lunes, 29 de diciembre de 2008

¡Más que vencedores!


Estoy seguro de que… ni potestades, ni lo presente,ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios,que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Romanos 8:38-39.

Las cosas que ocurren a nuestro alrededor y aún las que van a suceder no nos pueden separar del amor de Dios.
Hay guerras y desastres naturales pero no desmayemos por eso, pues el amor de Dios permanece con los creyentes.
Respecto a las potestades, podemos pensar en poderes espirituales que tratan de socavar nuestra fe de una manera muy sutil, procurando que empecemos a dudar de la verdad de Dios.
El amor de Dios siempre es más grande.
Tampoco nos dejemos deslumbrar por los logros del hombre, quien en su orgullo quiere ascender cada vez más en todos los campos.
El amor de Dios está muy por encima de ello. Cristo Jesús, nuestro Señor, “subió por encima de todos los cielos” (Efesios 4:10). Allí tomó el lugar a la diestra de Dios, como vencedor.
¿Puede una caída profunda después de la conversión separarnos del amor de Dios?
Por hondo que hayamos resbalado, allí también está el amor de Dios en Cristo Jesús, nuestro Señor. La conciencia de ese amor nos llevará a confesar nuestra falta para volver lo más pronto posible a gozar de la comunión con el Padre.
Realmente no hay nada ni nadie que pueda separarnos del amor de Dios, ese amor en Cristo Jesús, nuestro Señor, que él manifiesta cada día de una manera tan sobresaliente a todos los suyos.
Fuente:LaBuenaSemilla.net

sábado, 27 de diciembre de 2008

Cuando el hombre escucha, Dios habla


María… sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra.
Lucas 10:39

Si alguno tiene oídos para oír, oiga.
Marcos 7:16

Esta corta frase es importante. Escuchar, ¿no es el menor signo de respeto por parte de la criatura hacia su Creador? Esto quiere decir prestar oído con atención.

Por nuestra parte supone una implicación más intensa que el simple hecho de oír.

La Biblia nos invita a escuchar lo que Dios dice, sobre todo respecto a la salvación de nuestra alma. Somos pecadores, pero mediante su sacrificio en la cruz del Calvario Jesús, el Hijo unigénito de Dios, soportó en nuestro lugar el castigo que merecíamos. “Oíd, y vivirá vuestra alma” (55:3), escribió el profeta Isaías siglos antes de Cristo.

Cuando alguien ha creído en Jesús y ha recibido la vida divina, debe comportarse de una manera digna del Señor para agradarle en todo (Colosenses 1:10). Por eso para esta persona es importante escuchar, conducida por el Espíritu Santo, lo que la Palabra de Dios le revela, para que siga en la buena dirección.

El camino está sembrado de trampas, y Satanás, el enemigo de los hombres, tratará de hacernos tropezar. Entonces, hagamos como el joven rey Salomón: en su oración pedía a Dios “un corazón entendido” para hacer frente a sus responsabilidades (1 Reyes 3:9).

No olvidemos lo que dice el apóstol Santiago: “Todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse” (Santiago 1:19).

Cuando el hombre escucha, Dios habla. El que no quiere escucharle, escuchará entonces la voz del enemigo de nuestras almas.

Fuente: LaBuenaSemilla.net

¿Qué es la Iglesia?


La casa de Dios… es la iglesia del Dios viviente,columna y baluarte de la verdad.
1 Timoteo 3:15.
La iglesia… es su cuerpo,la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.
Efesios 1:23.
A propósito de la Iglesia, las opiniones son muy variadas. Pero, ¿se puede hablar de «la Iglesia» cuando hay tantas comunidades que se dan el nombre de iglesia, además de dárselo a un edificio? ¿Qué dice la Biblia al respecto? Para ella la Iglesia es una.
Es el conjunto de todos los que han creído en Jesucristo. El Espíritu Santo los ha sellado, es decir, los ha marcado para constatar que pertenecen a Dios, y los ha unido en Cristo.
La Escritura emplea tres imágenes para hablar de la Iglesia tal como Dios la ve. Cada una subraya su unidad fundamental. La casa de Dios: la Iglesia es por supuesto un edificio espiritual, cuyo constructor es Cristo.
Cada piedra representa a un creyente. Dios habita en ella mediante su Espíritu y allí recibe reconocimiento y alabanza en armonioso orden. El cuerpo de Cristo: es un organismo espiritual compuesto por una multitud de miembros.
Cada creyente es un miembro unido por el Espíritu Santo a la cabeza, que es Cristo glorificado en el cielo. Todos los miembros dependen unos de otros para la vida colectiva, el alimento espiritual, el servicio al Señor, las alegrías y las penas. Cada uno debe permanecer sujeto a la cabeza, la cual coordina el conjunto.
La esposa de Cristo: éste es el lado afectivo. Cristo dio su vida por la Iglesia, la ama, la alimenta y la purifica hasta el momento en que se la presente completa y perfecta. En respuesta, la Iglesia ama a Cristo y se sujeta a Él.
Fuente: LaBuenaSemilla.net

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Navidad


Celebra el nacimiento de Jesús

¿Por qué celebramos el nacimiento de Jesús de una forma tan diferente a como celebramos otros nacimientos?

Cuando se trata de honrar a figuras históricas para las cuales se ha apartado un día, no pensamos en esas personas cuando eran bebés.

No tenemos fotos del pequeños Abraham Lincoln en su cabaña de Kentucky. No, lo recordamos por las contribuciones que hizo de adulto.

