martes, 31 de marzo de 2009

Ser cristiano es un título de gloria

A los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía.
Hechos 11:26


«Cristiano» significa discípulo de Cristo. En Antioquía, una de las grandes ciudades del mundo antiguo, se dio por primera vez este nombre a los que reconocían a Jesús como Cristo, el Salvador, a quien Dios había enviado.

Él trajo la gracia y la verdad, pero los hombres lo rechazaron y crucificaron. Murió, resucitó y fue elevado por Dios al cielo y luego predicado al mundo entero. No fueron los judíos quienes dieron ese nombre a los discípulos de Jesús de Nazaret, porque ellos rehusaron reconocer en Él al Mesías anunciado por los profetas. Mas la gracia de Dios había hecho difundir el Evangelio más allá de los límites de Israel.

La gente de las naciones limítrofes lo oían y creían en Él. Así, a este conjunto de creyentes, judíos de origen o gente de las naciones, fue dado ese nombre. Sin duda, a menudo fue empleado como burla: ¡Éstos son los que adoran a un crucificado como si fuese Dios! Pero qué título de gloria para esos discípulos, para todos los que creían en su Nombre.

Esta denominación, común a centenares de millones de personas desde hace siglos, perdió, con el uso, mucho de su verdadero significado. La cruz dejó de ser un objeto de burla, y numerosos cristianos perdieron su significado espiritual.
Aquellos que fuimos rescatados por Cristo tenemos la responsabilidad de llevar este nombre de una manera digna de él. “Si alguno padece como cristiano, no se avergüence” (1 Pedro 4:16).

¡Que el nombre de Cristo pueda ser honrado en nuestras vidas!
Fuente:LaBuenaSemilla.net

Pide, busca y llama


domingo, 29 de marzo de 2009

La voluntaria humillación del Señor


Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.
Efesios 5:2

El Señor Jesús vino voluntariamente a esta tierra para morir en la cruz por seres pecadores y para glorificar a Dios. Varios pasajes de la Palabra de Dios nos muestran su humillación y su entrega voluntaria:

Su encarnación: “se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres” (Filipenses 2:7).

Su humillación como hombre: “y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Filipenses 2:8).

Para la salvación de los seres humanos: “Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos” (1 Timoteo 2:5-6).

Por nuestros pecados: “Jesucristo, el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados” (Gálatas 1:3-4).

Para Dios: “Mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios” (Hebreos 9:14).

Nuestro Señor atravesó todas estas etapas de la humillación por voluntad propia. Pero respecto a su exaltación después de su muerte en la cruz, la Escritura nos dice: “Tampoco Cristo se glorificó a sí mismo” (Hebreos 5:5).

Dios, su Padre, fue quien lo exaltó y le dio toda la honra: “Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre” (Filipenses 2:9). “Operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío” (Efesios 1:20-21).

Fuente:LaBuenaSemilla.net

sábado, 28 de marzo de 2009

Lo Proclamaré Como Mi Salvador

Y ella tendrá un Hijo, y lo llamará Jesús (cuyo significado es Salvador) porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.
Mateo 1:21

La esperanza de una vida nueva comienza con Jesús. Jesús significa “ El Señor salva”. Jesús vino a la tierra para salvarnos porque nosotros mismos no podíamos salvarnos del pecado y sus consecuencias. Por muy buenos que nosotros creamos que somos, no podemos eliminar la naturaleza pecadora presente en todos nosotros.

Sólo Jesús puede hacer eso. Jesús no vino para ayudar a la gente a salvarse así mismos, él vino para ser el Salvador con poder. Hoy quiero agradecerle su obra de salvación por mi y quiero proclamarle como Salvador para que aquel que aún no le conoce le conozca y proceda al arrepentimiento.

La esperanza de una vida nueva está garantizada por la resurrección de Jesús. Nosotros podemos disfrutar de nuestra vida nueva en Cristo porque él nos unió con él en su muerte y en su resurrección.

