viernes, 30 de diciembre de 2011

Reposo y Paz



No es este el lugar de reposo, pues está contaminado (por el pecado).
Miqueas 2:10.

(Cristo) vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos.
Efesios 2:17.

El hombre es incapaz de encontrar la tranquilidad en un mundo destrozado por la violencia y consumido por la corrupción. Sin embargo Dios, en su gracia, quiere ofrecerla a todos. El que reconoce su culpabilidad ante Dios y acepta por fe la liberación que él le da, recibe la paz de la conciencia. “Creemos en el que levantó de los muertos a Jesús, Señor nuestro”. “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios” (Romanos 4:24; 5:1). Después de resucitar, Jesús dijo a sus discípulos: “Paz a vosotros” (Juan 20:19). Él hizo “la paz mediante la sangre de su cruz” (Colosenses 1:20).

Al que cree se le ofrece también la paz del corazón: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28). Podemos dejar en sus manos todas nuestras preocupaciones. ¡Que podamos decir: “En Dios solamente está acallada mi alma; de él viene mi salvación”! (Salmo 62:1).

La Biblia nos dice que después de haber creado los cielos y la tierra, Dios descansó (Génesis 2:2), pues todo lo que había hecho era perfecto. Pero el hombre desobedeció y corrompió todo, de modo que el reposo de Dios se vio perturbado. Entonces Dios tuvo que trabajar (Juan 5:17) y hacer una obra de un valor infinito: dio a su Hijo unigénito para ser el Salvador del mundo. El descanso de Dios sólo será perfecto cuando todo su plan se haya cumplido. Entonces “descansará en su amor” (Sofonías 3:17, V.M.).


Fuente:LaBuenaSemilla.net

miércoles, 28 de diciembre de 2011

La actitud correcta: haz una milla más


"Lo primero que necesitas para volver a levantarte y redireccionarte nuevamente hacia tu objetivo es estar con Dios a solas"

Si estás pasando momentos de frustración, de cansancio, de querer rendirte porque no tienes los resultados que quieres, ¡quiero compartir una palabra de Dios que te inyectará fuerzas nuevas!
Todos pasamos por ese día donde nos gustaría no haber despertado, o por ese tiempo que nos gustaría que pase rápidamente.

Hay días que uno siente más el cansancio como ningún otro, y cuando estamos cansados, decimos cosas que limitan nuestras acciones.
¿Te parecen conocidas estas palabras?
¡Estoy cansado! ¡Largo todo! ¡Quiero morirme! ¡Me rindo! ¡Que sea lo que Dios quiera! ¡No puedo más!

Si respondiste diciendo, esas son mis palabras, entonces estás en el momento correcto para escuchar el mensaje correcto.
¡Este es un mensaje que salió del corazón de Dios para ti!


Génesis 13: versículo 14 y 15.
Dios le dijo a Abram después que Lot se aparto de él:
Abram, levanta la vista desde el lugar donde estás, y mira hacia el norte y hacia el sur, hacia el este y hacia el oeste, yo te la daré a ti y a tu descendencia, para siempre, toda la tierra que abarca tu mirada.


Lo primero que necesitas para volver a levantarte y redireccionarte nuevamente hacia tu objetivo es estar con Dios a solas, para recibir su palabra y claridad para todas las cosas que tienes que hacer.

1º. Debes tener en cuenta que para recuperar tu pasión, tu energía, tu objetivo, sólo tienes que tener ganas de volver a levantarte.

2º. Puedes hacerlo, puedes lograrlo, porque naciste para llegar a cumplir cada objetivo que te propones, porque conoces la diferencia entre lo que es difícil pero no imposible.

3º. Elimina todo pensamiento limitante y de esclavitud: No puedo. No soy capaz. Esto es imposible. No sé. No tengo los recursos. Nadie me ayuda.

4º. Ten pensamientos de fe, pensamientos potenciados: Yo puedo hacerlo. Merezco lo mejor. Creo en mis habilidades. Todo lo que haga me saldrá bien. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

5º. Quita la energía de la duda. Jesús le dijo a Pedro: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudas? En el momento en que generas dudas, generas una energía que bloquea lo que determinaste hacer y cómo lograrlo.

6°. Yo soy el dueño de mis decisiones. Yo decido creer o no, y hoy elijo las creencias que me llevan al cumplimiento de mi objetivo.

7°. Construir imágenes mentales para direccionarme hacia ellas. ¡La fe es declarar lo que no es como si fuese! Declarar lo que no es se transforma en una visualización, como si ya lo hubieras conseguido. Con una dosis de fe y las emociones correctas, activarás la energía para cambiar tus imposibles en posibilidades.

¡Como Abram, cuando visualices tus objetivos, todos los días míralos, disfruta de ellos, como si ya los tuvieras! Relájate con minutos de silencio a solas con Dios, todos los días ¡y verás que todos los deseos de tu corazón Dios te los concederá!

Entonces ¿hay una manera de vivir una vida extraordinaria? Claro que sí, hay un ingrediente para vivir la vida extraordinaria y Dios lo dispuso para todos aquellos que creen.

El secreto está en las palabras de Jesús: “Haz una milla más”. Mateo 5: 41En castellano sería una palabra que usamos muy pocas veces, pero a partir de que descubras su significado, será esta palabra tu bandera de victoria.

La palabra ¡extraordinaria!
Al unir la expresión “extra” y “ordinaria”, tenemos una declaración de que algo sobrenatural y diferente comenzaremos a vivir. Al decir “extra” estamos declarando que podemos esperar algo por encima de lo normal, algo que supera la medida natural.

Aquí va la revelación de cómo hacerlo: En todas las cosas ordinarias (común) que haces todos los días agrégale el Extra. Hacer las cosas ordinarias, extra - ordinariamente bien cada día.

Lo ordinario (Común) es una cena. Lo extra – ordinario, sería agregarle a la mesa unas flores hermosas, además de una buena música y el ambiente exacto para el momento.

Lo ordinario (Común) es felicitar a tus hijos por haber cumplido un buen año de estudios. Lo extra–ordinario, es brindarle tus felicitaciones acompañadas con muchos abrazos, besos, regalos y una salida donde ellos quisieran ir.

Lo ordinario (Común) es entrar en la rutina con tu esposo/a, siempre más de lo mismo. Lo extra–ordinario, es salir de la casa a compartir un paseo y buscar las soluciones para transformar las rutinas y el aburrimiento, en disfrutar de los momentos que están juntos, haciendo cosas nuevas o cosas que hace mucho tiempo no hacen.

Lo ordinario (Común) es darle un beso a quien amas, como todos los días, por costumbre. Lo extra–ordinario, es detenerse y decirle lo feliz y lo bien que te sientes con él o con ella, lo importante que es para ti estar con ella o él, y luego sí darle un beso distinto al de todos los días.

Lo ordinario (Común) es estar en la presencia de Dios y decir siempre lo mismo: Dame, dame, dame. Necesito, necesito, necesito. Lo extra–ordinario, es estar en la presencia de Dios y decirle; tú sabes lo que necesito, tú sabes qué cosas me hacen falta, tú sabes por lo que estoy pasando, pero hoy solo quiero decirte que te amo, no por lo que me das, sino por lo que eres para mí. Gracias Señor por estar conmigo todos los días. Gracias Señor por poner alrededor de mí gente de fe que me impulsa a seguir adelante. Gracias Señor porque sé que tu presencia conmigo cambia todos mis lamentos en baile.