Sin embargo, en el caso de Jesús, es apropiado que lo celebremos como niño. Piénsalo. Cuando nació, los pastores fueron a honrarlo (Lc 2:15, 16).

Después, unos magos del Oriente le llevaron regalos (Mt. 2:8-12). Estas personas no tenían ni idea de lo que Cristo lograría posteriormente de adulto.

Pero hicieron lo correcto, porque el nacimiento de Jesús fue el acontecimiento más extraordinario de la historia humana.¡Qué asombroso! Dios en forma humana.

El Creador del universo visitando este planeta. Nunca dudemos en celebrar este bebé en Navidad. Maravíllate de su encarnación. Expresa tu asombro ante un bebé que creó a sus adoradores.

Luego, contempla admirado, porque la historia se pone aún mejor. Este bebé se hizo hombre, vivió una vida perfecta y murió voluntariamente por tus pecados y los míos.

Celebra al bebé y confía en el Salvador. Así es como se completa la navidad.

Lucas 2:11 Porque os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor.

Fuente: Nuestro Pan Diario 2005

jueves, 18 de diciembre de 2008

Joyas del pensamiento


1. Los caminos del hombre llevan a un fin sin esperanza... los de Dios, a una esperanza sin fin.

2. El mucho arrodillarnos nos mantendrá en buena condición.

3. Quien se arrodilla delante de Dios puede estar de pie frente a todos.

4. ¡Ejercitémonos diariamente! Caminemos con el Señor.

5. En la narración de la vida, el diablo podrá ser una coma, pero nunca le permitamos ser el punto.

6. No pongamos un signo de interrogación donde Dios ha colocado un punto.

7. Al orar, no demos instrucciones a Dios, simplemente pongámonos a Su servicio.

8. No esperemos que seis hombres fuertes nos lleven (cargando dentro de una caja) a la iglesia.

9. Advertencia: la exposición al Hijo pudiera prevenir que nos quemásemos.

10. No pretendamos cambiar el mensaje de Dios... permitamos que este nos cambie a nosotros.

11. Cuando Dios ordena, Él sustenta.

12. La mayoría de la gente quiere servir a Dios, pero en un rol asesor.

13. Nunca le demos al diablo un aventón... él siempre querrá conducir.

14. La preocupación es el cuarto de revelado en el que lo negativo se revela.

15. Nada arruina tanto la verdad como el estirarla.

16. Seamos pescadores de hombres... nosotros los pescamos y Dios los limpia.

Dios no llama a los calificados, sino que califica a los llamados.

Enviado por Rick Widdison, Fuente: www.gcfl.com

martes, 16 de diciembre de 2008

El papel de los padres: Amar


Amar y ser amado es la necesidad emocional más fuerte que puede tener un ser humano, sin importar si es chico o grande. La forma en la que damos o manifestar amor a nuestros hijos los va a marcar de manera profunda, ya sea positiva o negativamente.

Tito 2:3-4
A las ancianas, enséñales que sean reverentes en su conducta, y no calumniadoras ni adictas al mucho vino. Deben enseñar lo bueno y aconsejar a las jóvenes a amar a sus esposos y a sus hijos
¿Qué es el amor en la relación padres-hijos?

El amor es una respuesta, sentimiento, emoción, actitud, etc., que se puede aprender; el niño nace con un inmenso potencial para amar, pero ese potencial debe ser cultivado, formado y enfocado en su niñez y esa es una tarea que deben de llevar a cabo los padres.

El amor puede ser una decisión, es muy fácil amar a un niño bueno, amable y obediente, pero ¿Qué pasa si el niño es algo rebelde?, si el amor “ágape” e incondicional de Dios vive en nosotros, entonces Dios mismo nos da la capacidad, determinación y la decisión de amar a nuestros hijos.

El amor debe ser expresado, pero ¿Cómo le expresan ustedes amor a sus hijos?, el amor se puede expresar con palabras, acciones, actitudes, gestos, caricias, etc. ¿Saben tus hijos que los amas?.

Para un niño, al igual que para muchos adultos, es importante el sentir el amor de manera palpable, no basta con pensar “mi hijo sabe que lo amo por el simple hecho de que es mi hijo, no necesito estárselo diciendo”, la verdad es que para fortalecer la autoestima, y muchas otras actitudes positivas es importante que el niño, sienta ese amor de diferentes maneras.

Ningún hijo es demasiado grande para que le expresemos nuestro amor, jamás dejen de expresarle su amor a sus hijos.

“Podemos expresar amor a nuestros hijos sin necesidad de gastar dinero, pero no podemos expresar amor sin invertir algo de nuestro tiempo”.

Es importante que padres e hijos tengan interés en sus asuntos de manera mutua, los papás deben estar al tanto por ejemplo de las actividades deportivas en que sus hijos participen, de igual manera los hijos pueden acompañar a sus padres a hacer las compras de despensa, etc., ¿en que cosas podemos interactuar padres e hijos?

“Usted puede dar sin amar, pero no puede amar sin dar”, ¿Qué le están dando a sus hijos?, ¿amor o cosas materiales o de plano ni lo uno ni lo otro?

Amar es igual a proveer las necesidades de la gente que amamos, en este caso de nuestros hijos.

2 Corintios 12:14
Miren que por tercera vez estoy listo para visitarlos, y no les seré una carga, pues no me interesa lo que ustedes tienen sino lo que ustedes son. Después de todo, no son los hijos los que deben ahorrar para los padres, sino los padres para los hijos.

Mateo 7:11
Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en el cielo dará cosas buenas a los que le pidan!

1 Timoteo 5:8
El que no provee para los suyos, y sobre todo para los de su propia casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo.

