestas la roca se va haciendo más y más pesada y llegará el día en que esa roca nos aplastará, sino la soltamos a tiempo.

Para poder soltar esa piedra en lugar de hacer u esfuerzo físico, tenemos que hacer todo lo que sea necesario para dar una mayor apertura y libertad a nuestra mente, a nuestros pensamientos y a nuestros ideales.

Tenemos que entender que si estamos hoy aquí reunidos es porque somos hombres y mujeres nuevos, renacidos para Gloria de Cristo. Volvimos a nacer y hemos nacido sin necesidad de llevar ninguna de las cargas que antes teníamos.

Romanos 8.1-2
1 Ahora pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme á la carne, mas conforme al espíritu.
2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.

Por el amor que Cristo nos tiene hemos sido liberados, Jesús nos llevó a reencontrarnos con El Padre y el Señor nos llama a compartir su Gloria.

1 Corintios 1.30-31, NVI
30 Pero gracias a El ustedes están unidos a Cristo Jesús, a quien Dios ha hecho nuestra sabiduría —es decir, nuestra justificación, santificación y redención— 31 para que, como está escrito: «Si alguien ha de gloriarse, que se gloríe en el Señor.»

2 Corintios 5.17
17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

Quien ha aceptado que Cristo es su Salvador, quién desea que su vida y la de su familia estén colmadas de bendiciones, quien desea arrojar al suelo todas las piedras que por años ha acumulado sobre sus espaldas solo debe creer y tener Fe en Dios, debe de levantar los brazos y decir:

“Soy nueva criatura, las cosas viejas ya pasaron, las penas añejas ya pasaron, los rencores se quedaron atrás, los límites que antes había en mi alma ya no existen, mis sueños serán más altos que nunca, Dios me ha tomado de la mano y como El es grande quiere que yo haga cosas muy grandes, cosas que antes jamás me atreví a soñar. Mi mente es libre, las barreras se han roto, todo lo puedo en Cristo mi Salvador.”


Para ayudarnos a romper las barreras del pasado primero tenemos que identificarlas una a una, según su tipo. Vamos a emplear las definiciones que les señalé al principio y ustedes verán si alguna aplica en su vida.

1. Cuando una barrera del pasado toma la forma de una reja, de una valla, o de una cárcel, nos limita en el desarrollo espiritual, familiar y profesional, nos restringe y nos ata, estrangula y aprisiona un espacio dentro de nuestro corazón, dentro de nuestra mente y dentro de nuestro espíritu.

Esa barrera nos asfixia, nos impide respirar con libertad, impide que nos entreguemos de una manera completa a Dios y a sus enseñanzas.

Esa barrera está allí, como una cadena anclada al piso, una cadena que nos obliga a dar vueltas una y otra vez sobre nuestros mismos problemas, sobre las mismas espinas, sobre las mismas sombras, sobre los mismos vicios, sobre los mismos sufrimientos, sobre nuestros mismos errores.

Esa barrera nos etiqueta, nos marca, nos hace sentir menospreciados, nos confunde y no nos deja emprender el vuelo hacia la cumbre.

Nos obliga a considerarnos víctimas del entorno, de la sociedad, de nuestros propios prejuicios, de nuestras amistades, de nuestra familia.

Por ejemplo: puede ser que alguna vez me dijeron que yo no serviría para hablar inglés, y yo cometí el grave error de grabar eso en mi mente como una verdad absoluta, entonces me negué rotundamente a aprender inglés, porque yo no servía para eso, no intenté aprender, simplemente acepté que alguien pusiera una barrera en mi mente.

¿Para alguien como yo sería importante el saber hablar inglés?, ¿una cosa en apariencia tan simple ¿como afectaría mi vida?, ¿que les han dicho a ustedes que No Podrían hacer? y ustedes lo aceptaron sin siquiera intentarlo, ¿alguno de ustedes se siente etiquetado por la sociedad?

Salmo 143.4
4 Y mi espíritu se angustió dentro de mí; Pasmose mi corazón.

Que triste es ver que la angustia nos paraliza, nos impide movernos, nos impide desarrollarnos. El corazón se paraliza, la mente se paraliza, los sueños se congelan… ¡¡¡ despierta y rompe hoy tus barreras !!!.

Dios quiere que Tú rompas esa barrera que te tiene atado.

Isaías 52. 2-3, NVI
2 ¡Sacúdete el polvo, Jerusalén! , ¡Levántate, vuelve al trono!, ¡Libérate de las cadenas de tu cuello,
cautiva hija de Sión!
3 Porque así dice el Señor: «Ustedes fueron vendidos por nada, y sin dinero serán redimidos.»

Por nada entregamos nuestra mente como rehén, por palabras negativas o por situaciones que estaban fuera de nuestro control, pero nuestro Padre Santo por amor nos libera de toda cadena, real o imaginaria, El nos restaura y nos redime.

Isaías 55. 8-9, NVI
8 «Porque mis pensamientos no son los de ustedes, ni sus caminos son los míos —afirma el Señor—.
9 Mis caminos y mis pensamientos son más altos que los de ustedes; ¡más altos que los cielos sobre la tierra!

Quizá Tú ya intentaste por tus propios medios el liberarte de algo que no te dejaba desarrollarte, algo que te impedía llegar a un nivel más alto, pero los caminos de Dios y los pensamientos de Dios son más altos, nuestra mente humana no los entiende, pero el Señor te puede llevar a los lugares más altos de esta tierra y más allá de ella.

2 Corintios 3.16-17
16 Mas cuando se convirtieren al Señor, el velo se quitará.
17 Porque el Señor es el Espíritu; y donde hay el Espíritu del Señor, allí hay libertad.

Dios los ama, Dios les quiere abrir los ojos, quiere que lo vean a El, quiere que reciban su Santo Espíritu y por medio del Espíritu serán ustedes liberados de cualquier cosa que los esté agobiando, no existirán más barreras en su alma.

Sabemos que más allá de lo que ven nuestros ojos terrenales está la luz, está el amor, está la felicidad, está la abundancia, está el gozo supremo en Cristo… pero si no nos decidimos ya a romper nuestras cadenas, esas barreras del pasado, ellas no nos dejarán tomar todas las bendiciones que Dios tiene para cada uno de nosotros.

Los cristianos tenemos las armas más poderosas para derribar las murallas que nos aprisionan, ¿saben porqué?.

2 Corintios 10.4
4 Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas;

Dios nos renovó para ser libres, no par ser esclavos, de nada ni de nadie, no habrá barrera que nos detenga. Dios nos quiere libres y aparte de todo nos quiere ver como hombres y mujeres, prósperos y exitosos.