Bien, ahora que ya sabes cuál es el ingrediente correcto para vivir una vida extraordinaria, quiero decirte lo último que debes hacer.
Si lees bien el comienzo del capítulo 13 versículo 14 dice: Y Jehová dijo a Abram, después que Lot se apartó de él.
Después que Lot se apartó de él: La clave es separarte de todas las cosas que son un estorbo para ti, las limitaciones internas, los temores a emprender cosas nuevas, desprenderte de los recuerdos que te angustian sanando esa área, desprenderte de las culpas que ya Dios te perdonó, desprenderte de las malas palabras con las cuales te lastimas: que no sirves, que no vales nada, que nadie te tiene en cuenta, que estás sola, solo.

Deja ir aquello que no está asignado a ti para cumplir tu propósito. Tendrás que dejar ir inclusive a ciertas personas que te están limitando, gente que fue muy bendecida por ti, pero que no te acompañará en tu visión. No son gente mala, pero no fueron asignados a ti. Tendrás que desprenderte de todo peso que hoy te agobia, externo e interno.

Y Jehová dijo a Abram: Una vez que tomaste esta decisión para correr la carrera de la vida y tener victoria en todas las áreas, la voz de Dios se repite nuevamente, pero esta vez ya no para Abraham, sino para ti, pon tu nombre en el espacio que está vacío.
Y Jehová dijo a _Tu Nombre__ después que la carga se desprendió de él: Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al este y al oeste. Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia...

¡¡El ingrediente correcto, haz una milla más, agrégale a cada cosa que haces un EXTRA- ORDINARIO!!

¡Palabra del Señor para ti, este es el mejor año de tu vida!
Autor: Felipe Matto es pastor de la iglesia "Presencia de Dios" en San Justo
Fuente:avanzapormas.com

miércoles, 14 de diciembre de 2011

La tentación llega por los pensamientos

Cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido.
Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.
Santiago 1:14-15.

En la Biblia a menudo las palabras tienen un sentido más amplio del que inicialmente nos viene a la mente. Por ejemplo, la palabra “corazón” designa más que los sentimientos. Engloba todo el interior de nuestro ser: pensamientos, motivaciones, etc. Del mismo modo, la palabra “tentación” engloba todo lo que nos aleja de la voluntad de Dios. La tentación puede ser exterior, por ejemplo cuando alguien nos provoca hablándonos mal o alabándonos. También puede ser interior; en este caso está ligada a la codicia.

Amigos creyentes, la tentación interior siempre nace bajo la forma de pensamientos o imágenes, pero el amor de Cristo y el deseo de agradarle son un filtro muy eficaz que nos permite rechazar el mal. Como decía Lutero, no podemos impedir que los pájaros vuelen sobre nuestra cabeza, pero podemos impedir que aniden en ella. Si aceptamos un mal pensamiento, corremos el riesgo de dejarnos seducir, nos volvemos cautivos de él y acabamos por ponerlo en práctica; lo que nos hace más vulnerables frente a la próxima tentación. Por el contrario, cuando un mal pensamiento nos viene a la mente, si clamamos al Señor y lo rechazamos, seremos liberados.

Pero si hemos cedido a la tentación, no permanezcamos en nuestro fracaso. ¡Confesémoslo al Señor! Él nos ayudará y nos dará la victoria sobre el mal.


Fuente:LaBuenaSemilla.net

martes, 13 de diciembre de 2011

¿Hay que temer el tribunal de Cristo?

Es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.
2 Corintios 5:10


“Todos hemos de comparecer ante el tribunal de Cristo” (Romanos 14:10).El que no haya creído en Cristo tendrá que comparecer ante el tribunal de Dios (Apocalipsis 20:12) y será condenado. El mal que haya cometido de ninguna manera podrá ser borrado por el bien que haya hecho.

Pero si acepté a Jesucristo no iré a juicio, porque el castigo que merecían mis faltas ya lo recibió Jesucristo, mi Salvador. “El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24).

Sin embargo, como creyente tendré que presentarme ante el tribunal de Cristo para que todo sea puesto a la luz. Será el día del juicio de mis obras. No habrá ninguna condenación, ya que mis pecados han sido perdonados. Habrá una pérdida en relación con el mal que haya cometido… o una recompensa: el Señor recompensará todo el bien que haya hecho por él, incluso un vaso de agua dado en su nombre.

La idea del tribunal no me asusta, porque el juez que lo presidirá será mi Salvador, quien llevó él mismo mis pecados. Allí estaré en presencia de su perfecta gracia; conoceré su apreciación de mis hechos y me maravillaré de la inmensidad del amor divino.

Esta perspectiva en el fondo es estimulante para mí, pues me hace ser consciente de la seriedad de la vida y me anima a vivir más cerca del Señor.

Fuente:LaBuenaSemilla.net

La galería de los retratos

Dios… por su gran amor con que nos amó,
aun estando nosotros muertos en pecados,
nos dio vida juntamente con Cristo
(por gracia sois salvos).
Efesios 2:4-5.


Si visitamos un castillo antiguo seguro que veremos majestuosos retratos de los que fueron sus propietarios, de personas importantes o de tal o cual personaje célebre. Fueron pintados en una época en la que todavía no existían las fotos. ¡Todos ellos resplandecen con sus mejores ropas y en el marco adecuado a su grandeza! A través de sus rasgos, a menudo severos, no vemos si esos personajes fueron felices o no, amables o desagradables. De todos modos su gloria fue efímera, pues la mayoría fueron olvidados. Todos murieron, ¿y su legado donde está?

La Biblia contiene una galería de retratos de personas débiles, humildes y sin grandes apariencias que confiaron en Dios; sus nombres jamás serán olvidados. Entre ellos están Abel, Noé, Abraham, Sara, Moisés, Rahab, Gedeón, Samuel, David y otros que sufrieron y fueron maltratados. ¿Eran más santos que otros para figurar en la lista de los que honraron a Dios? No, lo que los hizo merecedores de tal honor fue que cada uno de ellos puso su fe en Dios en medio de la prueba y la dificultad ( Hebreos 11).

Los palacios celestiales no estarán decorados con retratos, sino con seres vivos, la innumerable familia de Dios, todos ellos testigos de su gracia. Rescatados, perdonados, justificados por la sangre de su Hijo Jesucristo, llevarán vestidos de gloria, todos diferentes, pero todos parecidos a los del Señor.


Fuente:LaBuenaSemilla.net

miércoles, 23 de noviembre de 2011

10 Consejos que mejorarán tu vida


Alguien ha escrito estas hermosas palabras, al leerlas hay que tratar de entender su profundo significado.

1) Orar no es como una rueda de auxilio que sólo usas cuando estás en problemas, más bien es como el volante que  te dirige al camino correcto sobre el sendero de la vida.

2) ¿Sabes por qué el parabrisas del auto es tan grande y el espejo retrovisor tan pequeño? Porque nuestro pasado no es tan importante como nuestro futuro. Mira hacia adelante y sigue en movimiento.

3) La amistad es como un libro, toma unos pocos segundos en quemarse pero tomó varios años en escribirse.

4) Todas las cosas en la vida son temporarias. Si van bien, disfrútalas, porque no son para siempre. Si van mal no te preocupes no pueden durar demasiado tampoco.

5) Los viejos amigos son como el oro. Los nuevos amigos como los diamantes. Si tú tienes los diamantes no te olvides del oro, porque para sostener un diamante siempre necesitas una base de oro.

6) A menudo cuando pierdes las esperanzas y piensas éste es el final, Dios sonríe desde arriba y dice: "Relájate, hijo mío, esto es sólo una curva, no el final del camino.