Los padres tienen la obligación de proveer lo necesario para cubrir las necesidades materiales, emocionales y espirituales de sus hijos. Sin caer en los excesos en ningún sentido.

El amor incondicional incluye dar aceptación y seguridad.

Acepta a tu hijo tal y como es.
Cada hijo posee una personalidad propia que hay que aprender a respetar. A veces los padres se sienten defraudados porque su hijo no parece mostrar esas cualidades que ellos ansiaban ver reflejadas en él; entonces se ponen nerviosos y experimentan una cierta sensación de rechazo, que llega a ser muy frustrante para todos.

Pero el niño debe ser aceptado y querido tal y como es, sin tratar de cambiar sus aptitudes. No hay que crear demasiadas expectativas con respecto a los hijos ni hacer planes de futuro. Nuestros deseos no tienen por qué coincidir con sus preferencias.

Reconozcan a cada uno se sus hijos como personas únicas e irrepetibles, cada uno tiene diferentes aptitudes, fortalezas, gustos, debilidades, etc., no quieran que un hijo sea igual a otro, mucho menos traten de compararlos al grado de que hieran sus sentimientos, aprendamos a aceptar a nuestros hijos y a valorarlos de manera individual.

Deja que tu hijo sepa que el es un gozo para ti, un regalo de Dios, una herencia del Señor. Jamás permitas que el niño sienta que llegó a este mundo siendo “no querido o deseado”.

Todos los padres quieren a sus hijos pero ¿se lo demuestran cada día?, ¿les dicen que ellos son lo más importante que tienen, lo mejor que les ha pasado en la vida?

Está demostrado; los padres que no escatiman besos y caricias tienen hijos más felices que se muestran cariñosos con los demás y son más pacientes con sus compañeros de juegos. Hacerles ver que nuestro amor es incondicional y que no está sujeto a las circunstancias, sus acciones o su manera de comportarse será vital también para el futuro. Sólo quien recibe amor es capaz de transmitirlo.

Debemos mantener una relación de honestidad y respeto con nuestros hijos, ya que nosotros somos imperfectos como adultos y como padres, no esperemos que ellos sean perfectos, no está mal el querer que ellos sean mejores que nosotros, pero que esa situación no nos aleje de nuestros hijos en lugar de acercarnos.

Hablemos con franqueza con ellos, de nuestros temores y nuestros temores, de sus existos y nuestros éxitos, obviamente cuidando el lenguaje o los temas de acuerdo a su edad.

Si ellos nos hablan de sus temores, en lugar de burlarnos de ellos o reprenderlos, busquemos orientarlos y ayudarlos.

Escuchen a sus hijos con mucha atención, esa es una gran manera de expresarles nuestro amor.

Traten a sus hijos como a una persona de valor, no los menosprecien, no los humillen, no los hagan sentir menos, no abusen de su posición de padres, ya que si ellos ven que nos “aprovechamos de los pequeños”, ellos podrían actuar de igual manera en el futuro. Los niños se forman en base a sus experiencias y en base a las palabras que sembramos en ellos, entonces sembremos siempre palabras positivas y de aliento.

De a su hijo seguridad, ¿tu hijo se siente seguro a tu lado, en tu casa?, ¿le inspiras respeto o miedo?.
El hogar del niño, su familia y sus padres, deben ser los sitios en los que el niño encuentre siempre cobijo y seguridad.

Seis factores positivos que crean un ambiente o sentido de seguridad en un niño.
1. Amor entre padre y madre.
2. Unidad familiar
3. Una rutina normal, o una vida ordenada
4. Una disciplina adecuada
5. El contacto físico, expresión de amor palpable.
6. El sentido de pertenencia.

Los padres en ocasiones abusan de su amor, piensan que sus hijos son solo para ellos, pero recordemos que Dios nos lo ha dado en préstamo. No seamos egoístas, no les cortemos sus derechos y sueños para imponerles los nuestros. El amor verdadero hace que nos interesemos por ellos, antes que por nosotros mismos.

Como una nuestra de amor a nuestros hijos enseñémosles a amar a Dios, una familia que está llena de amor busca participar de diversas maneras en las cosas del Señor, ese trabajo juntos nos unirá más y nos hará amarnos más por medio del amor que Dios nos manifiesta día con día.

¿Qué harán a partir de hoy para expresar de manera más clara el amor por sus hijos?.

Amén.

Bibliografía: El plan de Dios para la Familia, Victor Richards

Se como las estrellas que brillan

En medio de una generación maligna y perversa… resplandecéis como luminares en el mundo, asidos de la palabra de vida.
Filipenses 2:15-16


Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
Mateo 5:16

Cuando Dios creó el mundo, colocó los astros en el cielo “para alumbrar sobre la tierra” (Génesis 1:15).

Hoy en día él coloca a los cristianos como lámparas en medio de las tinieblas morales del mundo.En primer lugar una estrella es un objeto celestial.

Los creyentes recibieron un llamado celestial y su ciudadanía es celestial (Filipenses 3:14-20).

Su presencia en el mundo debería incitar a sus contemporáneos a levantar los ojos hacia el gran Dios de los cielos, sabio y poderoso, de quien dependen las leyes que rigen el equilibrio del universo… y al mismo tiempo pesa todas las acciones de los hombres.

En la noche de este mundo cada creyente recibió un lugar y un resplandor particular: “Una estrella es diferente de otra en gloria” (1 Corintios 15:41).

Dios dio a cada uno determinadas capacidades. ¡A nosotros nos corresponde ponerlas a su servicio!Las estrellas son guías para el navegante durante la noche. Si estamos en nuestro debido lugar, cumpliendo con la misión que el Señor nos ha confiado, mostramos la buena dirección a los que nos observan.

