miércoles, 20 de enero de 2010

Viviré Dentro del Calendario de Dios.

Trampa para Conejos

En las heladas regiones de la América del Norte un indio hacía un caminito por entre la nieve, y además hacía otra cosa con unas ramas de abeto.

—¿Qué estás haciendo? —le preguntó un amigo que acertó a pasar por ese lugar.
—Una trampa para conejos —respondió el indio.
—Pero, ¿dónde está la trampa?
—¡Ah! —respondió el indio sonriente. —La trampa no la pondré sino hasta dentro de dos semanas.

Primero arreglo el caminito de modo que los conejos se acostumbren a él. Por ejemplo, hoy por la noche vendrán y tendrán temor de pasar por el caminito; pero mañana se acercarán más, y poco tiempo después uno de ellos lo cruzará, después caminará por él. Pocas noches después se familiarizarán con el camino y lo usarán frecuentemente sin ningún temor. Entonces pondré la trampa en medio, entre las ramas … después comeré conejo todos los días.

—Ya veo —contestó el amigo pasajero—, estas usando la misma táctica que Satanás usa con los cristianos: Primero los atrae a algo que da la impresión de que “no es malo ni bueno”, y cuando adquieren confianza él los atrapa y destruye.

Muchos son los cristianos que están continuamente siendo engañados por el enemigo de sus almas, quien los lleva a caminos que parecen atractivos que finalmente producirá su destrucción. Puede ser una amistad, una película, una lectura o el inernet. Dios te ha dado la capacidad para decir no y no permitir que seas arrastrado sutilmente. Recuerda, Cristo te llamó a una vida totalmente victoriosa.

En el desierto cedieron a sus propios deseos;en los páramos pusieron a prueba a Dios. Salmo 106:14

Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del maligno. Mateo 6:13

Dichoso el que resiste la tentación porque, al salir aprobado, recibirá la corona de la vida que Dios ha prometido a quienes lo aman. Santiago 1:12

Cuídate de no caer en la trampa del enemigo.

Amén.

Fuente:Renuevodeplenitud.com

martes, 19 de enero de 2010

Los Primeros Cristianos


Perseveraban en la doctrina de los apóstoles,en la comunión unos con otros,en el partimiento del pan y en las oraciones.
Hechos 2:42.

De los primeros cristianos se dice que eran “…de un corazón y un alma” (Hechos 4:32). Por desdicha ya no existe esta unidad práctica entre los creyentes. Hoy en día los cristianos se hallan divididos en innumerables grupos más o menos grandes. Además se han unido a personas que sólo llevan el nombre de cristianos, pero no poseen la nueva vida según Dios.

Aunque actualmente la unidad visible de los primeros cristianos esté deteriorada, podemos perseverar en las mismas cosas que ellos:

1. “La doctrina de los apóstoles” se compone de todas las enseñanzas que hallamos en el Nuevo Testamento. ¡Esforcémonos en conocer más esta doctrina para aplicarla a nuestras vidas!

2. “La comunión unos con otros” y ante todo con Cristo, nuestro Señor, está basada en la sana doctrina del Nuevo Testamento. Nunca podremos seguir juntos de una manera que agrade a Dios si lo hacemos sobre la base de un acuerdo humano.

3. “El partimiento del pan” habla del gran privilegio de los creyentes. Cada domingo pueden cumplir con el deseo del Señor. “Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga” (1 Corintios 11:26).

4. “En las oraciones” en común los creyentes pueden agradecer a Dios por todas las bendiciones que les otorga y también presentarle sus necesidades y dificultades.

Amén

Fuente:LaBuenaSemilla.net


Me Guardaras en Completa Paz

La Vida Eterna y la Comunión Con Dios

Dios nos ha dado vida eterna;y esta vida está en su Hijo.El que tiene al Hijo, tiene la vida;el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.
1 Juan 5:11-12.

Es cierto que un creyente puede cometer una falta y perder la comunión con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Y esto sin que necesariamente se trate de pecados groseros; basta un acto de ligereza, un pensamiento impuro para interrumpirla.