7) Cuando Dios resuelve tus problemas tú tienes fe en Él. Cuando Dios no resuelve tus problemas Él tiene fe  en tus habilidades para resolverlos.

8) Un ciego le preguntó a San Antonio: ¿Qué puede ser peor que perder la vista?Él le respondió: Que pierdas tu visión de las cosas.

9) Cuando tú oras por otros, Dios te escucha y los bendice, y algunas veces cuando tú estás seguro y feliz, recuerda que alguien ha orado por ti.

10) El preocuparse no se lleva lejos los problemas de mañana, solo se lleva tu paz de hoy, así que NO te preocupes, solo ocúpate y confía en Dios.

Sonríe, Dios te bendice y te ama.

martes, 1 de noviembre de 2011

El Amor Nunca Deja de Ser


El amor nunca deja de ser.
1 Corintios 13:8

Dios es amor; y el que permanece en amor,permanece en Dios, y Dios en él.
1 Juan 4:16

Las muchas aguas no podrán apagar el amor,ni lo ahogarán los ríos.
Cantar de los Cantares 8:7


Durante el otoño las hojas se marchitan, caen y perecen. Esto nos habla de la fragilidad de la vida en esta tierra, pero el amor que viene de Dios nunca deja de ser. No tiene fin, es eterno. Antes del principio del tiempo el amor existía, porque Dios es amor. Se manifestó plenamente en Jesús. A su vez, el cristiano puede amar con ese amor que viene de Dios y que nunca se acaba.
El amor nunca deja de ser, pero no siempre parece alcanzar su meta, por lo menos en esta tierra. No es una llave mágica que haga caer todas las barreras del odio y de la maldad. Jesús era el amor divino encarnado, sin embargo no ganó para Dios a todos aquellos a quienes encontró. Pero nunca se dejó sumergir por el mal, por la violencia y el odio. La victoria del amor fue lograda en la cruz de Jesús; y la prueba de ello es su resurrección. Cristianos, Dios quiere darnos esta victoria, aun cuando humanamente todo parezca perdido.
Quizás usted diga: «¡Basta! Ya he dado bastante. ¡No aguanto más!». Entonces piense en Jesús, quien amó a los suyos hasta el fin (Juan 13:1), es decir, hasta la cruz. Hoy, en su servicio en la presencia de Dios, sigue ocupándose de ellos con amor. Al igual que él, y con su ayuda, no nos cansemos de amar hasta el fin, es decir, siempre y cada día. El amor divino tendrá la última palabra.

Fuente:LaBuenaSemilla.net

lunes, 3 de octubre de 2011

Las Promesas de Dios





Abraham… se fortaleció en fe, dando gloria a Dios,
plenamente convencido de que era también poderoso
para hacer todo lo que había prometido.
Romanos 4:16, 20-21.

Fiel es el que prometió.
Hebreos 10:23.

Él dijo: No te desampararé, ni te dejaré.
Hebreos 13:5

Para el que busca la paz interior: “Todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá” (Lucas 11:10).

Para el que tiene problemas: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:6-7).

Para el que está enfermo: “Sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28).

Para el que busca su senda con oración: “Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos” (Salmo 32:8).

Al que se halla ante la muerte: Jesús dijo: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá” (Juan 11:25).

Para Para el que se siente en peligro: “El Señor guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre” (Salmo 121:8).

Para quien sabe que es culpable: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9).

Fuente:LaBuenaSemilla.net

domingo, 2 de octubre de 2011

“Estad firmes en la fe”




Estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor… Una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta.
Filipenses 3:8-14

Estad firmes en la fe
1 Corintios 16:13

Abraham envió un siervo suyo a su país a buscar una esposa para su hijo Isaac. Dios permitió que encontrase a la joven que correspondía a los deseos de su señor. ¿Aceptaría Rebeca dejar a su familia y su país para irse con un desconocido? Su hermano y su madre le preguntaron: “¿Irás tú con este varón?”, y ella respondió: “Sí, iré” (Génesis 24:58). Ella no conocía ni a su futuro esposo ni el lejano país adonde iría. Rebeca simplemente creyó lo que aquel mensajero le decía. Su decisión fue dictada por su fe.


Muchos siglos después Rut, una joven viuda sin recursos, dejó todo, familia y país, para seguir a su suegra, que quería volver junto a ese Dios del cual se había alejado. Y cuando ésta quiso persuadirla de que no la siguiese, Rut le respondió: “A dondequiera que tú fueres, iré yo… tu Dios será mi Dios” (Rut 1:16).


Ester arriesgó su vida para pedir al monarca persa la liberación de su pueblo. Después de dudar un poco, lo cual comprendemos bien, mandó decir a Mardoqueo: “Entraré a ver al rey… y si perezco, que perezca” (Ester 4:16).

Abraham, Moisés (Hebreos 11:8, 24) y Daniel (Daniel 1:8), llamados también a tomar una decisión difícil, no temieron seguir en el camino de la fe. Ante tan gran nube de testigos, “corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe” (Hebreos 12:1-2).



Fuente:LaBuenaSemilla.net

jueves, 22 de septiembre de 2011

Enséñame Tu Camino



Enséñame, oh Señor, tu camino; caminaré yo en tu verdad; afirma mi corazón para que tema tu nombre.
Salmo 86:11.

¿Quién es el hombre que teme a Jehová?, El le enseñará el camino que ha de escoger.
Salmo 25:12.

Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
Salmo 23:3.

¿Qué debo escoger, qué decisión debo tomar? Cada día tenemos que tomar decisiones. A veces es difícil, ante todo cuando estas decisiones pueden tener graves consecuencias.

¿Cómo hacer para decidir correctamente? Nuestra experiencia nos vuelve prudentes, y los consejos de personas sagaces a veces son útiles. Pero de cualquier manera que uno lo haga, siempre hay algo de incertidumbre. Entonces, ¿Qué hacer? Sólo hay una respuesta: pedirle a Dios que nos muestre cuál es la buena dirección. A tal oración él contesta con infinita sabiduría y por los medios que juzga oportunos.

¡Qué sabia oración: Enséñame tu camino! No dice: Enséñame mi camino, sino “tu” camino; el de Dios. ¿Pero verdaderamente deseo seguir el que agrada a Dios? Jesús me trazó este camino hecho de justicia, humildad, amor, bondad y de verdad. Si conozco a Jesús, mi vida reflejará su gloria moral. Entonces, ¡Cuánto más fácil será escoger!

Y si me equivoco y luego reconozco mis errores, él me perdona y me levanta. Me conduce lejos del mal, de la mentira, en una senda de rectitud, de oración y de confianza. “Fíate del Señor de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas” (Proverbios 3:5-6).

Fuente:LaBuenaSemilla.net

jueves, 15 de septiembre de 2011

Vivir en la Luz


Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.
Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas,
mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz,
como él está en luz, tenemos comunión unos con otros,
y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.
1 Juan 1:5-7.

Dios es luz y conoce todos los pensamientos de los seres humanos. Esta realidad debería hacer reflexionar tanto al creyente como al que todavía no ha aceptado el perdón ofrecido por Jesucristo.

Para el creyente, este pensamiento de la luz de Dios lo vuelve serio y apacible. En su gracia Dios quiere enseñarle a dejarse iluminar por la verdad, a evitar los caminos de muerte y mentira que seguía antes de conocer a Jesús. El hijo de Dios sabe bien que es propenso a pecar, que en su corazón pueden nacer muchos pensamientos malos.


Entonces, como David, puede pedir al Señor que lo ilumine y lo dirija: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno” (Salmo 139:23-24).