Por medio de su número, las estrellas recuerdan al cristiano que no está solo. Esto nos coloca en nuestro modesto lugar y nos conduce a orar por todos los que el Señor rescató.

A partir de hoy tú debes ser como una estrella, deja que tu brillo ilumine la vida de los demás.

Amén

Fuente: LaBuenaSemilla.net

lunes, 15 de diciembre de 2008

Completa paz


Confianza para arrojarse al vacío.


Encomienda al Señor tu camino, y confía en él; y él hará.
Salmo 37:5

Yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito.
2 Timoteo 1:12

Mientras el paracaidista no se haya lanzado al vacío, no puede sentir las cuerdas del paracaídas que lo sostiene. Primeramente debe dar el salto como principio de confianza, y sólo después constatará que es llevado.

Asimismo, mientras no confiemos verdaderamente en la Providencia divina para nuestras necesidades, no podremos experimentar sus efectos en nuestra vida.

De hecho, nos cuesta confiar. Las promesas del Evangelio no nos bastan, queremos ver, por lo menos un poco, para creer. Pero sólo podemos conocer la ayuda de Dios si le damos la oportunidad de manifestarse.

Siempre debemos, pues, dar el primer paso en el camino de la fe. Para eso no hemos de calcular y prever todo, ni procurar resolver todo por nosotros mismos. Sencillamente debemos apoyarnos en el Señor.

Por supuesto, hemos de ser sensatos, precavidos, calcular nuestros gastos y pensar en nuestro porvenir, pero todo depende del estado de ánimo en el que lo hacemos.

Por miedo a quedarnos sin lo necesario, en el fondo por falta de confianza en Dios, podemos programar todo por adelantado hasta con respecto a los menores detalles.

Pero lo que honra al Señor es que preveamos sin inquietud lo que es legítimo y que nos entreguemos a Dios, quien proveerá lo que nos haga falta, incluso lo que supera nuestras posibilidades humanas naturales

Al que puede hacer muchísimo más que todo lo que podamos imaginarnos o pedir, por el poder que obra eficazmente en nosotros
Efesios 3:20.

Fuente: LaBuenaSemilla.net

sábado, 13 de diciembre de 2008

Supersticiones


Serán vueltos atrás y en extremo confundidos los que confían en ídolos,y dicen a las imágenes de fundición: Vosotros sois nuestros dioses.
Isaías 42:17.

(Dios) nos ha librado de la potestad de las tinieblas.
Colosenses 1:13.

–Señora, dijo el médico, vamos a fijar la fecha de su operación. ¿Tal vez el próximo viernes? –Esto me conviene, respondió la paciente, ¿será el…? –El 13, señora: –Oh doctor, ¡un viernes 13! Prefiero esperar un poco.

¿Por qué cree esta señora que una fecha trae mala suerte? ¿Por qué muchos hoteles no tienen una habitación 13 y a algunos inmuebles les falta el piso 13?
Porque hay muchas personas supersticiosas (por ejemplo en ciertos países la gente teme el número 13 o el viernes 13). Horóscopos, videncia, amuletos, ocultismo, fetiches, etc.: nuestro mundo moderno acoge cualquier cosa sin hacerse preguntas ni reflexionar.

Sin embargo, es necesario saber que aquel que se interesa o participa en tales cosas no sólo le da la espalda a Dios, sino que además se pone bajo la dependencia de poderes ocultos. Sin darse cuenta se hace esclavo de temores supersticiosos y mentirosos y aún por encima pierde su tiempo y su dinero.

¿Cómo liberarse de esa influencia?

Volviéndose a Jesucristo. Sólo él tiene autoridad sobre el mundo espiritual, porque venció al diablo en la cruz y quiere librar a aquel que es esclavo de ese poder dañino. El Señor tiene todos los derechos sobre el creyente.

Fuente: LaBuenaSemilla.net

lunes, 8 de diciembre de 2008

Así dice la Escritura


Esperaré en Su Palabra


“Acuérdate de la palabra dada a tu siervo, en la cuál me has hecho esperar”
Salmo 119:49

Cualquiera que sea la necesidad que pueda tener hoy en mi vida siempre podré encontrar una promesa en la Palabra de Dios, que fácilmente se puede adaptar a esa necesidad. Si me siento sin fuerza y cansado, encuentro una promesa como esta: Él da fuerza al cansado y aliento al de poco ánimo.

Cuando leo una promesa como esa siento el respaldo no solamente de la promesa, sino de aquel que dio la promesa. Si me siento solo y abandonado , él me dice: No te dejaré, ni te desampararé, y esa promesa me hace recordar a aquel quién la dijo. Sé que él no miente. Sé que él jamás dice algo que luego no cumple, Dios siempre cumple todo lo que promete.

Si hoy tengo hambre de Dios, deseo buscarle con todo mi corazón y alimentarme de su bondad, encuentro entonces está promesa...Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Con estas promesas no solo encuentro fuerza y seguridad sino que me hacen decir como el salmista: Acuérdate de la palabra que haz dado a tu siervo, en la cual me has hecho esperar.

Puedo llegar con seguridad, confianza y con mucho respecto ante el trono de su gracia y decirle, Señor tu lo has dicho, he creído en tu palabra y en ella he esperado, y al expresarlo mi alma se llena de confianza y seguridad.
Hoy puedo esperar en las promesas de Dios y estar seguro que nunca quedaré defraudado. Su palabra permanece para Siempre y ella me hace estar confiado.