Nuestros deseos perversos, nuestros cautiverios al pecado y nuestro amor al pecado, murieron en Jesús. Ahora, unido por la fe con él en su vida de resurrección, tenemos amistad con Dios y libertad en el Espíritu. Cuando estaba muerto en mis delitos y pecados y mis deseos pecadores aún no estaban cercenados, Dios nos dio una acción de libertad en la vida misma de Cristo y perdonó todos nuestros pecados y borró todas nuestros cargos en la justicia divina y lo destruyó clavándolo en la cruz.

Antes de que yo creyera en Cristo, mi vida era perversa, desobedecí, me rebelé e ignoré a Dios. Pero cuando me humillé ante Cristo y admití mi pecado él me dio una naturaleza nueva.
La pena de pecado que pesaba sobre mí, murió con Cristo en la cruz .

Después de salvarme, él no me sacó de este mundo ni me convirtió en un robot. A veces esa naturaleza vieja se rehusa a admitir su muerte y quiere seguir pecando. La diferencia está en que antes de Jesús salvarme yo era esclavo de mi naturaleza pecaminosa, pero ahora ya no soy esclavo, soy libre para decidir vivir para Cristo y su poder me ayuda a decidir.

Hoy es un gran día para decidir vivir para Cristo y no permitir que mi vieja naturaleza se baje de la cruz. No solo quiero disfrutar de esa libertad conseguida en la Cruz por mi amado Jesús, sino también quiero proclamarlo como el Salvador listo para salvar a quien llega humillado ante su presencia. Y este puede ser su día.

Señor Jesús, Gracias por dar tu vida por mi en la cruz del calvario para no solamente perdonarme sino también salvarme. Hoy quiero levantar mis manos y mi voz a ti en un canto de agradecimiento por ser mi Salvador.

Señor ayúdame a compartir con otros esta verdad y que otros te conozcan como el único Salvador . Solo en ti está la salvación para el alma perdida y atribulada.

Amén.

Fuente: Dr. Serafín Contreras Galeano.

Dios me ama


En esto consiste el amor:no en que nosotros hayamos amado a Dios,sino en que él nos amó a nosotros,y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados…Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.
1 Juan 4:10 y 19

Un día se le preguntó a un anciano si amaba al Señor Jesús. Su respuesta fue: –Sí, le amo, pero puedo decirle algo aún mejor: ¡Es él quien me ama! La felicidad de ese hombre, después de la experiencia de toda una vida, era lo que constataba el apóstol Juan quien, para hablar de sí mismo en el evangelio que escribió, empleó varias veces la expresión: “el discípulo a quien Jesús amaba” (Juan 13:23; 19:26; 20:2; 21:7).
En los primeros tiempos que siguen a la conversión, a menudo un nuevo creyente está lleno de amor y de celo por su Salvador. Luego, al pasar el tiempo, puede ocurrir que la tibieza y la tristeza de no experimentar los mismos sentimientos se instalen en su corazón. A veces el creyente incluso llega a dudar de si se ha convertido realmente.

Si esto ocurre, volvamos a colocarnos al pie de la cruz de nuestro Señor Jesucristo. Admiremos la manera en que él nos amó. Cuando todavía éramos sus enemigos, él murió para darnos la vida eterna.

Meditemos más en la inmensa bondad de Dios para con nosotros. No busquemos la paz y la felicidad en nuestros sentimientos (¡que son tan variables!) sino en la certeza de que Dios nos ama con un amor eterno e inmutable.

“Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia” (Jeremías 31:3).

Fuente:LaBuenaSemilla.net

(La Palabra) «Con el uso se revelará su poder»

Así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor.
Hechos 19:20

Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.
Juan 6:63

El físico italiano Volta (1745–1827) hizo importantes descubrimientos acerca de la electricidad. Cierto día, cuando hablaba con un grupo de científicos acerca de sus experiencias, se le interpeló diciéndole: –Su fluido (posteriormente llamado electricidad) es muy interesante, pero no vemos en qué podría ser utilizado.–Con el uso se revelará su poder, respondió Volta. Y el tiempo le dio la razón; hoy nadie lo puede poner en duda la utilidad de la electricidad.

Ocurre lo mismo con la Palabra de Dios: Con el uso se revela su poder. Cambió la historia y continúa teniendo mucho que decir a nuestra generación. Sigue siendo el libro más traducido y difundido.