En cuanto al incrédulo, que no piense que puede escapar de la mirada de Dios. Debe aceptar y decir, como esa mujer que Jesús encontró cerca de un pozo: “Me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo?” (Juan 4:29).

Cristianos, permanezcamos en la luz de Dios, la luz moral de su Palabra. Ella alumbra nuestras motivaciones más secretas, y esto nos mantiene humildes. También nos muestra cuál es el verdadero carácter del mundo dirigido por Satanás, para así mantenernos separados de las tinieblas del presente siglo malo.


Fuente:LaBuenaSemilla.net

jueves, 8 de septiembre de 2011

Estar animado



Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones al Señor; y tú perdonaste la maldad de mi pecado.
Salmo 32:5

A menudo oímos decir: «Lo importante es estar animado». Sabemos muy bien que la mente desempeña un papel importante para tener una buena salud, y que es primordial afrontar con positivismo las dificultades.



Sin embargo todo el mundo está seguro de que tiene razones para quejarse. «Si tuviese más dinero, un trabajo menos duro y mejor salud, todo iría mucho mejor». Pero es obvio que el dinero y el confort no lo son todo para ser feliz. Y aunque por fuera parezca que todo va bien, por dentro puede haber un gran vacío.


¿Qué se debe hacer entonces para mantener el ánimo? No es suficiente hacer un gran esfuerzo de voluntad o persuadirse cada mañana de que todo va bien. Se trata más bien de encontrar primeramente la paz de la conciencia y del corazón, la paz con Dios, llevando a Jesús nuestro pasado tal como es.



A continuación podemos animarnos sometiéndonos al Señor, sabiendo que él tiene un programa lleno de sabiduría y amor para cada uno de nosotros. Jesús responde a nuestras preguntas relativas al presente y al futuro. Sólo seremos verdaderamente libres y felices si nos acercamos a Dios por medio del Señor Jesús.


Despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús” (Hebreos 12:1-2).


“Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” (1 Pedro 5:7).



Fuente:LaBuenaSemilla.net

lunes, 5 de septiembre de 2011

“¿Dónde está tu Dios?”



¿Por qué han de decir las gentes: ¿Dónde está ahora su Dios? Nuestro Dios está en los cielos; todo lo que quiso ha hecho.
Salmo 115:2-3

El Señor guarda a todos los que le aman.
Salmo 145:20

Esta es la pregunta que en el Salmo 42:10, el incrédulo hace al creyente que pasa por una gran prueba. Respondamos por medio de la Palabra de Dios:


Nuestro Dios está por encima de nosotros: “El Señor es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra” (Deuteronomio 4:39).


Nuestro Dios está por junto a nosotros: "El Dios sempiterno es tu refugio; por siempre te sostiene entre sus brazos." (Deuteronomio 33:27).


Nuestro Dios está delante de nosotros: “El Señor iba delante de ellos de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarles” (Éxodo 13:21).


Nuestro Dios está poniendo su mano sobre nosotros: “Detrás y delante me rodeaste, y sobre mí pusiste tu mano” (Salmo 139:5).


Nuestro Dios está alrededor nuestro: “El ángel del Señor acampa alrededor de los que le temen, y los defiende” (Salmo 34:7).


Nuestro Dios está cerca de nosotros: “Cercano está el Señor a todos los que le invocan” (Salmo 145:18).


Nuestro Dios (en Jesús) está con nosotros: “Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20).


Nuestro Dios (en el Espíritu Santo) está en nosotros: “¿Ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo…?” (1 Corintios 6:19).



Fuente:LaBuenaSemilla.net

jueves, 25 de agosto de 2011

Beneficios de la Obediencia



Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. Si uardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.
Juan 15:9-10.

Hablar del amor de Dios y del amor por Dios es bastante fácil y no suscita oposición, pero trate de hablar de obediencia y verá que no habrá mucho entusiasmo. Sin embargo, Jesús dijo: “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama” (Juan 14:21). Obedecer a Dios, al Señor Jesús, demuestra que le amamos. No se trata de lucirse, sino de amarle. La obediencia es una señal de la nueva vida en el creyente.

Tal obediencia no es orgullosa o exterior; viene “del corazón” (Romanos 6:17). No esclaviza, mas libera de la inclinación al mal que aún está en nosotros. Jesús también nos revela que guardar “sus mandamientos” es el medio para conocer el gozo de saber que uno es amado por Dios.

Al hablar de Dios, su Padre, Jesús podía decir: “Yo hago siempre lo que le agrada” (Juan 8:29). Meditar en el lugar que el Padre ocupaba en la vida de Jesús nos ayuda a hacer callar nuestros propios deseos, a fin de buscar y hacer la voluntad de Aquel a quien pertenecemos.

Por medio de nuestras propias fuerzas no podemos responder a lo que Dios nos pide; sólo podremos hacerlo dejándonos conducir por su Espíritu. Entonces descubriremos que obedecer al Señor Jesús, escucharle y poner en práctica sus enseñanzas es la senda del conocimiento, de la energía espiritual, del gozo y de la libertad.



Fuente:LaBuenaSemilla.net


domingo, 21 de agosto de 2011

Reflexiones sobre el Sufrimiento y la Fe



El Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.
1 Pedro 5:10.

Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
Salmo 46:1.

» Jesucristo no vino para eliminar el sufrimiento, sino para llenarlo con su presencia.

» Sólo la Palabra de Dios trae una verdadera respuesta al misterio incomprensible del sufrimiento.

» Sólo al final de los tiempos podremos comprender perfectamente de qué manera “todas las cosas” hayan ayudado a nuestro bien (Romanos 8:28).

» Tener fe es creer de antemano en lo que sólo tendrá sentido más tarde.

» Los más grandes triunfos de la fe se cumplen en medio de las más grandes pruebas.

» La fe es como un pájaro que canta aunque el día sea oscuro.

» Una fe puesta a prueba es una fe fortalecida.

» Mediante la prueba aprendemos a conocer nuestra debilidad, pero también la fidelidad de Dios y sus tiernos cuidados.

“Sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que no os falte cosa alguna”. (Santiago 1:3-4)


Fuente:LaBuenaSemilla.net

viernes, 19 de agosto de 2011

Fe y Certidumbre



Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera,la convicción de lo que no se ve.
El justo vivirá por fe.
Hebreos 11:1; 10:38.

“Yo sé”, o “sabemos”, son expresiones claves de la fe. Ésta es una convicción fundada no en una demostración de la mente humana, sino en las declaraciones de la palabra de Dios, la Biblia.

Abarca tres aspectos:

El pasado: Sabemos que todas las cosas, las visibles y las invisibles, fueron creadas por la palabra de Dios. A causa de la desobediencia del hombre, el pecado entró en el mundo, y por él el sufrimiento y la muerte. Pero desde la eternidad pasada, Dios tenía ante sí a su Hijo, Jesucristo, quien, mediante su obra en la cruz salvaría a todos los que creen en ella.

El presente: “Yo sé a quién he creído”, puede decir el creyente (2 Timoteo 1:12). La Palabra de Dios le da la certeza de ser salvo, pues su salvación está basada en la obra de la cruz. Tiene, pues, la paz. También puede decir: “Sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien” (Romanos 8:28). Las circunstancias de la vida no lo asustan porque sabe que una mano bondadosa está por encima de ellas para velar por su bien presente y eterno.

El porvenir: “Sabemos que si nuestra morada terrestre… se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa… eterna, en los cielos” (2 Corintios 5:1). Así el creyente no siente terror ante la muerte, pues sabe que al dejar esta tierra estará con Cristo (Filipenses 1:23).