Si hoy me siento desconsolado porque el pecado me ha llevado por camino de tristeza y mis rebeliones parecen aumentar, su promesa llega a mi para decirme: Yo deshice como a nube tus rebeliones, como a niebla tus pecados, vuélvete a mi. Jesús ha dicho claramente, el cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasaran. Sus promesas son como una fortaleza en medio de las dificultades y angustias diarias de la vida.

La vida a veces me sorprende, más en medio de esas sorpresas la Palabra de Dios también me sorprende con una o varias promesas que se ajustan preciosamente a la sorpresa de la vida. Con Dios, las sorpresas de la vida no me asustan, más las sorpresas de Dios me asombran.

Señor, Gracias por tus preciosas y grandísimas sorpresas, esas sorpresas son promesas y en esas promesas yo siempre puedo estar confiado. Una promesa tuya es como un cheque girado a mi nombre por el Presidente de un banco. Tu eres el creador del universo y de mi vida.

Tus promesas las puedo hacer efectivas en la realidad de tu presencia. En ellos puedo descansar. Siempre tus palabras llegan en el momento más necesitado de mi vida y en esa promesa encuentro fe. Amén.
Fuente: Dr. Serafín Contreras Galeano.
www.serafincontreras.com

Hoy…Decido Amar Con Amor Redentor


“Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también amarnos los unos a los otros”

1 Juan 4:11

Hoy Dios me manda a amar a otros. Dios no me pide que los ame naturalmente, porque quizá en mi naturaleza me cuesta o no encuentro amor allí en ese terreno natural, pero él me pide que los ame con el amor redentor. Amor redentor es la clase de amor con la que Dios me ama.

Esta clase de amor esta demostrado en la vida del profeta Oseas. La esposa del profeta lo dejo a él y se fue a vivir con otro hombre y Oseas tuvo la humillante experiencia de comprarla de regreso para él desde la triste condición de adultera.

Que experiencia es comprar otra vez lo que ya es suyo. Este es el cuadro hermoso del amor redentor de Dios. Nos compró con la sangre de Jesús a pesar de que ya éramos suyos.

El amor redentor no conoce la vergüenza, ni está interesado en que lo amen, ni está basado en los sentimientos. Jesús no tuvo compasión de si mismo cuando estaba en la Cruz y por lo tanto jamás dijo: Oh , pobre de mi..

Oseas cuando compró a su esposa de regreso, tomo el pecado de ella y la desgracia de ella como suyo propio y por amor redentor a ella, la tomó, pagó la deuda voluntariamente y la trajo segura a casa otra vez.

El amor redentor me ata a los otros y me hace permanecer a la lado a pesar de …..La esposa de Oseas, nunca más dejo a su esposo Oseas.

El amor redentor es la atadura más fuerte que puede existir en este mundo carente de amor. Hoy el Señor quiere que yo amé con ese amor redentor.

Hoy no puedo copiar el amor redentor de Dios. No es asunto de tratar de hacer un esfuerzo para hacerlo, porque ese sería el amor natural. Yo no puedo determinar cuando amo a los otros. Por eso Pablo dijo hablando del matrimonio que los esposos deben amar a la esposa como Cristo amó a a la Iglesia.

Mi única esperanza está en recibir y expresar el amor redentor de Dios. Ese amor es derramado en mi corazón por el Espíritu Santo y entonces la más natural de mis relaciones llega a estar bajo el amor espiritual y redentor de Dios.

Por eso es que el apóstol Juan dice: “Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también amarnos los unos a los otros” 1 Juan 4:11. Hoy me acerco para que Dios derrame ese amor redentor dentro de mi ser para tocar a otros con ese amor.

Señor. Gracias por tu amor redentor que me ha alcanzado. Yo hoy quiero caminar en ese amor y tocar a otros con ese amor. Ayúdame a acercarme a ti de tal manera que pueda permitir que el Espíritu Santo me bautice internamente con ese amor redentor para así compartirlo con todos aquellos que hoy me rodeen. En tu amor, yo encuentro amor y en tu amor…yo comparto el amor redentor. Amén.

Fuente: Dr. Serafìn Contreras Galeano.
www.serafincontreras.com

domingo, 7 de diciembre de 2008

El Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad


El Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad;pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos,pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
Romanos 8:26.

Dios quiere que vivamos en esperanza, que estemos orientados hacia el futuro. En el futuro la salvación estará completa; el pecado ya no podrá afectar nuestra alma ni nuestro cuerpo. Esa salvación completa aún no ha llegado. Si así fuera, ya no necesitaríamos aguardar nada. Aunque todavía no hemos visto aquello que esperamos, estamos seguros de que vendrá.

Pero como todavía no lo tenemos y aún debemos aguardar, necesitamos paciencia. Quizás esa espera se alargue un poco. Es posible que nos cansemos de esperar. Entonces es maravilloso saber que el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad.

Podemos tener momentos o períodos más difíciles, en los que no sabemos cómo contarle a Dios lo que sentimos. No logramos encontrar las palabras adecuadas, pero el Espíritu que habita en nosotros conoce nuestros sentimientos.

Él se identifica con lo que sentimos y es conocedor del pecado que nos es necesario juzgar continuamente en nosotros mismos. Le cuenta a Dios lo que no podemos expresar con palabras.

Lo que el Espíritu le dice a Dios nunca se transmite mal. El Espíritu sabe a la perfección cómo debe contarle a Dios todas nuestras experiencias difíciles y nuestras preocupaciones apremiantes.

¡Qué bueno es Dios, quien puso a nuestra disposición un Consolador tan perfecto!