Es el libro que transforma una vida para bien, cuando ésta recibe su mensaje. Su lectura cambia las maneras de ver, purifica las conciencias, comunica el divino remedio a los tan variados sufrimientos humanos y responde a las más angustiosas preguntas.

Pero es necesario utilizarla poniéndola en práctica, para que su poder se revele en nuestra vida. Porque la Escritura es una simiente que lleva en sí misma la vida de Dios.

Cuando un corazón que aspira a esa vida la recibe, ella germina y lleva fruto. Leer la Biblia con fe nos pone en contacto con Dios y nos trae la paz y una profunda dicha, porque Dios es la fuente de la vida. Él es el Dios bienaventurado y el Dios de paz.

Permítame hacerle una pregunta, querido lector: ¿Abrió su Biblia hoy?

Fuente:LaBuenaSemilla.net

viernes, 27 de marzo de 2009

Dios te escucha


Reflexiones sobre Dios


Alma mía, en Dios solamente reposa, porque de él es mi esperanza.Él solamente es mi roca y mi salvación. Es mi refugio, no resbalaré.En Dios está mi salvación y mi gloria.
Salmo 62:5-7

El ser humano es amado por un Dios: –que ama porque quiere amar,–que ama sin condición previa (no espera que el hombre lo ame primero), –que con su amor, transforma al hombre para hacer de él una criatura agradable a Dios.

Esta es la experiencia de cada cristiano, es decir, de cada una de las personas que han aceptado al Señor Jesús como su Salvador personal. El corazón del hombre no ha cambiado; los progresos de la civilización no lo han mejorado; solamente consiguieron vestirlo mejor, a fin de que el mal sea más atrayente, y uno no se avergüence más de él.

A veces basta la menor preocupación en las cosas de la vida para abatirnos e impedir que alabemos a Dios. Jesús, en el momento en que iba a ser entregado a la muerte, olvidándose de sí mismo con una divina tranquilidad, cantó un himno con sus discípulos (Marcos 14:26). Celebró a su Dios y se regocijó por anticipado de las consecuencias de la obra que iba a cumplir.

Un viento tempestuoso desarraiga los árboles, pero nunca se ha visto que un viento tempestuoso arranque una mata. “Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes” (1 Pedro 5:5). La humildad es la fuente de una vida feliz en compañía del Señor.

Fuente:LaBuenaSemilla.net

miércoles, 25 de marzo de 2009

Él por nosotros (Jesús por tí)

Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
Isaías 53:5

Esta profecía del Antiguo Testamento se refiere a nuestro Señor, a lo que Él sufrió en la cruz. Notemos a ese respecto lo que nos corresponde a nosotros y lo que fue su parte; no olvidemos que él era absolutamente inocente y soportó voluntariamente la ignominiosa muerte de cruz. El juez Pilato afirmó tres veces: “Ningún delito hallo en este hombre” (Lucas 23:4), antes de ceder a la demanda de la muchedumbre vociferante y entregárselo para que fuese crucificado.

El Señor Jesús mismo había dicho: “Yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo” (Juan 10:17-18).

Él estaba colgado en la cruz, cuando durante tres horas las tinieblas se extendieron sobre “toda la tierra” de Israel (Mateo 27:45). Durante ese tiempo, cargado con nuestras rebeliones, fue herido por la espada de Dios. Los golpes del juicio divino lo alcanzaron a causa de nuestros pecados.

Él tuvo que sufrir la muerte, paga del pecado, para hacer la paz entre los hombres y Dios, a quien habíamos ofendido con nuestras rebeliones. Por eso Jesús tuvo que soportar todo el castigo que merecíamos.

Para que pudiéramos obtener la salvación, era necesario que Él expiara nuestros pecados, llevando sobre sí la ira de Dios contra el pecado.

Sí, “por su llaga fuimos nosotros curados”, pero ¿Somos conscientes, aunque sea un poco, de cuán grande y dolorosa fue la obra redentora que el Señor cumplió por nosotros en su infinito amor?