Quienes creen la Palabra de Dios son los que poseen estas profundas convicciones.



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martes, 16 de agosto de 2011

El Descanso que Aporta la Oración



Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Filipenses 4:6-7.

¿Es necesario pasar por circunstancias apacibles para llegar a tener paz interior? No forzosamente; eso es una paradoja. Ante todo, el reposo depende del estado interior de nuestra alma. Mientras estuvo rodeado de enemigos, el rey David pudo escribir: “En Dios solamente está acallada mi alma” (Salmo 62:1).

A veces estamos inquietos y estresados porque no nos tomamos el tiempo de dirigirnos al Señor en una actitud confiada. Para resistir al temor y al abatimiento es necesario entregarse a la bondad de Dios. Es un acto de fe, de sencilla confianza en el Señor que se hace más fácil si nos acercamos regularmente a él mediante la oración. Cuando la costumbre de orar y la lectura de Biblia son un hábito de cada día, sentimos una serenidad muy profunda.

¿El mal no da tregua, sus asaltos son incesantes? ¡Que nuestra oración también sea incesante! Aprendamos a perseverar en la súplica. Debemos hacerlo cuando estamos solos, pero también con nuestros hermanos y hermanas. ¡Cuántos creyentes oprimidos por las preocupaciones fueron a una reunión de oración y volvieron llenos de paz! Las circunstancias de la vida siguen siendo difíciles, pero el corazón está renovado en la confianza y ve las cosas de manera distinta. El Espíritu Santo ha hecho su trabajo secreto y produce paz interior que supera “todo entendimiento”.



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lunes, 15 de agosto de 2011

Maravillosas Obras



Te alaben, oh Señor, todas tus obras.
Salmo 145:10.

Formidables, maravillosas son tus obras.
Salmo 139:14.

Contaré las obras del Señor.
Salmo 118:17.

En un año el corazón del ser humano realiza más de 36 millones de pulsaciones. Durante cada minuto de nuestra vida, nuestra sangre renueva 175 millones de corpúsculos sanguíneos. El cuerpo humano contiene más de 200 huesos, de distintos tamaños y formas, y más de 500 músculos, alimentados cada uno por vasos sanguíneos específicos y gobernados por nervios especiales.

Se comprende que el autor del Salmo 139, al alabar a Dios como Creador, exclama al pensar en la complejidad y la perfección del cuerpo humano: “Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien” (v. 14).

Además, David deseaba estar en íntima comunión con ese Dios todopoderoso, porque allí es donde se halla la bendición para nosotros; por eso agrega en los dos últimos versículos del Salmo: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno”.

¿Es ésta también la oración de cada uno de nosotros? Maravillados ante la perfecta sabiduría de nuestro Creador, ¿Pensamos en nuestra responsabilidad de andar ante él con temor? Sólo él puede conducir por el camino eterno al alma que confía en su amor y que ha sido redimida por la obra de Jesucristo.



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sábado, 13 de agosto de 2011

“Mas Yo al Señor miraré"



Mas yo al Señor miraré, esperaré al Dios de mi salvación; el Dios mío me oirá.
Miqueas 7:7.

La fe es individual. Alguien puede haber tenido muchos privilegios, haber sido criado en un país, en un medio o en una familia en que pudo beneficiarse de una enseñanza y ejemplo que le permitieron conocer la verdad divina. Pero no puede creer con la fe de los demás; debe creer por sí mismo. En el tiempo del Antiguo Testamento, cuando Israel era el pueblo reconocido por Dios, ciertamente tenía grandes privilegios nacionales, pero en medio de este pueblo unos creían y otros no; unos eran piadosos, otros no.

Hoy uno puede tener padres cristianos, mas a los ojos de Dios no por eso es cristiano. Es un error fatal y una perniciosa ilusión considerar como “hijos de Dios” a todos los que exteriormente forman parte de la cristiandad, incluso habiendo sido bautizados. La Palabra dice que a quienes recibieron a Cristo, y sólo a ellos, “les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12).

Llega un momento en que hay que decir: “Mas yo…”. Sean lo que sean aquellos que me rodean, indiferentes, opositores o creyentes, tengo que colocarme ante Dios, recibir su mensaje y creer personalmente. Luego, cualquiera sea el estado de la sociedad en que vivimos, debemos vivir con esa fe individual. Si esa fe es compartida, es una fuente de gran aliento.

La fe de nuestros padres y de nuestros amigos no puede reemplazar a la nuestra. “Cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí” (Romanos 14:12). Y el Señor dice a cada uno: “Sígueme tú”.



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jueves, 11 de agosto de 2011

Mi Corazón se Alegrará en Dios



Por tanto, en él se alegrará nuestro corazón, porque en su santo nombre hemos confiado. Salmos 33:21.

Sobre la planta de la fe crece la flor del gozo del corazón.

Tal vez no nos alegremos al principio, mas a su tiempo vendrá la alegría.

Cuando estamos tristes, confiemos en el Señor, y en tiempo oportuno responderá a nuestra confianza dándonos la alegría del Señor como fruto de nuestra fe.

La duda engendra tristeza, mas la confianza produce gozo y contentamiento.

La seguridad expresada por el salmista en este versículo es una verdadera promesa que se nos ofrece en las manos de la confianza.

¡Ojalá tuviésemos la gracia necesaria para apropiárnosla!

Si en este momento no estamos gozosos, ciertamente lo estaremos del mismo modo que el Dios de David es nuestro Dios.

Meditemos acerca del santo nombre del Señor para que cada día confiemos más en Él y nuestro gozo sea más cumplido.

Él es santo, justo, verdadero, misericordioso, fiel e invariable.

¿Un Dios de tal naturaleza no será digno de nuestra confianza?

Es omnisciente, todopoderoso, todo lo ve ¿y no confiaremos plenamente en Él? Hagámoslo ahora mismo sin dilación. He aquí sus nombres:

Jehová o Yavhe-Gireh proveerá, Jehová o Yavhe-Shalom enviará paz, Jehová o Yavhe Tsidkrenu justificará, Jehováo Yavhe-Shamma estará siempre cerca, y en Jehová- o Yavhe Erissi venceremos a todos nuestros enemigos.

Quienes te conocen confiarán en ti; y quienes en ti confían se alegrarán, ¡Oh, Señor!

Hoy decido alegrarme en él, porque él es mi mas grande bendición.

Señor, Vengo ante ti con todo mi corazón para admirarte y servirte.

Charles Spurgeon.
Libro de Cheques Del Banco De La Fe.

Conocer al Padre



Jesús le dijo… Vé a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.
Juan 20:17.

Esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna.
Juan 6:40.

Dios se dio a conocer al pueblo de Israel bajo magníficos nombres: Jehová, el Todopoderoso, el Altísimo, el Mismo. Pero a nosotros los cristianos Jesús nos habló de Dios como nuestro “Padre”. Los que creen en su nombre llegan a ser “hijos de Dios” y se benefician de los privilegios ligados a esa relación.

La voluntad del Padre: Los creyentes son dados a Jesús por la voluntad del Padre, quien desea que tengan vida eterna (Juan 6:39-40).

La mano del Padre: Jesús es el Pastor de aquellos a quienes rescató: son suyos por la eternidad. “Nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre” (Juan 10:29).

La casa del Padre: El Padre desea que sus hijos habiten en su casa en el cielo, la meta final de su vida (Juan 14:1- 3).

Los cuidados del Padre: Podemos confiar sin reserva en los cuidados del Padre, porque Jesús dijo: “Vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad” (Mateo 6:8).