Pero cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta sino que dirá sólo lo que oiga y les anunciará las cosas por venir. Él me glorificará porque tomará de lo mío y se lo dará a conocer a ustedes.
Juan 16:13-14.
Fuente: LaBuenaSemilla.net

sábado, 6 de diciembre de 2008

¿Me amas?


No amemos de palabra ni de lengua,sino de hecho y en verdad.
1 Juan 3:18.

“¿Me amas?” Esta es la pregunta que Jesús formuló a Pedro después de que lo negó; es la pregunta clave que nos interpela a cada uno de nosotros, mediante la cual Jesús quiere quebrar el muro del pecado que nos separa de Dios y nos hace hallar el amor del Padre.

Al comienzo de nuestra vida cristiana Jesús nos formula esta pregunta. También nos la hace cuando nos hemos alejado de él.

En realidad nos la formula todos los días. ¿Me amas aún hoy, me amas por encima de todo? El Señor espera de nosotros un corazón ardiente de afecto, un amor sin límites.

Cuando todo va bien, quizá sea fácil amar a Jesús. Pero, ¿qué ocurre cuando los problemas vienen de improviso? ¿Permanece intacto nuestro amor por él?

Un cristiano que había sido encarcelado por difundir la Biblia pudo decir: –Valió la pena sufrir en la cárcel para que otros pudieran encontrar a Jesús. Este creyente no tenía en cuenta su interés personal. Pensaba en el bien espiritual de su prójimo. Como él, alguien que ama a Jesús procura el bien de los demás.

Si bien nuestro amor por el Señor se muestra primeramente al obedecer su Palabra, según dijo a sus discípulos: “El que me ama, mi palabra guardará” (Juan 14:15, 23), igualmente Jesús espera de nuestra parte no una simple palabra, sino hechos, un compromiso para él.

Cristianos, ¿qué hacemos de nuestro tiempo y de nuestro dinero? ¿Cómo ponemos en práctica nuestra fe? En realidad, la intensidad de nuestro amor está basado en el amor del Señor por nosotros.

“Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero”
1 Juan 4:19.

Fuente: LaBuenaSemilla.net

martes, 2 de diciembre de 2008

«Es muy creyente»


Esta expresión se emplea para designar a una persona religiosa, por ejemplo una que sigue asiduamente los servicios religiosos y es activa en su congregación. Generalmente suscita el respeto de sus allegados. Pero, ¿cuál es la apreciación de Dios para tales personas?
En ese campo, más que en cualquier otro, el parecer divino es lo esencial. La Palabra de Dios nunca habla de alguien que es más o menos creyente. Uno es o no es creyente.
La Biblia hace una clara diferencia entre los que han “nacido de nuevo”, como lo explica Jesús en Juan 3:3-6, y los que no lo son.
Humanamente, si alguien no está vivo, está muerto, y viceversa. En ningún caso pueden darse las dos cosas a la vez. Hay una frontera nítida entre estos dos estados. La cuestión, pues, no es saber si soy un poco creyente o muy creyente, sino si tengo la vida divina.
Esto no se refiere a mi vida natural, porque si puedo leer estas líneas, pruebo que estoy vivo. Pero, ¿tengo la vida de Dios? Dicho de otro modo, ¿tengo fe en su Hijo? Jesús es el Hijo de Dios.
Tener al Hijo es conocer a Jesús; no sólo como el Salvador del mundo, sino como mi Salvador personal, como aquel que resolvió el problema de mis pecados, los cuales me separaban de Dios.
Mis actividades religiosas no bastan para probar la realidad de mi relación con Dios.
En cambio, si tengo esa relación, es normal que como consecuencia haya frutos, para el bien de los demás y para la gloria de Dios.

El nuevo nacimiento


El nuevo nacimiento -- La nueva criatura -- La regeneración

¿A que le llamamos el nuevo nacimiento, qué es la nueva criatura, qué es la regeneración?

Juan 3:1-7
1 Había entre los fariseos un dirigente de los judíos llamado Nicodemo. 2 Éste fue de noche a visitar a Jesús.
—Rabí —le dijo—, sabemos que eres un maestro que ha venido de parte de Dios, porque nadie podría hacer las señales que tú haces si Dios no estuviera con él.
3 —De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios —dijo Jesús.
4 —¿Cómo puede uno nacer de nuevo siendo ya viejo? —preguntó Nicodemo—. ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y volver a nacer?
5 —Yo te aseguro que quien no nazca de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios —respondió Jesús—.6 Lo que nace del cuerpo es cuerpo; lo que nace del Espíritu es espíritu.7 No te sorprendas de que te haya dicho: "Tienen que nacer de nuevo."

La regeneración o el nacimiento espiritual es una de las bases o premisas fundamentales de la Fe cristiana. Sin el nuevo nacimiento no es posible ver el reino de Dios, es decir recibir la vida eterna y la salvación por medio de Jesucristo.

¿Quizá en este momento pudiera parecer confuso eso de nacer de nuevo?, pero no se preocupen, pensemos que Nicodemo no era ningún improvisado, El era un fariseo, un dignatario del pueblo judío, seguramente era muy instruido en las cosas de la Ley de Dios, sin embargo no entendía lo que Jesús le decía con respecto a nacer de nuevo.

Juan 3:8-10
8 El viento sopla por donde quiere, y lo oyes silbar, aunque ignoras de dónde viene y a dónde va. Lo mismo pasa con todo el que nace del Espíritu.
9 Nicodemo replicó: —¿Cómo es posible que esto suceda?
10 —Tú eres maestro de Israel, ¿y no entiendes estas cosas? —Respondió Jesús—.

