jueves, 17 de diciembre de 2009

No quiero Ofender con Mis Labios

El señor es mi multiplicador

Dios usa tus manos

Jennifer acababa de escuchar un informe perturbador acerca de un aumento en los casos de depresión entre las mujeres. El informe citaba un incremento del alcoholismo relacionado con la depresión y una mayor dependencia en las drogas que requieren prescripción médica.

"Y, ¿qué estás haciendo al respecto, Señor?" --oró Jennifer.

Pero mientras más lo pensaba, más sentía que Dios le estaba pidiendo a ella que hiciese algo. Sin embargo, todo lo que podía ver eran sus propias limitaciones.

Para ayudarse a meditar sobre el asunto hizo una lista de algunas de las razones que le impedían tomar acción: timidez, temor de involucrarse, falta de tiempo, un corazón indiferente, sensación de no ser adecuada, temor al fracaso ¡una lista de cobardías!

Cuando terminó de hacer su lista era hora de recoger a los niños en la escuela. Se puso su abrigo y fue a buscar sus guantes. Los guantes estaban allí tirados, flácidos e inútiles hasta que ella deslizó las manos dentro. En ese momento se dio cuenta de que Dios no quería que pensase en sus limitaciones. Más bien quería poner Su poder en las manos de Jennifer y obrar por medio de ella, tal como los guantes se hacían útiles cuando ella entraba las manos.

¿Por qué nos sentimos inadecuados para la obra que Dios nos ha dado? Él quiere amar a los demás por medio de nosotros, "según el poder que actúa en nosotros" (Ef. 3:20).

El llamamiento de Dios a una tarea incluye la fortaleza para llevarla a cabo.

Efesios 3:20
Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros.

Fuente:RenuevoDePlenitud.com

Estrellas que Brillan


En medio de una generación maligna y perversa…resplandecéis como luminares en el mundo,asidos de la palabra de vida.
Filipenses 2:15-16.

Así alumbre vuestra luz delante de los hombres,para que vean vuestras buenas obras,y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
Mateo 5:16.

Cuando Dios creó el mundo, colocó los astros en el cielo “para alumbrar sobre la tierra” (Génesis 1:15).

Hoy en día él coloca a los cristianos como lámparas en medio de las tinieblas morales del mundo.

En primer lugar una estrella es un objeto celestial. Los creyentes recibieron un llamado celestial y su ciudadanía es celestial (Filipenses 3:14-20). Su presencia en el mundo debería incitar a sus contemporáneos a levantar los ojos hacia el gran Dios de los cielos, sabio y poderoso, de quien dependen las leyes que rigen el equilibrio del universo… y al mismo tiempo pesa todas las acciones de los hombres.

En la noche de este mundo cada creyente recibió un lugar y un resplandor particular: “Una estrella es diferente de otra en gloria” (1 Corintios 15:41). Dios dio a cada uno determinadas capacidades. ¡A nosotros nos corresponde ponerlas a su servicio!

Las estrellas son guías para el navegante durante la noche. Si estamos en nuestro debido lugar, cumpliendo con la misión que el Señor nos ha confiado, mostramos la buena dirección a los que nos observan.

Por medio de su número, las estrellas recuerdan al cristiano que no está solo. Esto nos coloca en nuestro modesto lugar y nos conduce a orar por todos los que el Señor rescató. Amén.

Fuente:LaBuenaSemilla.net

lunes, 7 de diciembre de 2009

Nuestro Buen Pastor


Yo soy el buen pastor;el buen pastor su vida da por las ovejas.
Juan 10:11

El “buen pastor” se diferencia de los pastores comunes porque da su vida por las ovejas. Ladrones y salteadores son aquellos que atentan contra la vida de las ovejas. En cambio, el “buen pastor”, el Señor Jesús, dio su propia vida para otorgar vida eterna a las ovejas.

El “buen pastor” está caracterizado por cuatro distintivos:

1. No sacrificó a los demás, como a menudo lo hacen los grandes de este mundo. No, él se sacrificó a sí mismo.

2. Se ofreció voluntariamente y dijo: “Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida” (Juan 10:17). El Padre no tuvo que obligar a su Hijo, sino que éste, por su muerte voluntaria, dio a su Padre un motivo más para amarle.

3. Dejó su vida por sí mismo, porque tenía “poder para ponerla” y “poder para volverla a tomar”. Ningún ser humano tiene ese poder, es decir, la libertad, el derecho y la capacidad de dejar su vida y de volverla a tomar. Notemos de paso que es un serio pecado atentar contra la propia vida.

4. En esto el Señor tampoco obró de manera independiente de Dios. Él afirmó: “Este mandamiento recibí de mi Padre” (Juan 10:18). ¡Era el Hijo perfecto de un Padre perfecto!

Como resultado de su muerte, los creyentes tienen dos certezas: Jesús “da vida eterna” a sus ovejas y ellas “no perecerán jamás” (Juan 10:28).

Esto significa sencillamente que tienen una eterna seguridad y asimismo una eterna bienaventuranza.

Fuente:LaBuenaSemilla.net