Isaías 54. 2
2 Ensancha el espacio de tu carpa, y despliega las cortinas de tu morada. ¡No te limites! Alarga tus cuerdas y refuerza tus estacas.


continua....

Dios te ama.


Ten compasión en tú corazón


¿Qué es la compasión?

La Real Academia de la Lengua Española dice:
Sentimiento de conmiseración y lástima que se tiene hacia quienes sufren penalidades o desgracias.

Personalmente yo prefiero pensar en: Benignidad, Bondad, Misericordia, Piedad.

Marcos 6:34
34 Cuando Jesús desembarcó y vio tanta gente, tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas sin pastor. Así que comenzó a enseñarles muchas cosas.

Mateo 14:14
14 Cuando Jesús desembarcó y vio a tanta gente, tuvo compasión de ellos y sanó a los que estaban enfermos.

Mateo 15:32
32 Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:
—Siento compasión de esta gente porque ya llevan tres días conmigo y no tienen nada que comer. No quiero despedirlos sin comer, no sea que se desmayen por el camino.

Me parece que para Jesús las palabras misericordia, bondad, compasión, piedad, etc., eran sinónimos de una palabra aun más importante: amor.

Esa es la enseñanza que Dios nos trae por medio de este estudio, El quiere que todos despertemos a un estado pleno de amor hacia nuestro prójimo, un amor que haga que sintamos compasión por los demás.

Dios quiere que pongamos atención en cada persona que se atraviesa por nuestro camino, porque cualquiera de ellas puede estar necesitado de “algo” y ese algo quizá Dios ya lo puso en nuestras manos y está esperando que se lo demos a “alguien” que lo está esperando con suma urgencia.

Compasión es sentir lo que la otra persona siente, tener cuidado de alguien, sentir empatía por alguien, es decir, ponerse en los zapatos de los demás.

Es llegar a sentir la pena que el otro está sintiendo o la necesidad que nuestro prójimo tiene y que necesita ser llenada.

El autor también menciona que es algo así como “vemos a una persona desanimada y sentimos a su vez ese desánimo”. Entonces una vez que sentimos o percibimos o de plano salta a la vista lo que al otro le pasa, tomamos cartas en el asunto y hacemos todo lo posible por ayudarlo a salir adelante.

Pero se trata de hacerlo de verdad y con un corazón sincero, buscando la manera real de ayudarlo, no solo de seguir un “protocolo de consuelo”. Por ejemplo si vemos que alguien no tiene para comer o para comprar unas medicinas que necesita con urgencia, no deberíamos de limitarnos a decirle: Se muy bien como te sientes, ten Fe y espera en el Señor. Está muy bien sentir lo que el otro siente y darle ánimo, pero si está en nosotros el ser el canal para que esa persona coma ese día o que pueda curarse, pues no se limiten y pongan manos a la obra.

Proverbios 22:9
9 El que es generoso será bendecido, pues comparte su comida con los pobres.

1 Juan 3:17-18
17 Si alguien que posee bienes materiales ve que su hermano está pasando necesidad, y no tiene compasión de él, ¿cómo se puede decir que el amor de Dios habita en él?18 Queridos hijos, no amemos de palabra ni de labios para afuera, sino con hechos y de verdad.

Dios nos pide que pasemos siempre de los pensamientos a los hechos, no podemos ser solo espectadores, tenemos que actuar de acuerdo a las posibilidades que previamente el Señor nos ha concedido.

El mundo está lleno de gente con necesidad y nosotros podemos hacer nuestra parte para hacer de este mundo un mundo mejor. En muchas ocasiones pensamos que es imposible que nosotros logremos cambiar al mundo, que es imposible que solucionemos el hambre del mundo o la enfermedad o la injusticia, etc., pero sí tenemos la posibilidad de ayudar cuando menos a unas cuantas personas, en algún momento de su vida y eso puede marcar una gran diferencia hacia familias completas.

Quizá algún día demos un consuelo a un padre o madre que están desesperados por no poder comprar la medicina de sus hijos, ¿Qué cosa es capaz de hacer un padre desesperado, qué consecuencia puede haber en su vida y la de toda su familia?

Lucas 6:34-36
34 ¿Y qué mérito tienen ustedes al dar prestado a quienes pueden corresponderles? Aun los pecadores se prestan entre sí, esperando recibir el mismo trato.35 Ustedes, por el contrario, amen a sus enemigos, háganles bien y denles prestado sin esperar nada a cambio. Así tendrán una gran recompensa y serán hijos del Altísimo, porque él es bondadoso con los ingratos y malvados.36 Sean compasivos, así como su Padre es compasivo.

Dios nos pide que ayudemos a todo el que podamos ayudar, en especial a la familia, tanto la sanguínea, como la espiritual. Pero no se pongan límites, pues si en verdad sienten a Cristo en su corazón, entonces puede ser que algún día Dios les ponga frente a frente con alguien que en el pasado los lastimó u ofendió, Dios esperará que cumplan con su acto de compasión y bondad, El espera que por el amor que le tenemos a Cristo, ayudemos a quién El nos indique; en su obediencia les aseguro que los va aprobar el Señor.

Cuando Dios nos regala un nuevo corazón, espera que ejercitemos en todo momento el amor y compasión hacia los demás. El nos estará presentando muchas oportunidades de trascender en la vida de muchas personas, más de las que podemos darnos cuenta. Para ayudar a alguien a veces ni siquiera necesitamos conocerlo. ¿Nunca han ayudado al Teletón o a alguna asociación que ayuda a los que menos tienen?, es posible que nunca conozcamos a esa persona para quién irá dirigido nuestro apoyo, pero eso no importa, lo importante es que Dios ha visto que obramos con un corazón sincero y piadoso, un corazón que siente compasión por los demás.

Proverbios 14:21
21 Es un pecado despreciar al prójimo; ¡dichoso el que se compadece de los pobres!

Proverbios 19:17
17 Servir al pobre es hacerle un préstamo al Señor; Dios pagará esas buenas acciones.

Mateo 5:7
7 Dichosos los compasivos, porque serán tratados con compasión.

Jesús siempre encontró el tiempo necesario para ayudar a los demás, aunque en ese tiempo los viajes eran más complicados que ahora El siempre actuó para dar consuelo al necesitado:

Mateo 9:27-29
27 Al irse Jesús de allí, dos ciegos lo siguieron, gritándole: —¡Ten compasión de nosotros, Hijo de David!
28 Cuando entró en la casa, se le acercaron los ciegos, y él les preguntó: ¿Creen que puedo sanarlos?
Sí, Señor le respondieron. 29 Entonces les tocó los ojos y les dijo: —Se hará con ustedes conforme a su fe.