Nicodemo no entendía lo que Jesús le decía, porque su corazón no estaba preparado para entenderlo, porque su espíritu era un espíritu nacido de la carne, no de Dios.

Muchas personas pueden asistir a un servicio y en medio de la emoción del momento pueden reconocer que Cristo es su Salvador.

Otras personas se pueden encontrar en medio de un quebranto y confesar que su situación es más fuerte que ellos y que solo podrán seguir adelante con la ayuda de Dios.

Muchas personas tienen la dicha de nacer en medio de una familia cristiana y se consideran a si mismos cristianos de nacimiento.

¿Ustedes creen que el confesar a Cristo en un momento de debilidad o euforia o el nacer es un medio cristiano es suficiente par que podamos ser considerados nuevas criaturas?

Juan 1-12:13
12 Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios.13 Éstos no nacen de la sangre, ni por deseos naturales, ni por voluntad humana, sino que nacen de Dios.

Somos nuevas criaturas cuando decidimos que Dios gobierne nuestras vidas plenamente, cuando entregamos a El lo que fuimos, lo que somos y lo que seremos.

Somos nuevas criaturas y nos hemos regenerado, cuando permitimos que Cristo, por medio del Espíritu Santo, nos renueve por dentro y por fuera.

Una vez que confesamos con nuestra boca y con nuestro corazón que Cristo es nuestro Salvador, estamos abriendo la puerta de nuestra vida a Dios, lo estamos invitando a que nos tome como sus hijos, no solo como una más de sus criaturas.

Cuando permitimos que Dios gobierne nuestra vida y le pedimos que nos transforme, El nos irá dando instrucciones sobre como debemos de comportarnos en cada paso que damos.

Dios mismo pondrá en nuestro corazón el deseo de cumplir con sus mandamientos, uno de ellos es el referente a llevar a cabo el bautismo, ¿Por qué es importante bautizarnos?, ¿tiene el bautismo algo que ver con el nuevo nacimiento?.

En efecto es importante, ya que el bautismo es un simbolismo mediante al cual estamos muriendo por unos instantes y somos sepultados, para posteriormente renacer o empezar a renacer como nuevas criaturas.

Cuando cumplimos con este mandato de Dios estamos permitiendo que Dios nos haga uno de los más grandes regalos que cualquier ser humano pueda recibir.

Hechos 2:38
—Arrepiéntase y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados —les contestó Pedro—, y recibirán el don del Espíritu Santo.

El Don del Espíritu Santo, eso es lo marca la verdadera diferencia entre ser o no ser una nueva criatura.

¿Creen ustedes que es importante el recibir por medio de un acto de obediencia sincera al Espíritu Santo?

Tito 3:4-6
Pero cuando se manifestaron la bondad y el amor de Dios nuestro Salvador, 5 él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia sino por su misericordia. Nos salvó mediante el lavamiento de la regeneración y de la renovación por el Espíritu Santo, 6 el cual fue derramado abundantemente sobre nosotros por medio de Jesucristo nuestro Salvador.

Una vez que he confesado a Cristo, que me he bautizado, que he hecho de la lectura de la Biblia parte de mis actividades cotidianas, de la oración parte de mi diario vivir, entonces estoy en camino correcto para ser transformado en una nueva criatura, para ser regenerado.

Yo creo que muy pocos o casi nadie puede decir con certeza en que día o en que momento exactamente fueron regenerados, quizá recuerden cuando iniciaron a cambiar y a ser nuevas personas por gracia de Dios, pero todos los que han pasado por ese camino sabrán que a cada paso existen, retos, dudas, tentaciones, piedras que quieren hacerles tropezar, pero todo lo podrán superar, porque Cristo mismo los fortalece.

¿Ustedes quieren ser nuevas criaturas o quieren ser las mismas criaturas de antes, quizá con uno que otro remiendo o resane?

Mateo 9:16-17
16 Nadie remienda un vestido viejo con un retazo de tela nueva, porque el remiendo fruncirá el vestido y la rotura se hará peor.17 Ni tampoco se echa vino nuevo en odres viejos. De hacerlo así, se reventarán los odres, se derramará el vino y los odres se arruinarán. Más bien, el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así ambos se conservan.

Dios no quiere poner las nuevas cosas buenas, dentro de las cosas viejas, El quiere que seamos hechos de nuevo para que podamos estar listos para recibir las cosas poderosas que El tiene preparadas para todos nosotros.

Recuerdan que Nicodemo no entendía lo que Jesús le decía, así mismo cuando no tenemos al Espíritu de Dios dentro de nosotros tampoco entendemos muchas cosas. Cuando renacemos en Cristo nos damos cuenta de que lo invisible a los ojos, se vuelve visible a nuestro corazón.

Romanos 6:3-4
3 ¿Acaso no saben ustedes que todos los que fuimos bautizados para unirnos con Cristo Jesús, en realidad fuimos bautizados para participar en su muerte? 4 Por tanto, mediante el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, a fin de que, así como Cristo resucitó por el poder del Padre, también nosotros llevemos una vida nueva.

Gálatas 2:20
20 He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí.

Necesitamos morir a lo que antes éramos, para poder estar preparados para lo que seremos.

La regeneración es necesaria para todos porque por medio de ella nos volvemos más humildes y sensibles. Una persona regenerada se siente ofendida ante la presencia del pecado. La nueva criatura comprende que debemos a Dios todo lo que somos y que no se mueve una sola hoja si El antes o lo ha permitido.

1 Corintios 2:14
14 El que no tiene el Espíritu no acepta lo que procede del Espíritu de Dios, pues para él es locura. No puede entenderlo, porque hay que discernirlo espiritualmente.