Cada cristiano pasa por esta experiencia. Su estado normal sería no pecar, como dice el apóstol Juan: “Estas cosas os escribo para que no pequéis” (1 Juan 2:1). Pero el hecho es que “todos ofendemos muchas veces” (Santiago 3:2). La consecuencia de ello es que el apacible y feliz disfrute de la vida nueva (la comunión) se interrumpe; y sólo será restablecido si confesamos nuestro pecado a Aquel que es fiel y justo para perdonarnos, en virtud de la expiación hecha una vez para siempre por Jesucristo (1 Juan 1:9 y 2:2).

Pero a pesar de ello, la vida eterna en sí nunca podrá serle quitada a aquel que pertenece a Cristo. Si tuviera que ver con nuestra responsabilidad, si dependiera de nosotros conservarla o perderla, no la retendríamos ni cinco minutos. Menos mal que no es así. Dios sabe que somos débiles. Él conoce lo que es el ser humano y nos ama demasiado para dejar la salvación de nuestra alma en nuestras manos. Por eso “nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo”.

Pero lo que sí nos dejó el Señor es la responsabilidad de andar de tal manera que el gozo de nuestra comunión sea completo y duradero. La nueva vida que Él nos da es nutrida por la lectura de la Biblia y el hábito de la oración.

Amén

Fuente:LaBuenaSemilla.net

Un Ser Extraordinario

¿En qué difiere Jesucristo de los demás seres humanos?

Lo que lo distingue de todos es el hecho de no tener absolutamente ningún pecado. Este estado que nadie puede conseguir, en Él era una realidad. El Nuevo Testamento nos brinda cuatro testimonios acerca de esto. Primero uno dado por él mismo, luego otros tres dados por sus apóstoles más conocidos :

1. El testimonio de Jesucristo: “El que habla por su propia cuenta, su propia gloria busca; pero el que busca la gloria del que le envió, éste es verdadero, y no hay en él injusticia” (Juan 7:18).

2. El testimonio de Pedro: “El cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; quien cuando le maldecían, no respondía con maldición” (1 Pedro 2:22-23).

3. El testimonio de Juan: “Sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él” (1 Juan 3:5).

4. El testimonio de Pablo: “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2 Corintios 5:21).

Él era perfectamente puro, santo y sólo Él estaba apartado del pecado. Por eso era el único que podía ser el “Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”, y el Salvador de los pecadores. En la cruz del Gólgota él llevó y expió para siempre los pecados de todos los que creen en él.

Amén

Fuente:LaBuenaSemilla.net

Leer la Biblia

Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley. Salmo 119:18.

Éstas (cosas) se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo,el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre. Juan 20:31.

La Escritura se dirige a cada uno de nosotros, hombre o mujer, joven o anciano, cualquiera sea nuestra condición social. Cada vez que abrimos este Libro, Dios tiene algo que decirnos. Y si estamos dispuestos a recibir su mensaje, nuestra lectura nos esclarecerá.

He aquí algunos consejos para abordar este libro único:

–Empezar preferiblemente por el Nuevo Testamento: Los evangelios, los Hechos de los apóstoles y las epístolas.

–Es mejor hacer una lectura seguida que leer al azar.

–No dejarse detener por un pasaje que parezca difícil, sino proseguir la lectura.

–No dar de entrada una explicación o interpretación de un texto: la comprensión de la Escritura irá en aumento a medida que se va leyendo. La Biblia se interpreta mediante la misma Biblia.

–Leer “las Sagradas Escrituras” regularmente; es un alimento espiritual que debe ser absorbido cada día.

–Leer con oración y respeto: pedir a Dios que nos revele el sentido de lo que leemos.

La lectura de la Biblia es un medio extraordinario para acercarnos a Dios, pues de este modo él se revela a nosotros y nos manifiesta su amor. La Biblia es un libro cerrado para un corazón cerrado, pero si usted busca la verdad, hará el descubrimiento de su vida. Amén.

Fuente:LaBuenaSemilla.net

El señor es mi Fortaleza

Mi Experiencia y justificación


Justificados, pues, por la fe,tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Romanos 5:1.

Durante años, domingo tras domingo, pedía a Dios que se compadeciera de mí, miserable pecador. Pero en realidad no me sentía tan miserable y menos aún pecador, pues me esforzaba por hacer todo el bien posible a mi alrededor. Era una simple rutina.