Yo les aseguro que si abren bien sus ojos y sus oídos, que si le piden al Señor que les de sabiduría para reconocer al que se haya en necesidad, Dios les dará la oportunidad de ayudar a muchas personas, con esto ustedes ganan más, porque “más bienaventurado es dar que recibir”. ¿Saben porque les digo que pidan la sabiduría de Dios para saber a quien deben ayudar?

Santiago 3:17
17 En cambio, la sabiduría que desciende del cielo es ante todo pura, y además pacífica, bondadosa, dócil, llena de compasión y de buenos frutos, imparcial y sincera.

Cuando vemos a alguien con problemas no siempre se trata de cuestiones de dinero, en ocasiones hay gente que vive en soledad o gente que carece de amor o gente que necesita una orientación en un problema profesional o laboral, en ocasiones solo necesitan de alguien que los escuche para sentirse parte de este mundo y que a alguien le importan.

Aprendamos a escuchar a los demás, pero escuchemos con todo el cuerpo, es decir busquemos lo que la gente nos quiere decir no solo con palabras, sino con su actitud en general, con la sabiduría que nos de Dios podremos encontrar la manera de ayudar a esa persona.

Romanos 12:6-8
6 Tenemos dones diferentes, según la gracia que se nos ha dado. Si el don de alguien es el de profecía, que lo use en proporción con su fe;7 si es el de prestar un servicio, que lo preste; si es el de enseñar, que enseñe;8 si es el de animar a otros, que los anime; si es el de socorrer a los necesitados, que dé con generosidad; si es el de dirigir, que dirija con esmero; si es el de mostrar compasión, que lo haga con alegría

Todos tenemos diferentes dones y gracias que Dios nos ha concedido, hagamos el mejor uso posible de ellas y ayudemos alegremente a los demás, vamos a practicar la compasión, la misericordia, la piedad y la bondad, como ya les dije todas ellas convergen en el amor a Dios ya nuestro prójimo.

1 Pedro 3:8
8 En fin, vivan en armonía los unos con los otros; compartan penas y alegrías, practiquen el amor fraternal, sean compasivos y humildes.9 No devuelvan mal por mal ni insulto por insulto; más bien, bendigan, porque para esto fueron llamados, para heredar una bendición.

2 Juan 1:5-6
5 Y ahora, hermanos, les ruego que nos amemos los unos a los otros. Y no es que les esté escribiendo un mandamiento nuevo sino el que hemos tenido desde el principio.6 En esto consiste el amor: en que pongamos en práctica sus mandamientos. Y éste es el mandamiento: que vivan en este amor, tal como ustedes lo han escuchado desde el principio.

Dios los ama y El será siempre compasivo y bondadoso con ustedes.

Amén.

martes, 19 de agosto de 2008

Mejor es dar que recibir


Mejor es dar que recibir

Hechos 20:35
Jesús dijo: "Más bienaventurado es dar que recibir"

La Biblia está llena de versículos en donde se habla sobre lo bueno que es dar, Dios mismo nos ha dado miles de cosas, algunas son tan frecuentes y comunes, que las llegamos a pasar por alto, como lo sería un bello amanecer o una flor.

Y otras cosas son tan grandes y maravillosas como nuestra vida misma, o como el acto de sacrificio en que Jesús dio su vida para el perdón de nuestros pecados.

Mateo 20:28
28 así como el Hijo del hombre no vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.

Los seres humanos tenemos la tendencia natural de ser egoístas, esta es una sutil trampa del enemigo que nos hace creer o malentender el hecho de que: Como Dios quiere que seamos prósperos, que sobresalgamos, que nos superemos, que todas nuestras necesidades sean suplidas, entonces vamos a dedicarnos a guardar las cosas buenas solo para nosotros.

La sociedad actual se empeña en decirnos y orientarnos a satisfacer nuestras propias necesidades primero… y después también.

¿Conocen a gente que se la pasa diciendo, y yo que gano con eso o que recibiré a cambio o cuanto voy a ganar si hago tal o cual cosa?.

Muchas personas creen ciegamente que lo único importante es la satisfacción de sus propias necesidades o la solución pronta de sus problemas. Lamentablemente esa actitud egoísta nos puede condenar a vivir sin recibir ninguna recompensa o bendición que supla nuestras necesidades. La paz y tranquilidad no llegará a sus corazones, porque siempre estarán abrumados y preocupados por conseguir aquello que dicen necesitar.

1 Timoteo 6:17-18
17 A los ricos de este mundo, mándales que no sean arrogantes ni pongan su esperanza en las riquezas, que son tan inseguras, sino en Dios, que nos provee de todo en abundancia para que lo disfrutemos.18 Mándales que hagan el bien, que sean ricos en buenas obras, y generosos, dispuestos a compartir lo que tienen.

Pero también tenemos muchos casos en que ciertas personas comprometen sus vidas y su felicidad a cambios de riquezas materiales, esas personas dejan de ser solamente egoístas y se convierten en personas llenas de avaricia, estas personas convierten a sus pertenencias en ídolos, de los cuales no quieren desprenderse y se niegan así mismas la oportunidad de recibir en el corazón la enorme alegría que produce el dar algo a los demás.

Estas personas nunca están satisfechas y siempre querrán obtener más para sí mismos, sus corazones nunca encontrarán paz y gozo, no importa cuantas cosas acumulen en su vida.

Tenemos que aprender a ser personas que damos, no solamente personas que recibimos; debemos dejar de pensar en aquello que los demás pueden hacer por nosotros y para nosotros y en lugar de eso debemos de empezar a pensar en ¿cómo podemos ayudar a los demás? o ¿qué puedo dar a los demás?.

Dios nos creó y nos dio instrucciones para la vida, nos ordenó que creciéramos y nos multiplicáramos, es decir que diéramos vida biológica, también nos ordenó que nos amáramos los unos a los otros, es decir que diéramos amor y también nos pidió que diéramos las buenas nuevas de salvación a los demás y que hiciéramos discípulos, es decir que diéramos a los demás la oportunidad de acercarse a Dios para recibir salvación y vida eterna.

Dios nos creó para ser dadores, porque al final de nuestro camino tenemos la esperanza de pasar la eternidad dando alabanza eterna a Dios, pero mientras eso sucede debemos de ser dadores permanentes aquí en la Tierra. Nunca podremos ser verdaderamente felices sino hasta que aprendamos a adoptar un estilo de vida en la cual nos convirtamos en dadores de tiempo completo.

Mateo 5:42
42 Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no le vuelvas la espalda.