El amor del Padre: Los que guardan las enseñanzas de Jesús son amados por el Padre con el mismo amor con el cual amó a su Hijo (Juan 17:23).

La disciplina del Padre: Mediante las variadas circunstancias de la vida el Padre nos educa para que nuestra vida produzca lo que le es agradable (Juan 15:1-2).

El Padre escucha: Él oye y responde incluso a la más débil petición (Juan 16:23).


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Amar a sus enemigos



(Jesús dijo:) Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.
Mateo 5:43-45

El sermón del monte es una maravillosa revelación de las palabras de Dios respecto a las relaciones de los hombres en la tierra. “Amad a vuestros enemigos”. ¡Qué declaración sorprendente! ¿Debemos amar a los que nos atacan y nos hacen daño?


Jesús, el Hijo de Dios, así nos lo pide. Pero, ¿Quién puede obedecer a ese mandamiento de amor? La Biblia responde: “A todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12).



Así es como pasamos a formar parte de la familia de Dios. Si somos hijos de Dios, entonces tendremos la misma actitud de amor que nuestro Padre.


Dios ama a todos los hombres, tanto a pequeños como a grandes. Permite que todos disfruten del calor del sol y de la lluvia, tan necesarios para nuestra vida. También quiere que todos los hombres sean salvos (1 Timoteo 2:4).



A nosotros no nos corresponde hacer diferencias entre una persona y otra. Por lo tanto debemos orar por todos los hombres para que reciban a Jesús como su Salvador. Pero para orar es necesario que nos acerquemos a él buscando su voluntad. “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:7). Así podremos amar a nuestros enemigos.



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viernes, 22 de julio de 2011

La Sombra del Omnipotente



El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente.
Salmos 17:8 y 91:1.

Fuiste fortaleza al pobre, fortaleza al me­nesteroso en su aflicción, refugio contra el turbión, sombra contra el calor.
Isaías 25:4.


“El siervo suspira por la sombra”, dice la Biblia (Job 7:2). El obrero que trabaja bajo el calor abrumador de los meses de verano aprecia un rincón de sombra para descansar y hallar un poco de frescor.

Antes de llegar a ser rey, David, rechazado y perseguido en el desierto de Judá, comprueba la hostilidad del lugar: “Tierra seca y árida donde no hay aguas” (Salmo 63:1). ¿Buscó un alivio físico, por más que le apeteciese? No, era su alma la que tenía sed; él buscaba un refugio moral, y lo halló en Dios, a quien dijo: “Has sido mi socorro y así en la sombra de tus alas me regocijaré” (v. 7); en este refugio pudo apreciar la bondad de Dios. En las dificultades y las pruebas de la vida es necesario que busquemos esta sombra para hallar el reposo y el refrigerio para nuestra alma.

El profeta Isaías escribe: “Será aquel varón como escondedero contra el viento… como sombra de gran peñasco en tierra calurosa” (Isaías 32:2). Estas palabras del profeta nos presentan al Hijo de Dios, quien vino a la tierra para participar de nuestra condición. Él pasó por el cansancio, el hambre, la sed y los sufrimientos, por lo tanto puede comprender perfectamente nuestras necesidades; y como es Dios, puede satisfacerlas.



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jueves, 21 de julio de 2011

Un Dios de Cerca



¿Soy yo Dios de cerca solamente, dice el Señor, y no Dios desde muy lejos?
¿Se ocultará alguno… en escondrijos que yo no lo vea?
¿No lleno yo, dice el Señor, el cielo y la tierra?
Jeremías 23:23-24.

Se le presentó el Señor y le dijo: Ten ánimo.
Hechos 23:11.

El hombre es muy pequeño con relación a la tierra y ésta no es más que un granito de arena en el vasto universo; sin embargo el gran Dios de los cielos, Creador y Salvador, quiere ser un Dios próximo a cada uno de nosotros. En la Escritura hallamos un largo libro de cuarenta y dos capítulos, el de Job, el cual nos muestra el interés que Dios tiene por una sola persona.

Job, probado en cuanto a sus bienes, su familia y su salud comprende que Dios está detrás de todo y concluye: “He aquí que él pasará delante de mí, y yo no lo veré; pasará, y no lo entenderé” (Job 9:11). Esta proximidad incomprendida llega a ser un objeto de turbación que le hace decir: “¿Hasta cuándo no apartarás de mí tu mirada, y no me soltarás?” (7:19).

Pero mediante la prueba Job descubre que Dios se interesa de forma personal por él, a pesar de su insignificancia, y que es objeto de sus compasiones. Comprende la lección, entonces Dios deja de ser para él alguien lejano e impersonal, y Job puede decir: “De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven” (42:5).

Dios quiere ser para los suyos un Dios cercano, porque los ama. Si él nos conduce por circunstancias en que nos sentimos solos, podemos tener la misma experiencia que el apóstol Pablo: “Todos me desampararon… Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas” (2 Timoteo 4:16-17).


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El Dios bienaventurado



(Dios) el bienaventurado y solo Soberano… habita en luz inaccesible.
1 Timoteo 6:15-16

(El apóstol Pablo anunció) el glorioso evangelio del Dios bendito.
1 Timoteo 1:11

¿Dónde encontrar la felicidad? La Biblia responde de forma radical: la felicidad está en Dios. Por encima de nosotros, más allá de nuestras alegrías y tristezas, más allá del bien y del mal que está por todas partes, hay una felicidad absoluta e inalterable. Esa felicidad está en la presencia de Dios.




Dios es llamado el “bienaventurado”, pues la felicidad está en su propia naturaleza. Una felicidad infinita lo llena en la plenitud de su ser, la cual quiere compartir con nosotros.




Los creyentes que han vivido antes de Cristo conocieron a Dios como el todopoderoso, es decir, Aquel que actuaba incluso más allá de las leyes de la naturaleza, o como Jehová, quien quiere salvar a los hombres y hacer de ellos su pueblo. Se dio a conocer como “el Santo”, el que no conoce el mal, perfecto en todo.




Sin embargo, la profundidad de sus palabras y de lo que Dios es nos fue revelada en su Hijo. Jesucristo vino a la tierra para mostrarnos el esplendor de su ser: él es luz y amor. En cuanto a la luz, él resplandece de verdad y de gracia; en cuanto al amor, dio a su Hijo por nuestros pecados. Sobre esta base de amor y de santidad Dios funda, por la eternidad, la felicidad de todos aquellos que ya la disfrutan; esta es su gloria.




Nada en la tierra puede ofrecernos una felicidad que nos satisfaga plenamente. Dios formó al hombre para él mismo y le dio un corazón tan profundo que sólo Dios puede llenarlo. ¡Hoy usted puede experimentar esa plenitud que está en Jesús!






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sábado, 16 de julio de 2011

Al contemplar las estrellas



El Señor con sabiduría fundó la tierra; afirmó los cielos con inteligencia.
Proverbios 3:19

Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos.
Salmo 19:1

¡Cuántas veces David, mientras cuidaba el rebaño de su padre, debió haber alzado la vista para contemplar el cielo estrellado! Por ello escribió: “¡Oh... Señor nuestro…! Has puesto tu gloria sobre los cielos… Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria?” (Salmo 8:1-4). Estas son palabras de humildad y admiración provenientes del creyente que sabe que, a pesar de su pequeñez ante la inmensidad del Universo, Dios lo amó y se ocupó de él.


El hombre es el único ser vivo que, al contemplar las estrellas, puede discernir más allá de ellas al Creador. La Biblia le enseña que ese Dios tan grande se acercó a él en la persona de su Hijo. Ese Hijo muy amado quiso dejar el lugar de la gloria para venir a nuestro minúsculo planeta y dar su vida por todos los pecadores.