Piensa, reflexiona, acepta y valora lo que Cristo hizo por tí.

Amén

Fuente: LaBuenaSemilla.net

viernes, 13 de marzo de 2009

Con todo tu corazón


Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón.
Proverbios 4:23

Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.
Mateo 22:37

En el sentido bíblico del término, el hombre es prácticamente identificado con su “corazón”, el cual representa lo más profundo que hay en él, el centro de su personalidad, el punto de convergencia de sus motivos, la fuente de sus fuerzas vitales, el segundo plano de su vida afectiva, de sus hechos, de su sabiduría y de toda comprensión e inteligencia.

Dios no mira nuestra apariencia, sino el interior de nuestro ser, el corazón. Conoce lo que pensamos, lo que amamos y sabe por qué obramos.

El Evangelio nos trae una buena nueva. ¡Dios quiere darnos un corazón nuevo! Esto es indispensable, porque desde que el pecado entró en el mundo, el corazón humano llegó a ser una fuente contaminada por el pecado.

Jesús dijo: “De dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez” (Marcos 7:21-22).

¡Cuánto necesitan ser purificados nuestros corazones! Dios cumple esta limpieza en cada uno de los que creen en Jesucristo (véase Hechos 15:9). Él da una vida nueva, su propia vida. ¿La necesita el lector?

Creyentes, ¿hay alguna esfera secreta, algún pecado escondido que quisiéramos no mostrar a Cristo? Antes de responder recuerden que no existe nada oculto para Dios, el todo lo sabe. Aquel que venció la fuente del mal también nos da los recursos para triunfar sobre ese mal que todavía toleramos en nosotros.

Pídele hoy mismo que te de un corazón limpio y puro para amarle solo a El. Amén.

Fuente: LaBuenaSemilla.net

lunes, 9 de marzo de 2009

Seguiré La Palabra de Verdad.


“Conságralos a ti mismo por medio de la verdad; tu palabra es la verdad”
Juan 17:17.

Feliz es aquel quien manifiesta la verdad en sí mismo, no en señales y palabras que se disipan, pero en lo que es realmente. Nuestras opiniones y nuestros sentidos frecuentemente nos engañan y nosotros discernimos muy poco tales cosas.

De qué sirve tener discusiones de asuntos intrincados y obscuros cuando en el día final seremos juzgados por otras cosas? Pero, la verdad es la Palabra de Dios y hoy necesito buscarla y seguirla, porque en la verdad de Dios yo mismo llego a ser santificado o consagrado al Señor. Tenemos ojos y a veces no vemos la verdad que está delante de nuestros ojos.

De qué sirven las múltiples preguntas de la Filosofía, si cuando me acerco a la Palabra de Verdad sólo lo hago para teorizar y no para seguir la verdad?

En la Palabra de Dios están contenidas todas las respuestas que la filosofía pueda hacer o que surgen de mi corazón entenebrecido. Pero sobre todo, no son las respuestas que puedo hallar en la Palabra de Dios, es que a través de ella yo puedo escuchar a Dios mismo que me habla. Sin su Palabra ningún hombre comprende o juzga rectamente.

A través de su Palabra Dios llega a todo y traza todas las cosas y ve todas las cosas y sólo él puede mitigar la sed del corazón humano y dar descanso y paz a la vida atribulada.

El Señor a través de su verdad me hace uno con él en un amor perpetuo. A veces me canso de todo lo que leo u oigo en este mundo en el cual me desenvuelvo, más cuando llego a la Palabra de verdad del Señor, entonces él disipa mi cansancio y reanima mi alma.

Ante su Palabra de verdad hasta el más simple de corazón llega a entender las profundidades de Dios, porque recibe luz y conocimiento desde el mismo cielo. El puro y simple no llega ser distraído por sus muchos quehaceres, porque cuando se acerca a la verdad de Dios, él llega a hacer todo para la honra de Dios, disfruta de paz interna y no busca ningún fin egoísta.

Finalmente quién se acerca a la Palabra de verdad llega a obtener el verdadero conocimiento de su personalidad en una trayectoria más segura porque es dada por Dios.