Cuando tengo presiones por razones que pueden ser financieras, sentimentales, familiares, laborales, etc., estoy expuesto a desviar mi enfoque de ser un dador y me convierto en un “pedidor o demandador”. La mayor parte del tiempo estaré pensando en mis problemas y en mis situaciones, en lugar de pensar también en las de los demás. Pero cuando solo pienso en “mis problemas” estoy cayendo en un círculo vicioso porque mi vista no va más allá de mi propio entorno.

Tal vez estemos demasiado preocupados por nosotros mismos y no vemos lo que le está ocurriendo a los demás, muchas de las personas o mejor dicho, todas las personas a nuestro derredor también están pasando por diversas situaciones, quizá Dios nos ha proveído con lo necesario para ayudar a alguien a solucionar algún problema, pero como vemos solo hacia dentro no estamos permitiendo que la gracia de Dios se derrame hacia los demás.

Dios quiere que en ocasiones seamos el conducto para que los sueños o necesidades de otros se vean suplidas, para que El cumpla nuestros sueños y necesidades.

Por muy grandes que sean las situaciones por las que están pasando, es 100% seguro que habrá miles de personas en situaciones más graves que las tuyas. Pero es posible que Dios ya los tiene predestinados a ser un vaso de bendición para alguien más, ustedes pueden aligerar la carga de quien menos se imaginan.

Mateo 10:42
42 Y quien dé siquiera un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños por tratarse de uno de mis discípulos, les aseguro que no perderá su recompensa.»

Cuando extendemos nuestras manos para ayudar a los demás, cuando abrimos nuestros brazos para dar una abrazo de afecto, cuando abrimos nuestros labios para pronunciar palabras de aliento, cuando damos un apoyo económico a alguien que está necesitado, estamos permitiendo que Dios obre por medio de nosotros, estamos permitiendo que las puertas del cielo se abran para derramar bendiciones sobre nosotros.

Mateo 25:40
40 El Rey les responderá: "Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí."

Lucas 3:11
11 —El que tiene dos camisas debe compartir con el que no tiene ninguna —les contestó Juan—, y el que tiene comida debe hacer lo mismo.

Cuando renunciamos al espíritu de egoísmo le estamos diciendo a Dios que ya estamos listos para recibir mayores bendiciones, estamos aceptando que el Señor es el dueño de todo y nosotros solo somos sus mayordomos en la Tierra. Le queremos demostrar que si somos fieles en lo poco, también seremos fieles en lo mucho.

¿Qué cosa puedes darle a tu prójimo?,

No siempre se necesitan dar cosas con valor económico, en muchas ocasiones las personas solo necesitan de alguien que los quite de su depresión, de su soledad. Necesitan alguien que les diga: eres muy importante para mí, pero sobre todo Tú eres más importante para Dios y El te ama.

Dios nos creó para ser libres, pero no nos creó para ser personas aisladas de los demás, los demás te necesitan, tú los necesitas a ellos y todos necesitamos de Dios.

¿Pregúntense ahora: quién necesita de un abrazo de mi parte, quién necesita que lo invite a comer, quién necesita que lo vaya a visitar porque está enfermo, quién necesita una llamada telefónica que lo reanime, quién necesita esa ropa que está guardada en el closet y que yo no uso, quién necesita escuchar de Cristo, quién necesita que lo lleve al médico, etc.?

¿Qué otras cosas podemos darle a los demás?, debemos de aprender y acostumbrarnos a dar mucho a los demás, ¿saben por qué?

Deuteronomio 15:10-11
10 No seas mezquino sino generoso, y así el Señor tu Dios bendecirá todos tus trabajos y todo lo que emprendas.11 Gente pobre en esta tierra, siempre la habrá; por eso te ordeno que seas generoso con tus hermanos hebreos y con los pobres y necesitados de tu tierra.

Isaías 58:7-8
7 ¿No es acaso el ayuno compartir tu pan con el hambriento y dar refugio a los pobres sin techo, vestir al desnudo y no dejar de lado a tus semejantes?
8 Si así procedes, tu luz despuntará como la aurora, y al instante llegará tu sanidad; tu justicia te abrirá el camino, y la gloria del Señor te seguirá.

Dios desde el principio de los tiempos nos ha pedido que ayudemos al necesitado, existen pobres necesitados, pero también existen ricos necesitados, todo el mundo necesita de algo, quizá ustedes son la solución para darles “ese algo”.

Cuando ustedes se conviertan en portadores de bendición y suplan las necesidades de alguien más, entonces Dios se encargará de suplir las suyas, ¿saben porqué?, por que al ayudar y amar a su prójimo, están cumpliendo sus mandatos. Si están cumpliendo sus mandatos entonces están buscando el Reino de Dios y si están buscando el Reino de Dios quiere decir que todo lo demás les vendrá por añadidura.

Si ustedes se convierten en “dadores” profesionales, entonces están obrando con Fe y están dando más importancia a las situaciones de los demás que a sus propios problemas. En sus oraciones pedirán siempre y en primer lugar por los demás y después le pedirán a Dios que se encargue de sus situaciones, cuando logren esto Dios les promete que el cuidará de ustedes.

Proverbios 10:24
24 Lo que el malvado teme, eso le ocurre; lo que el justo desea, eso recibe.

Proverbios 28:27
27 El que ayuda al pobre no conocerá la pobreza; el que le niega su ayuda será maldecido.

Dios desea en efecto que seamos prósperos en todas las áreas de nuestra vida, pero El también quiere que nosotros seamos portadores de bendición para los demás. Dios podrá darnos ciertos beneficios o lujos, pero lo hace porque nos ama y porque El desea que eso que nos da sea compartido con los demás. El no nos da lo material para alejarnos de lo espiritual. Si nosotros no estamos convencidos de corazón de que deseamos ser portadores de bendición para los demás entonces Dios no va a permitir que la abundancia fluya hacia nosotros.

Lucas 6:38
38 Den, y se les dará: se les echará en el regazo una medida llena, apretada, sacudida y desbordante. Porque con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes.»

El dar algo a los demás, lejos de ser una obligación para nosotros debe de ser motivo de alegría, en lugar de verlo como un acto material, debemos verlo como un acto espiritual, si somos generosos con los demás, el Señor será aún más generoso con nosotros.

Proverbios 19:17
17 Servir al pobre es hacerle un préstamo al Señor; Dios pagará esas buenas acciones.

Dios se complace cuando nos convertimos en dadores de corazón, Dios ve lo que somos y lo que hacemos, el toma como ofrendas para El todas y cada una de las cosas que hacemos para ayudar a sus hijos. Dios dice que El pagará nuestras buenas acciones, yo estoy seguro de que El pagará todo lo que ustedes han hecho y todas esas cosas que están por hacer. Dios los va a recompensar y les mostrará el tremendo gozo que hay en darle algo a los demás.