El creyente, maravillado, adora al Dios todopoderoso que creó el mundo y, en su infinito amor, dio a su Hijo unigénito por seres frágiles y miserables como nosotros. ¿Cerraríamos la puerta de nuestro corazón a ese amor?


Señor, mi Dios, al contemplar los cielos,
El firmamento y las estrellas mil;
Al oír tu voz en los potentes truenos
Y ver brillar el sol en su cenit;
Mi corazón entona esta canción
¡Cuán grande es Él! ¡Cuán grande es Él!



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martes, 12 de julio de 2011

La Omnipresencia de Dios



¿Soy yo Dios de cerca solamente, dice el Señor,y no Dios desde muy lejos?
¿Se ocultará alguno, dice el Señor,en escondrijos que yo no lo vea?
¿No lleno yo, dice el Señor,el cielo y la tierra?
Jeremías 23:23-24


Evidentemente, nadie puede estar en dos lugares diferentes al mismo tiempo, pero Dios no sólo puede hacerlo, sino que es omnipresente, es decir, está en todas partes. Por su naturaleza Dios es inconcebible e inalcanzable para sus criaturas, porque “Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra” (Eclesiastés 5:2). Sin embargo, al mismo tiempo está muy cerca de nosotros, “porque en él vivimos, y nos movemos, y somos” (Hechos 17:28). Este misterio supera las leyes de la naturaleza y es incomprensible para la mente humana, pero la fe lo acepta. Todo creyente sabe, por medio de las Escrituras, que Dios está cercano “a todos los que le invocan de veras” (Salmo 145:18).

En la persona de Jesucristo, Dios mismo estaba presente en la tierra para traer a la humanidad las Buenas Nuevas de salvación. Y hoy, el Señor Jesús nos asegura: “He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20).

Para todos los que creemos en él, es un aliento saber que el Señor está cerca de nosotros y comparte nuestras circunstancias más difíciles y duras, e igualmente se regocija con nosotros cuando todo va bien. ¡Qué paz nos da esta seguridad! Pero saber que tenemos una persona de la Deidad tan cerca de nosotros exige que la reverenciemos.

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miércoles, 6 de julio de 2011

Tres Virtudes Fundamentales



Damos siempre gracias a Dios…
acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo.
1 Tesalonicenses 1:2-3

La Fe acepta la gracia y el perdón que Dios ofrece, se apoya en la obra cumplida por Jesús en la cruz y se alimenta de la Palabra de Dios para conocer mejor a aquel que nos es revelado en ella, es decir, a Jesucristo. Una fe viva no se manifiesta mediante palabras, sino mediante hechos. Sin las obras que resultan de ella, la fe es muerta (Santiago 2:17, 20).

La Esperanza es un estimulante para la vida, porque nos hace mirar hacia delante, hacia la meta, hacia Jesús glorificado. Después de su resurrección, Cristo ascendió al cielo y entró en él como nuestro precursor y garante de que somos aceptados ante Dios (Hebreos 6:19-20; 7:22). La esperanza alienta a la fidelidad, sabiendo que todo será puesto a la luz, “y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios” (1 Corintios 4:5).

El Amor tiene su fuente en Dios Padre; es dado al creyente y mantenido por la acción del Espíritu Santo (Romanos 5:5). La obra de amor de los tesalonicenses se manifestaba en varias esferas que siguen siendo actuales: seguían las pisadas de Jesús y las del apóstol, quien se las había enseñado (1 Tesalonicenses 1:6); habían recibido sus enseñanzas como lo que es “en verdad, la palabra de Dios” (2:13); su conducta agradaba a Dios; su amor fraternal era manifiesto en toda la región (4:9-10).



Esto no va más allá de nuestro alcance: vivamos la fe, la esperanza y el amor, tomando a Jesús como nuestro modelo perfecto.



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martes, 14 de junio de 2011

«A estas Palabras no se las lleva el viento»



El cielo y la tierra pasarán,pero mis palabras no pasarán.
Mateo 24:35.

La palabra del Señor permanece para siempre.
1 Pedro 1:25.

Bienaventurados los que oyen la palabra de Dios,y la guardan.
Lucas 11:28.

Esta expresión alude a que toda decisión o palabra importante debe estar escrita para recordarla o autentificar su fuente, como garantía en cierto modo.

Así, Dios se dirigió a los hombres por escrito. También suscitó escritores a quienes inspiró su Palabra: “Santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1:21). “Moisés escribió todas las palabras del Señor” (Éxodo 24:4). “Escribió Josué estas palabras en el libro” (Josué 24:26). Samuel, Isaías, Jeremías, Daniel, los evangelistas, el apóstol Pablo y otros escucharon cuidadosamente las palabras de Dios y las transcribieron en un libro que nos llegó a través de los siglos.

Este libro es la Biblia, llamada “las Escrituras” o “la Palabra de Dios”. Siempre está de actualidad y aún responde a las necesidades de cada ser humano. Es una Palabra “viva y eficaz, y más cortante que toda espada…” (Hebreos 4:12).

Muchas profecías de este libro ya se cumplieron. Otras están por cumplirse, por ejemplo: “Vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación” (Juan 5:28-29). Para obtener esa vida eterna, es decir, estar en el paraíso con Jesús, es necesario creer el mensaje que Dios nos transmitió en Su Palabra.

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lunes, 13 de junio de 2011

Dios nos contesta



Antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído.
Isaías 65:24

Bien lo ha hecho (Jesús) todo.
Marcos 7:37

Jesús dijo a sus discípulos: “Vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad” (Mateo 6:8). A través de su Palabra, la Biblia, quiere satisfacer todas nuestras necesidades.

“¿Qué debo hacer para ser salvo?” Esta pregunta traduce nuestra primera necesidad espiritual, es decir, ser liberados del pecado y de la muerte. La Biblia responde: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo” (Hechos 16: 30-31).

Y cuando somos salvos se ocupa de nosotros como de sus propios hijos. Si somos débiles, a menudo estamos cansados, inquietos o a punto de dudar de sus promesas, incluso en esas circunstancias quiere hablarnos.

–¿Nuestra fe vacila? Jesús nos dice: “¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?” (Mateo 14:31). Y también: “No temas, cree solamente” (Marcos 5:36).

–¿Estamos cansados? Jesús dice: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).

–¿Estamos inquietos? “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:6-7).

–Si sufrimos, no olvidemos que “las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse” (Romanos 8:18).

–“¿Está alguno alegre? Cante alabanzas” (Santiago 5:13).

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viernes, 3 de junio de 2011

Nada impide el amor de Dios



Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia.
Jeremías 31:3.

En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él.
1 Juan 4:9.

Usted no puede alejar a Dios de su vida, no puede impedirle que lo ame.

Usted puede rehusar la salvación que se le ofrece por Jesucristo, relegar ese mensaje al nivel de antiguas fábulas, pero no podrá impedir a Dios que lo ame.

Usted puede convencerse de que Dios no existe, que el más allá no existe, y que por consiguiente nunca tendrá que vérselas con él. Puede persuadirse de que el hombre es una criatura fruto de la casualidad, pero sus ideas no impedirán que Dios lo ame.

Hasta podría ser un temible bandido, pero esa mala conducta tampoco impediría a Dios amarlo y buscarlo.

El amor de Dios no se puede comprender mediante el razonamiento humano; hay que experimentarlo. A esto Él le invita aún hoy. Alguien que durante toda su vida no haya experimentado el amor de Dios es como un miserable mendigo que posee un tesoro y no lo sabe.