No obstante, cierto día el significado de esta oración se impuso a mi conciencia y fui obligado a exclamar como David: “Contra ti he pecado”. Yo no había hecho nada especialmente malo, pero la luz de Dios resplandeció sobre mi alma. Comprendí que yo era culpable y que Dios era santo.

Cuando realmente me di cuenta de que Jesús había muerto por mis pecados y su preciosa sangre me purificaba de todo pecado (1 Juan 1:7) fue como la claridad del sol entrando en una habitación oscura. Este descubrimiento acompañó mi arrepentimiento para con Dios y mi fe en nuestro Señor Jesucristo, “entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación” (Romanos 4:25).

¡Cuántas bendiciones inesperadas: mis pecados fueron perdonados, fui justificado por Dios y obtuve la paz con él! Era tan simple que permanecí estupefacto. Después de todos mis esfuerzos y oraciones para obtener la salvación, descubrir que el Señor Jesús la había logrado al morir en la cruz por mí, me llenó de gozo, felicidad y de un gran agradecimiento.

Amén.

Fuente:LaBuenaSemilla.net

Las Manos de Dios


La mano de nuestro Dios es para bien sobre todos los que le buscan.
Esdras 8:22.

Una niña de seis años hizo un dibujo para su papá y se lo mostró con el rostro radiante. En la parte superior de la hoja estaba pintada una persona y en la parte inferior había otra; ambas estaban unidas por largas líneas.

El padre miró pensativo el dibujo, pero no lo entendió. La decepción de la pequeña fue notoria, pero pacientemente explicó a su padre: –Papá, arriba está nuestro amado Dios y abajo estoy yo. –¿Y las largas líneas?, preguntó el padre. –Son los brazos de Dios, respondió la niña. –Pero los brazos son demasiado largos; no corresponden al tamaño del cuerpo, dijo el papá. La niña miró a su progenitor inquisitivamente y dijo: –¿No llegan los brazos de Dios hasta mí?

Ésta es la pregunta. ¿Existen esas manos que se extienden hacia mí? En Isaías 59:1 leemos: “He aquí que no se ha acortado la mano del Señor para salvar”. Dios, el único y todopoderoso Dios, no se ha retirado de este mundo ni me ha entregado a un ciego destino.

Mediante su Hijo Jesucristo, quien fue hecho hombre para vivir y morir aquí por seres pecadores, Dios extendió sus manos hacia nosotros. Debemos preguntarnos: –¿Queremos confiar en ellas? El Señor Jesús quiere otorgar al lector perdón, paz y seguridad. Sus manos son bastante fuertes para sostenerle en las crisis de la vida. ¿No quiere confiar en él con fe?

Jesús dijo: “Mis ovejas oyen mi voz… Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre” (Juan 10:27-29).

Amén.

Fuente:LaBuenaSemilla.net

Jesucristo el Justo


Vosotros negasteis al Santo y al Justo,y pedisteis que se os diese un homicida.
Hechos 3:14.

Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento los creyentes son llamados justos. ¿Obtuvieron este nombre por su justo proceder? No, su justificación es una dádiva de Dios, la cual recibieron en base a su fe. “Al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia” (Romanos 4:5).

El Señor Jesús también es llamado “el Justo”. Lleva este título por dos razones:

Primero, él fue el único ser humano justo. Era justo en todo sentido, es decir, en todo lo que hacía, en su forma de vivir, en lo que decía y en cómo lo decía. Plenamente sumiso a Dios, manifestaba luz y amor en este mundo. Por eso fue el único que pudo morir por nosotros: “Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios” (1 Pedro 3:18).

Segundo, el Señor Jesús también es “el justo” porque reinará con justicia. Algunas profecías en el Antiguo Testamento describen su señorío justo. Al lado de él todo gobernante humano, por más que se esfuerce por gobernar justamente, empalidecerá. ¡Qué glorioso tiempo tiene todavía la tierra por delante! “He aquí que para justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio”. “Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura” (Isaías 32:1; 11:5).

Mientras esperamos estar para siempre con esa Persona insuperable, vivamos de una manera digna de nuestro Salvador. Y en el día del Señor, acudamos para adorarle juntamente con los suyos. Amén.