La regeneración no abre los ojos a las verdades divinas y nos hace darnos cuenta de que apartados de Cristo no somos nada y que solo podemos dar fruto si estamos en El. Recuerden que Cristo es la Vid y nosotros somos los pámpanos.

La regeneración se va dando de una manera gradual, pero ¿Cómo podemos saber si estamos siendo regenerados realmente?.

Gálatas 5:22-25
22 En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, 23 humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas. 24 Los que son de Cristo Jesús han crucificado la naturaleza pecaminosa, con sus pasiones y deseos. 25 Si el Espíritu nos da vida, andemos guiados por el Espíritu.

Cuando el Espíritu Santo hace que demos estos frutos entonces podemos alegrarnos, ya que estamos en el camino correcto, en el camino que nos acerca a Dios.

¿Ustedes han sentido que ya están dando buenos frutos?

La regeneración nos aleja del pecado, podrá haber tentaciones, podrá haber momentos en que tropezamos y parece que vamos a caer, pero Dios nos sostiene con su mano derecha y nos dice al oído “Hijo mío, eres nueva criatura, camina en santidad”.

Efesios 4:22-24
Con respecto a la vida que antes llevaban, se les enseñó que debían quitarse el ropaje de la vieja naturaleza, la cual está corrompida por los deseos engañosos; 23 ser renovados en la actitud de su mente; 24 y ponerse el ropaje de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios, en verdadera justicia y santidad.

2 Corintios 5:17
17 Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!

Que maravilla es saber que somos gente nueva o que podemos aspirar a ser regenerados por Dios.

Dios solo quiere que pongamos un poco de nuestra parte cada día, El es quién puede hacer la obra en nosotros. “Quién comenzó la buena obra la terminará”, pero Dios quiere nuestra obediencia y nuestra participación activa, sincera y decidida en el proceso de regeneración de cada uno de nosotros.

Dios quiere que nos demos cuenta de que la verdadera renovación, el nuevo nacimiento solo se puede lograr cuando somos obedientes y buscamos ser como Cristo.

No basta asistir a la Iglesia, si es que no lo hacemos con un espíritu que agrade a Dios.

No basta con haber sido bautizado hoy, si mañana me olvido de mi compromiso con Cristo y sigo caminando por las mismas veredas torcidas que ayer.

No basta haber nacido en un hogar cristiano, si no llevo un sincero deseo de agradar a Dios en el corazón.

1 Juan 3:9-10
9 Ninguno que haya nacido de Dios practica el pecado, porque la semilla de Dios permanece en él; no puede practicar el pecado, porque ha nacido de Dios.10 Así distinguimos entre los hijos de Dios y los hijos del diablo: el que no practica la justicia no es hijo de Dios; ni tampoco lo es el que no ama a su hermano.

Romanos 12:2
No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.

Romanos 8:10-13
10 Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia.11 Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes.
12 Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa.13 Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán.


Yo te pregunto, ¿qué es lo que quieres para ti, vida o muerte?, ¿quieres vivir temporalmente para la carne o prefieres vivir eternamente en Cristo?.

¿Qué es más importante para ti, los placeres pasajeros o la esperanza de ver a Cristo cara a cara, de estar en su presencia y de alabarle por toda la eternidad?.

Hermano, solo tú sabes lo que guarda tu corazón, solo tú conoces las respuestas a las preguntas que te hice. Bueno eso es algo impreciso, porque aparte de ti, Dios también conoce lo que hay en tu corazón.

Desde aquí yo te invito a que decidas regenerarte, a que decidas ser una nueva criatura por gracia de Cristo y si es que ya eres un cristiano nacido de nuevo, te invito a que ayudes a otros a acercarse a Dios y a las bendiciones que El tiene preparadas para todos nosotros, bendiciones que hablan de vida, vida plena y abundante.

Dios los bendiga a todos.

Amén.

Nueva Creación


La redención de nuestro cuerpo


23 Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo.24 Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene?25 Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia.
Romanos 8:23-25

Al aceptar al Señor Jesucristo como su Salvador, experimentamos una renovación interior. Cuando nacimos de nuevo, recibimos los primeros frutos (las primicias) del Espíritu.

La nueva vida es una obra del Espíritu Santo. Somos una nueva creación (según 2 Corintios 5:17 y Gálatas 6:15), Dios nos ve vinculados de manera perfecta con Cristo y con su obra terminada.

Sólo falta que nuestro cuerpo sea liberado. Si observamos que nuestro cuerpo todavía puede estar cansado y enfermo y que todavía puede sufrir dolor, comprendemos, pues, que aún estamos ligados a la creación mediante nuestro cuerpo.
Esperamos y deseamos la redención de nuestro cuerpo, la cual ocurrirá cuando el Señor Jesús regrese para llevarnos a la casa del Padre.

Entonces Él, como Salvador, transformará el cuerpo de nuestra humillación en uno que se parece al que Él ya tiene ahora, un cuerpo glorificado (Filipenses 3:20-21).
Por eso, no nos dejemos confundir cuando alguien nos diga que si somos verdaderos creyentes nunca deberíamos estar enfermos.

La enfermedad entró en el mundo por el pecado. Es cierto que el pecado fue juzgado por Dios en Cristo, pero con eso no se han quitado todas sus consecuencias, ni en la creación ni en nuestro cuerpo.

Dios utiliza este hecho para mantener vivo nuestro deseo de entrar en la casa del Padre. Cuando todo marcha bien, desgraciadamente olvidamos con facilidad esa meta celestial.