Hechos 20:35
Jesús dijo: "Más bienaventurado es dar que recibir"

Para finalizar les tengo que hacer otra importante pregunta ¿Ustedes que creen que pueden darle a Dios y a Cristo?.

Amén.

Cure las heridas emocionales


Cure las heridas emocionales

¿Cuántas veces estamos en una situación relativamente tranquila y en paz y de repente viene a nuestra memoria una cosa pasada que en su momento nos hizo sufrir?, ¿Cómo reaccionamos ante ese recuerdo?

¿Lo dejamos ir rápidamente y volvemos a la calma o nos enfrascamos en la tarea de revivir esa situación que nos dañó?

¿Cuántas veces pasan los días, los meses y los años y dentro de nuestros corazones siguen existiendo situaciones que nos incomodan, nos ofenden, nos lastiman, nos hacen perder la Fe, nos alejan de Dios, etc.?, por alguna extraña razón los seres humanos tenemos la mala costumbre de ponernos “sal en las heridas”, en lugar de agua limpia que en verdad nos cure.

¿Qué nos falta hacer o decir o comprender para poder tomar la determinación de ya no reabrir nuestras propias heridas?

¿Existe alguna situación que te incomoda de manera recurrente, existe algo que llevas dentro de tu corazón y que no te deja estar en completo reposo?

¿Cuan hemos ratificado que esa situación está más allá de nuestras fuerzas humanas que habremos de hacer?

Salmos 6:2-4, NVI
2 Tenme compasión, Señor, porque desfallezco; sáname, Señor, que un frío de muerte recorre mis huesos.
3 Angustiada está mi *alma; ¿hasta cuándo, Señor, hasta cuándo? 4 Vuélvete, Señor, y sálvame la vida; por tu gran amor, ¡ponme a salvo!

Clama a Dios, pídele a Dios que el tome esa situación y que con su amor y misericordia la saquen para siempre de tu vida.

Salmos 30:2-3, NVI
2 Señor mi Dios, te pedí ayuda y me sanaste.
3 Tú, Señor, me sacaste del *sepulcro; me hiciste revivir de entre los muertos.

Así de grande es el poder de nuestro Señor, solo El puede hacernos revivir de entre los muertos. ¿No han visto alguna vez a una persona que se duele tanto de su pasado, que parece que es un muerto en vida?, nada le causa alegría, nada lo consuela, está alejado de los demás, se queja de todo.

Esto pasa en lamentables ocasiones en que se pierde a un ser querido, resulta muy natural que deseamos que la gente que amamos esté siempre con nosotros, pero los planes de Dios son muy diferentes a nuestro entendimiento, el es Sabio y tiene planes para cada uno de nosotros. No hay nada malo en guardar duelo por la partida de un ser querido, pero Dios no va a aceptar jamás que nos dejemos morir a causa de la pena. El quiere liberarnos y darnos vida.

Salmos 30:11-12, NVI
11 Convertiste mi lamento en danza; me quitaste la ropa de luto y me vestiste de fiesta,
12 para que te cante y te glorifique, y no me quede callado. ¡Señor mi Dios, siempre te daré gracias!

En ocasiones nuestra pena o herida emocional tiene un origen diferente: un hogar en donde no se nos dio amor cuando éramos niños, un accidente, un trabajo perdido, algún amigo o persona que nos traicionó, alguien que nos robó, alguien que nos abusó, etc.

La situación ya está atrás y no tenemos el poder de cambiarla, pero sí tenemos la oportunidad de acercarnos a Cristo y entregarle nuestra pena, si tenemos la posibilidad de pedirle que El nos sane.

Salmos 103:3-5, NVI
3 Él perdona todos tus pecados y sana todas tus dolencias;
4 él rescata tu vida del *sepulcro y te cubre de amor y compasión;
5 él colma de bienes tu vida y te rejuvenece como a las águilas.

Cristo nos da vida y nos rejuvenece, el nos da el perdón y nos da la paz, alivia nuestras penas y nos da alegrías.

No importa cuanto tiempo llevemos sufriendo por alguna causa, Jesús tiene el poder para sanarnos en un instante si se lo pedimos de corazón.

Juan 5:5-9
Y estaba allí un hombre que había treinta y ocho años que estaba enfermo.
6 Como Jesús vió á éste echado, y entendió que ya había mucho tiempo, dícele: ¿Quieres ser sano?
7 Señor, le respondió el enfermo, no tengo hombre que me meta en el estánque cuando el agua fuere revuelta; porque entre tanto que yo vengo, otro antes de mí ha descendido.
8 Dícele Jesús: Levántate, toma tu lecho, y anda.
9 Y luego aquel hombre fué sano, y tomó su lecho, é íbase. Y era sábado aquel día.

Cristo no hizo caso de las quejas del paralítico, ni se sentó junto a El a lamentarse por sus males, ni lo alentó a que le siguiera contando de sus pesares. Jesús no tomó en cuenta los 38 años que ese hombre había sido paralítico, tan solo le preguntó “¿Quieres ser sano? Y a continuación le ordenó 2 cosas, la primera fue “Levántate, toma tu lecho y anda”, con ello le dijo, despierta, sal de tu prisión corporal, toma tu vida, porque en ese tiempo el lecho era lo único que el paralítico tenía, y anda, es decir onte en marcha, camina, no te vuelvas a sentar, no te vuelvas a quedar quieto, ¿saben porque pienso que el Señor no lo quería quieto?.

Juan 5:14
14 Después le halló Jesús en el templo, y díjole: He aquí, has sido sanado; no peques más, porque no te venga alguna cosa peor.

Jesús con sabiduría le pidió que no pecara más, no fuera a resultarle alguna cosa peor, de la misma manera si nosotros pedimos a Dios por sanidad, creemos con Fe y recibimos la gracias de la paz, la tranquilidad y la fortaleza, debemos evitar a toda costa el volver a caer, en volver a revivir eso que nos lastima.

En ocasiones esa herida que tanto nos duele no nos fue causada por otra persona, esa herida nos la causamos nosotros mismos, quizá hicimos algo malo en nuestro pasado y aunque ya le pedimos perdón a Dios y quizá a la persona o personas que ofendimos, no nos sentimos dignos del perdón y volvemos a machacarnos una y otra vez con ese sentimiento de culpa que no nos deja en paz.

Con esa mentalidad no estamos permitiendo que Dios obre en nuestros corazones, estamos dañando la obra benéfica del Espíritu Santo en nuestras vidas. Si de verdad, de corazón, con toda humildad y sinceridad hemos pedido perdón a Dios por nuestros actos pasados, entonces abran sus mentes y corazones para recibir la gracia y el perdón del Señor.