Hoy seguiré la verdad. Señor, Gracias por darme tu verdad. Hoy quiero seguir esa verdad en medio de un mundo saturado de mentiras. Tu Palabra me llena y me santifica. Amén.

Fuente: Dr. Serafín Contreras Galeano.

jueves, 5 de marzo de 2009

Brillar donde Dios nos colocó


Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres.
Mateo 5:14-16

Dios coloca a sus hijos aquí y allá en el mundo, como se colocan faroles en las calles de una ciudad. Pero al igual que las lámparas eléctricas, para dar luz es necesario estar en contacto con la fuente de energía.

El Señor Jesús advirtió a los suyos: “Separados de mí nada podéis hacer” (Juan 15:5). Evidentemente, las lámparas no se preocupan por el lugar donde fueron colocadas; lo importante es que den luz. El que las coloca en el lugar donde deben estar es el responsable.

En el sentido moral, la luz es la irradiación de la vida de Jesús en el mundo. Usted se halla en cierto vecindario, en un lugar de trabajo determinado, en condiciones que tal vez quisiera cambiar, pero que no son casuales. Dios lo colocó allí y sabe por qué lo hizo. Espera que usted reproduzca, y justamente en su entorno, las perfecciones morales de Jesús: bondad, humildad, dulzura, alegría, paciencia y abnegación.

Los que no leen la Palabra de Dios deben, de alguna manera, poder leerla mediante el testimonio de la vida de los creyentes. ¿Qué se necesita para esto? ¡Que la corriente pase! Permanecer en contacto con la fuente divina, mantener la comunión con el Padre y con el Hijo. La razón de ser del cristiano en la tierra es irradiar la luz de Cristo. ¡No faltemos, pues, a nuestra vocación!

Fuente:LaBuenaSemilla.net

martes, 3 de marzo de 2009

Busca a Dios


Imitaré A Cristo


“Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”
Juan 8:12

Hoy con estas palabras, el Señor me aconseja a imitar su vida y sus hábitos. Si hoy deseo verdaderamente ser iluminados y libre de toda ceguera de corazón, entonces necesito seguir al Señor e imitarlo en todos sus caminos.

La enseñanza de Cristo es más optima que todo el consejo de los santos y quién se abre al Espíritu Santo encontrará el mana oculto en él. Hoy hay muchos que oyen el evangelio frecuentemente pero muy poco siguen el ejemplo de Jesús.

Quién desee ser un instrumento de Dios necesita decorar su vida entera con la persona de Jesús y por ello es importante seguirlo e imitarlo.

De que serviría aprender la Biblia entera de memoria y los principios de todos los filósofos, sino no conozco los principios de la gracia y el amor de Dios y si no imitó en mi diario a caminar al Señor Jesús? Él es la razón de toda la existencia humana y a él puedo seguir con confianza y devoción total.

Vanidad de vanidades, todo es vanidad excepto amar a Dios y servirlo solo a él. Seguir a Jesús hoy es buscar el Reino de los cielos y hacer caso omiso a los llamados del mundo. Es vanidad buscar y confiar en las riquezas que perecen. Es vanidad cortejar el honor y alimentar el orgullo. Es vanidad seguir las lujurias del cuerpo y desear las cosas que a la larga producirán dolor y tristeza. Es vanidad el amor que pasa rápidamente y no mira el regocijo que viene del amor eterno que se encuentra solo en Jesús.

Hoy no quiero seguir las pasiones perversas y propias del mundo que manchan la conciencia y me hacen perder la gracia de Dios. Pero lo que si anhelo es seguir las pisadas de Jesús, mi Salvador quién me da el mejor a ejemplo para seguir y que impacta mi vida de una manera única y especial.

Seguirlo a él es tomar el camino más seguro que produce el mejor encanto en la vida.Señor, Gracias por darme la oportunidad de seguirte. El mejor ejemplo de la vida abundante lo encuentro en ti, Amado Jesús.

La vida es distinta cuando tenemos en ti el modelo a seguir, y en tu palabra dices que quién te sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.

Amén.

Autor: Dr. Serafín Contreras Galeano.
www.serafincontreras.com