Salmos 103:8-14, NVI
8 El Señor es clemente y compasivo, lento para la ira y grande en amor.
9 No sostiene para siempre su querella ni guarda rencor eternamente.
10 No nos trata conforme a nuestros pecados ni nos paga según nuestras maldades.
11 Tan grande es su amor por los que le temen como alto es el cielo sobre la tierra.
12 Tan lejos de nosotros echó nuestras transgresiones como lejos del oriente está el occidente.
13 Tan compasivo es el Señor con los que le temen como lo es un padre con sus hijos.
14 Él conoce nuestra condición; sabe que somos de barro.

Dios es grande en amor, Dios es bueno, Dios es clemente, Dios es compasivo, ¿lo creen así?.

Dios sabe que somos seres humanos imperfectos que por la gracia de Cristo buscamos acercarnos a su perfección.

Dios toma nuestras fallas y pecados y los lleva tan lejos como están el oriente del occidente. Cristo mismo nos ama porque su amor es mayor que la distancia que hay del cielo a la Tierra.

Dios es el más amoroso de los padres, El te quiere así como eres, el te perdona todo y quiere que haya paz en tu corazón. El sabe que eres como barro en sus manos, solo permítele que El sea el alfarero y que te moldee según sus designios y propósitos para ti.

Salmo 147:3
3 El sana á los quebrantados de corazón, Y liga sus heridas.

Solo Dios sanará cada una de tus heridas, solo Cristo hará que tus heridas emocionales se borren por completo. ¿Al llegar a tu casa pídele al Señor que te sane de una vez por todas?, ábrele tu corazón al Señor y platícale tus penas con sinceridad y humildad, El tiene el poder de restaurarte.

Busca la paz en Cristo, busca que el Espíritu Santo te colmen de paz sanadora.

Isaías 57:19-21, NVI
19 les haré proclamar esta alabanza: ¡*Paz a los que están lejos, y paz a los que están cerca! Yo los sanaré —dice el Señor—, 20 pero los malvados son como el mar agitado, que no puede calmarse, cuyas olas arrojan fango y lodo. 21 No hay paz para los malvados —dice mi Dios—.

Los malvados no quieren la paz, pero los hijos de Dios la anhelamos y debemos pedírsela a cada instante, debemos orar con Fe para obtener la gracia que sane nuestras heridas.


Santiago 5:16, NVI
16 Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz.

El amor en la familia


El amor en la familia.

¿Qué es la familia?
En cualquier cultura o civilización la familia es el elemento básico de la sociedad, es la célula fundamental de cada pueblo o país.

En el principio de los tiempos Dios formó a un hombre llamado Adán y de El tomó una costilla, para formar a una mujer llamada Eva.

Génesis 2:18, 21-24, NVI
18 Luego Dios el Señor dijo: «No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada.»
21 Entonces Dios el Señor hizo que el hombre cayera en un sueño profundo y, mientras éste dormía, le sacó una costilla y le cerró la herida.22 De la costilla que le había quitado al hombre, Dios el Señor hizo una mujer y se la presentó al hombre, 23 el cual exclamó:
«Ésta sí es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Se llamará "mujer" porque del hombre fue sacada.» 24 Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se funden en un solo ser.

Dios en su infinita sabiduría reconoce que el hombre no está diseñado para estar solo, El decidió otorgarle una compañera que fuera su complemento, que fuera carne de su carne, para que llegado el momento ellos se separaran cada uno de sus respectivos padres, se fundieran en un nuevo ser y formaran su propia familia.

Dios creó a la familia diversos propósitos:

Génesis 1:27-28, NVI
27 Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó, 28 y los bendijo con estas palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo, y a todos los reptiles que se arrastran por el suelo.»

Aquí es donde empiezan las instrucciones:

Sean fructíferos, es decir, sean productivos, den buenos frutos, desarróllense, crezcan, edifíquense a sí mismos y a los demás.

Multiplíquense, es decir, tengan hijos, hagan que sus genes no se pierdan, hagan más personas como ustedes, ya que ustedes fueron hechos a la imagen y semejanza de Dios.

Llenen la Tierra y sométanla, es decir, no se queden sentados en un solo lugar, levántense y caminen, dispérsense por el mundo, lleven mi Reino por todos los confines de la Tierra. Conquisten almas para mí, hagan que las demás personas que caminan sobre la Tierra escuchen de mí.

Dominen, dominar significa sujetar o contener, esto se refiere principalmente a que durante toda nuestra vida estemos sujetos a la autoridad de Dios y a su preciosa Voluntad. Por otro lado es una orden para que dominemos y contengamos los impulsos de la carne, es decir, es el llamado para que nos alejemos del pecado.

Las familias también tienen la instrucción precisa de postrarse ante El y de adorarlo, prueba de ello son los siguientes versículos.

Salmo 22:27, NVI
27 Se acordarán del Señor y se volverán a El todos los confines de la tierra; ante él se postrarán todas las familias de las naciones,

Salmo 66:4
4 Toda la tierra te adorará, Y cantará á ti; Cantarán á tu nombre.

Queda muy claro que las familias están invitadas de manera permanente a adorar y alabar a Dios nuestro Señor, El es quien nos llena de bendiciones. Las familias adorarán a Jesús, quien nos ama tanto que dio su preciosa sangre para que pudiéramos ser salvos y nos reconciliáramos con el Padre. Las familias sanas y alegres alaban al Espíritu Santo, nuestro apoyo en tiempos difíciles, nuestro guardián permanente, nuestro guía.

No es necesario que esperemos que llegue la reunión dominical para alabar y adorar a Dios, las familias que están llenas de Fe promueven una adoración diaria y permanente cuando oran en conjunto, cuando dan gracias a Dios por sus bendiciones, cuando reconocen que Jesús es su Señor y Salvador, cuando hacen público su respeto por Dios y cuando se esfuerzan porque su vida familiar diaria, esté guiada por el Espíritu Santo y busque ser agradable a nuestro Señor.

Deuteronomio 6: 5-7, NVI
5 Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas.6 Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando.7 Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.

La familia cristiana también es la base de la Iglesia, la familia debe actuar como una pequeña Iglesia en donde se honre, se hable y se enseñe de Dios, de Jesucristo, del Espíritu Santo, de las Sagradas Escrituras.

Es en el seno familiar en donde se pueden aprender y entender más fácilmente las enseñanzas que Dios nos quiere transmitir cada día. En la célula familiar se pueden vivir cada día una cantidad enorme de experiencias que nos enseñen a amar, a perdonar, a respetar, a ser humildes, a ser pacientes, a ser amables, etc.

En la familia tenemos la oportunidad de poner en práctica todas las buenas cosas que Dios quiere que aprendamos, veamos los siguientes versículos.

Romanos 12:10, NVI
10 Ámense los unos a los otros con amor fraternal, respetándose y honrándose mutuamente.11 Nunca dejen de ser diligentes; antes bien, sirvan al Señor con el fervor que da el Espíritu.12 Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la oración.13 Ayuden a los hermanos necesitados. Practiquen la hospitalidad.14 Bendigan a quienes los persigan; bendigan y no maldigan.15 Alégrense con los que están alegres; lloren con los que lloran.16 Vivan en armonía los unos con los otros. No sean arrogantes, sino háganse solidarios con los humildes. No se crean los únicos que saben. 17 No paguen a nadie mal por mal. Procuren hacer lo bueno delante de todos.18 Si es posible, y en cuanto dependa de ustedes, vivan en paz con todos.

Efesios 6:1-4, NVI
1 Hijos, obedezcan en el Señor a sus padres, porque esto es justo.2 «Honra a tu padre y a tu madre —que es el primer mandamiento con promesa—3 para que te vaya bien y disfrutes de una larga vida en la tierra.» 4 Y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino críenlos según la disciplina e instrucción del Señor.

La familia es nuestra más importante escuela, en ella podemos ver con rapidez los resultados de nuestros actos, en la familia no queda nada oculto. Es posible que yo quiera aparentar ser una persona ejemplar ante el mundo, pero mi familia realmente sabe quien soy y como soy, entonces eso me va a obligar a ser congruente entre lo que digo y lo que hago.

La familia debe ser la principal evangelizadora con sus propios integrantes, unos a otros debemos de edificarnos y fortalecernos. En medio de la intimidad y seguridad que nos brinda el hogar podemos entregarnos por completo a Dios.

Ahora tengo una pregunta muy importante que hacerles, ¿qué elemento es necesario tener para que podamos dar cabal cumplimiento de lo que nos manda Dios?

Imaginen que nuestra vida es como un coche de carreras, estamos listos para correr el Gran Premio, la meta es llegar a estar frente a Dios, nuestro maravilloso Maestro e instructor es Jesucristo, nuestro fabuloso copiloto es el Espíritu Santo, tan solo nos falta el combustible que hará que avancemos con paso firme hacia nuestro preciado trofeo. ¿Cuál es ese combustible que alimenta nuestras vidas?

1 Corintios 13:4-8, NVI
4 El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso.5 No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor.6 El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad.7 Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 8 El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá.

1 Corintios 13:13, NVI
13 Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.

Juan 15:17
17 Éste es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros.

1 Juan 2:10
El que ama a su hermano permanece en la luz, y no hay nada en su vida que lo haga tropezar.

1 Juan 4:19
19 Nosotros amamos a Dios porque él nos amó primero.

Me parece que está más que claro, la clave está en el amor, la razón de todo es el amor, Dios me ama y yo lo amo, Cristo me amó, me ama y me amará, y yo quiero amarlo cada día más.

Yo amo a mi familia y gozo al sentirme objeto de su amor, por amor estamos juntos ahora, no por compromiso, ni por ninguna otra razón, vivimos un intenso amor familiar. Ese amor nos ha permitido aprender a amar a los demás, de una manera real y desinteresada.

La capacidad de amar se determina principalmente por la acumulación de experiencias afectivas que una persona va reuniendo a lo largo de su vida. Mientras mayor sea la cantidad de amor que recibimos y experimentamos, mayor será nuestra capacidad de amar a los demás.

Por el contrario si fuimos víctimas de abusos, maltratos, humillaciones, falta de amor y afecto, entonces se corre el riesgo de que nuestra capacidad de amar sea muy limitada. Pero si nos entregamos a Cristo, si recibimos la bendición del Espíritu Santo en nuestras vidas, si practicamos el perdón de corazón y le pedimos a Dios que cambie nuestro corazón de piedra, por un nuevo corazón de carne que esté dispuesto a amar y ser amado, entonces nuestra vida dará un giro de 180 grados y disfrutaremos como nunca de lo bello que es amar.

Ezequiel 11:19-20, NVI
19 Yo les daré un corazón íntegro, y pondré en ellos un espíritu renovado. Les arrancaré el corazón de piedra que ahora tienen, y pondré en ellos un corazón de carne,20 para que cumplan mis decretos y pongan en práctica mis leyes. Entonces ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios.

A pesar de que el hombre fue creado por Dios con una capacidad natural para amar, pareciera que el mundo y la sociedad se empeñaran en demostrarnos lo contrario.

Pareciera que la gente que vive en amor es la excepción de la regla, son como seres de otro mundo; cuando la gente ve a alguien feliz y lleno de amor se llegan a despertar envidias y sentimientos encontrados, por una parte queremos tener parte de “eso que El o Ella tienen”, pero por otro lado nos resulta injusto que ese alguien este lleno de amor y yo en cambio no me sienta amado, ni querido.

En la familia es donde se hace posible el amor, el amor sin condiciones; los padres que iniciaron la familia con una promesa de amor eterno, quieren y aman a sus hijos por el simple hecho de que son sus hijos, los aman porque son el fruto de su amor, no importa si son altos o bajos, si son zurdos o diestros, si son deportistas, artistas, médicos u hoteleros, así los aman, de una manera pura y desinteresada.

La familia puede llegar a convertirse en una auténtica fábrica de amor, no solo para sus integrantes, sino también para la familia cercana, para sus vecinos, sus hermanos en la Fe, sus colegas del trabajo y para toda la gente que los rodea.

El amor llega a ser algo como tan importante y grande, que se puede repartir y convidar a los demás. Además de que tiene un efecto “boomerang”, es decir si damos amor puro, es seguro que tarde o temprano ese amor volverá a nosotros y quizá regresé hasta con intereses ganados.

“La grandeza y la responsabilidad de la familia están en ser la primera comunidad de vida y amor, el primer ambiente en donde el hombre puede aprender a amar y a sentirse amado, no sólo por otras personas, sino también y ante todo por Dios".

1 Juan 4:16, NVI
16 Y nosotros hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama. Dios es amor. El que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.

Efesios 5:1-2, NVI
1 Por tanto, imiten a Dios, como hijos muy amados, 2 y lleven una vida de amor, así como Cristo nos amó y se entregó por nosotros como ofrenda y sacrificio fragante para Dios.

El Padre que nos ha creado por amor y nos diseñó que amemos a los demás, empezando por amarlo a El, luego a nosotros mismo y a nuestros semejantes.

Dios nos ha hecho a su imagen y semejanza, todos somos hijos suyos y tenemos una gran capacidad de amar.

Imaginen que yo tomo un bolígrafo entre mis manos y lo doblo, seguramente lo podría romper con facilidad. Pero que sucedería si en lugar de un bolígrafo tomo 3 o 4 o 5 o más y trato de doblarlos; es casi seguro que no podría romperlos tan solo con mis manos, esto se debe a que en conjunto se refuerzan, aun sin que estos objetos tengan conciencia de ello.

Imagínense que un miembro de la familia vive en paz, Fe y amor, seguramente será una persona feliz y muy fortalecida, las situaciones que la vida presenta día con día, serán llevadas y sobrellevadas, con mayor o menor esfuerzo, pero siempre saldrá adelante. Pero piensen que sucedería si todos los integrantes de una familia se abrazaran y se fortalecieran unos a otros, que sucedería si alimentaran su Fe, su esperanza, su devoción a Dios, su amor a Cristo, ¿lo pueden imaginar?, esa familia podría brillar con una luz especial, esa luz que tienen los hijos de Dios.

Efesios 5:8-10, NVI
8 Porque ustedes antes eran oscuridad, pero ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de luz 9 (el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad)10 y comprueben lo que agrada al Señor.
El amor y la unidad familiar, nos fortalecerán en Fe y nos acercarán cada día más a Jesús y al Espíritu de Dios, quienes a su vez nos llevarán a postrarnos ante el trono de nuestro Padre Celestial.

Predicar con el ejemplo es el mejor método para educar en el seno familiar. Como ya mencioné, no gano nada si solo trato de aparentar, si en mi familia tan solo aparento que los amo y respeto. Si mis hijos ven que yo amo a mi esposo, a ellos mismos y a mis demás familiares, seguramente algo aprenderán y será parte de su futuro actuar cuando llegue el momento en que formen su propia familia.

Tenemos que entender claramente que no hay nada que eduque más y mejor a los hijos, que el ejemplo de amor que ven en sus padres como pareja. Para realmente poder amar a nuestros hijos, tenemos primero que amar a nuestro cónyuge. Pongamos mucha atención en cuidar al amor a nuestra pareja, luego a nuestros hijos, luego a nuestros demás familiares, a nuestra familia de la Fe y a nuestro prójimo.

Voy a formular algunas preguntas, por favor piensen en ellas, tan solo piensen en ellas:
¿Cómo puedo demostrar amor a mi pareja?, ¿Qué cosas diré o haré para que se sienta amado o amada?, ¿Cómo le puedo comunicar a mis hijos el amor que les tengo?, ¿Hace cuanto tiempo que no le digo a mis padres que los amo?, ¿Sabrán mis hermanos o hermanas lo importantes que son para mí?

¿Tienen respuesta en sus corazones para esas preguntas?, aquí van algunas opciones.

1) Pregúntale a tu esposa, esposo, hijo o hija ¿en que puedes ayudarle o simplemente ayudarle sin preguntarle?, cuando demostramos interés en las cosas de los demás les estamos diciendo que los amamos.

2) Cuando no estés de acuerdo en algo, reconoce la posición de tu familiar y traten de negociar un buen acuerdo. Hablando se entiende la gente, los puntos de vista pueden ser diferentes, pero siempre habrá una solución aceptable para todos.

3) Nunca se ofendan, ni toleren ser ofendidos, el amor produce respeto y el respeto fortalece el amor.

4) Comparte con tus amigos o familiares lo importante que tu esposa, esposo, hijo o hija, es para ti. Dile al mundo cuanto los amas, pero asegúrate que tus familiares se den cuenta y sientan que lo dices de corazón.

5) Dense apoyo en todo momento, en las buenas y en las malas, no se olviden que si nosotros no apoyamos a nuestros familiares, es posible que alguien más se “ofrezca” a hacerlo, y ese alguien puede no ser la persona más adecuada para hacerlo.

6) Nunca les critiquen, ni les recuerden sus defectos y errores delante de los demás, nadie es perfecto, solo Cristo fue perfecto. Todos tenemos nuestros lados débiles, nuestras áreas a mejorar, cualquier cosa que sea delicada o privada, trátenla a solas, con paciencia y mucho respeto mutuo.

7) Recuerden sus fechas especiales, hasta al más duro y valentón le gusta que le digan alguna cosa bonita en su cumpleaños, o en esa fecha especial que cada uno guarda en su corazón.

8) Nunca compares a ningún miembro de tu familia con alguien más, ni siquiera con alguien de tu misma familia, mucho menos con alguien ajeno a ella, cada uno de nosotros es único e irrepetible, todos fuimos creados con un propósito y Dios nos ama así como somos, amen ustedes a sus familiares así como son.

9) Hagan todo lo posible por estar juntos en el tiempo de sus alimentos, esos momentos pueden ser muy buenos para hablar de cosas de interés común o al menos es un momento en que pueden decirse con palabras lo mucho que se aman.

10) Consulten sus decisiones en familia, lleven a cabo reuniones para planear sus próximas vacaciones, para decidir que harán el próximo fin de semana, para elegir el color para la nueva pintura de la casa, vaya hasta para las cosas pequeñitas podemos buscar el consenso familiar, por ejemplo que tipo de flor sembraremos en nuestra nueva maceta.

11) Hablando solo a los padres: ayúdense con la responsabilidad de cuidar y orientar a sus hijos, sus hijos son el fruto de su amor y responsabilidad de los dos.

12) Hablando solo a los hijos: ayuden a sus padres con las labores del hogar, interésense ustedes también en sus cosas, pregúntenle cosas sobre su niñez, conózcanse más, porque sus padres saben todo o casi todo de ustedes, pero no sucede lo mismo con los hijos.

13) Traten de tener “cosas” en común: Pasatiempos, aficiones, deportes, etc., disfruten y gocen el tiempo que estén juntos.

14) Abrácense todos los días, díganse con palabras que se aman todos los días, bésense todos los días, háganse cariñitos todos los días. Un buen abrazo familiar no tiene precio.

La lista podría crecer y crecer, mientras más amen a su familia más maneras de demostrárselos se les van a ocurrir.

El amor que fluye en una familia bien avenida, puede ser tan grande que se transmitirá a la gente que la rodea, de manera sutil, pero firme ese amor irá sembrando semillas de amor por cada camino por el que transite esa familia.

¿Cuánto amor hay en tu familia?, esperamos que mucho.

Judas :20-21, NVI
20-21 Ustedes, en cambio, queridos hermanos, manténganse en el amor de Dios, edificándose sobre la base de su santísima fe y orando en el Espíritu Santo, mientras esperan que nuestro Señor Jesucristo, en su misericordia, les conceda vida eterna.

Gálatas 6:9-10, NVI
9 No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos.10 Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe.

Juan 3:16, NVI
16 »Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.

Dios los bendiga por siempre, Cristo les permita conocer cada día más del amor que El siente por su familia. Amén.