Dios dio la más grande prueba de ese amor al entregar a su Hijo Jesucristo a fin de que muriera en la cruz para salvarnos.

Si usted aún no lo ha hecho, responda a ese amor; acepte el perdón de Dios y aprenda a conocerle como su Padre.

El amor de Dios es grande, no podrá jamás cesar; más aumenta más se expande, cuanto más le dan lugar.

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miércoles, 25 de mayo de 2011

Cinco consejos del Salmo 37



No te impacientes a causa de los malignos… Confía en el Señor, y haz el bien… Deléitate asimismo en el Señor… Encomienda al Señor tu camino… Guarda silencio ante el Señor, y espera en él.
Salmo 37: 1, 3-5, 7

“No te impacientes a causa de los malignos”. El mal siempre debería interpelarnos, pero el denunciarlo con firmeza, el no pasarlo por alto, no debería crear en nosotros un espíritu de venganza contra los que lo cometieron. Al contrario, Jesús nos enseña a orar por ellos. Abrigar amargura anularía cualquier posibilidad de perdón. Pongamos nuestra confianza en Dios, quien sabrá encargarse de nuestro asunto.


“Confía en el Señor, y haz el bien”. Esta confianza en Dios nos incita a hacer el bien, y para ello la vida de Cristo nos sirve de modelo: él “anduvo haciendo bienes” (Hechos 10:38). Una fe profunda en el Señor nos conduce a imitarlo por amor y no por conveniencias.


“Deléitate asimismo en el Señor”. Aprendamos a hallar nuestro gozo en el Señor Jesús, leyendo la Palabra de Dios. Su perfección moral cuando hacía el bien, su sumisión y su humillación en la cruz nos unirán a esta persona, la única que es digna de nuestra adoración.



“Encomienda al Señor tu camino”. Si nos gozamos en el Señor, sencillamente pondremos toda nuestra vida en sus manos. Él conoce nuestras necesidades, ora por nosotros y se encarga de nuestro futuro.


“Guarda silencio ante el Señor, y espera en él”. Dios nunca actúa demasiado pronto ni demasiado tarde. ¡Él siempre interviene en el momento oportuno! Para sentir su paz, escuchemos su precioso secreto: esperar “en él”, confiando en sus promesas.



Fuente:LaBuenaSemilla.net

lunes, 23 de mayo de 2011

Pentecostés



(Jesús dijo:) Yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador,para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad.
Juan 14:16-17

Según el capítulo 2 del libro de los Hechos de los Apóstoles, el día de Pentecostés el Espíritu Santo vino a esta tierra para habitar en cada creyente y en el conjunto de los salvados, es decir, en la Iglesia. El Señor Jesús lo llamó “Consolador”, lo que también puede significar “abogado”. Entonces el Espíritu Santo se encarga de nosotros, nos ayuda y nos consuela. ¿Cómo se traduce este servicio caritativo en cada uno de nosotros?

Generalmente, sólo mediante el Espíritu Santo podemos comprender lo que Dios quiere comunicarnos en la Biblia. Cuando leemos y estudiamos la Escritura, él nos guía a toda la verdad y hace que la persona de nuestro Salvador nos sea grande y preciosa (1 Corintios 2:10-13; Juan 16:13-15). Él nos asegura nuestra filiación de hijos de Dios al dar testimonio a nuestro espíritu “de que somos hijos de Dios” (Romanos 8:16). Nos guía en nuestras oraciones e intercede por nosotros “conforme a la voluntad de Dios” (Romanos 8:26-27). Se preocupa por nosotros para que nuestra esperanza por la gloria de Cristo permanezca viva (Romanos 15:13).

El Espíritu en nosotros también es la fuerza que necesitamos para servir a Dios como le agrada (1 Corintios 12:4-11). Él obra en nosotros para transformarnos cada vez más conforme a la imagen del Señor (2 Corintios 3:18). El Espíritu Santo no sólo es el poder para todo servicio, sino también la fuente del poder de nuestra nueva vida.

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¿Qué es un Cristiano?



A los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía.
Hechos 11:26.

Antioquía (sur de la actual Turquía, en la frontera siria) era la tercera ciudad del imperio romano, después de Roma y Alejandría. Desempeñaba un papel clave para el comercio de la época. Era una ciudad muy corrupta, en la cual reinaba una gran inmoralidad. Fue en esa ciudad difícil en donde unos sencillos creyentes anónimos anunciaron la Buena Nueva de la salvación por Jesucristo. Muchas personas creyeron este mensaje y se convirtieron al Señor (Hechos 11:21). Su vida cambió tanto que el nombre de cristianos, “los que son de Cristo”, fue empleado por primera vez en ese momento.

Dos mil años después el término cristiano sigue empleándose, aun cuando su sentido a menudo, y por desdicha, haya sido desfigurado. Para ser cristiano, para ser de Cristo, es necesario haber nacido de nuevo, haber nacido del Espíritu (Juan 3:3, 7). Este nuevo nacimiento no se recibe mediante el bautismo, sino por la fe en Jesús, muerto y resucitado. Es un nuevo comienzo. El que ha nacido de nuevo tiene una nueva vida que le permite conocer a Jesús, amarle, honrarle y vivir en comunión con él.

Le transcribimos un pensamiento de un cristiano que vivió hace cuatro siglos: «El cristiano es un hombre que no vive para sí mismo, sino para Cristo y para su prójimo. Para Cristo por la fe, para su prójimo por el amor. Mediante la fe se eleva por encima de sí mismo hasta Dios. Para Dios, él se dedica por amor a su prójimo. Sin embargo, siempre mora en Dios y en su amor».



Fuente:LaBuenaSemilla.net

viernes, 20 de mayo de 2011

Un Golpe Duro



Nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes,
extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos,
viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros.
Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador,
y su amor para con los hombres, nos salvó.
Tito 3:3-5.

Roberto tuvo una abominable juventud. Pero después de acudir a Jesucristo se convirtió en un fiel predicador del Evangelio. Una noche, cuando entró en la sala donde debía hablar, un desconocido le dio un papel que decía: «¡Usted es un hipócrita! Debería refrescar su memoria. ¿Ya no se acuerda de tal y tal cosa…? ¿Tiene el valor de levantarse esta noche y predicar el Evangelio en esta sala?».

El golpe fue duro. Roberto subió al estrado, abrió su Biblia y leyó: “Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero” (1 Timoteo 1:15). Hizo una pausa y luego empezó a hablar: «Ahora, cuando entré en esta sala, me entregaron una nota. El autor de esas líneas, que me conoce, me acusa de haber llevado una vida escandalosa en el pasado. Con respecto a eso tengo que hacer tres observaciones:

1. La persona en cuestión tiene toda la razón. El pasado no puede ser borrado y reconozco con vergüenza y tristeza las faltas de mi juventud.

2. Todo me ha sido perdonado, porque cuando confesamos nuestros pecados, Dios es fiel y justo para perdonarnos, y esto gracias a la obra de la salvación que Jesús cumplió en la cruz.

3. Si Dios puede perdonar una culpa tan grande como la mía, si pudo perdonar al primero de los pecadores, entonces no hay nadie que no pueda recibir el perdón divino».



Confía es que cuando entregas tu vida a Cristo tus pecados pasados han sido borrados, no permitas que nada, ni nadie, te roben la paz y la certeza de tu nueva vida.



Que Dios te bendiga por siempre



Fuente:LaBuenaSemilla.net

lunes, 16 de mayo de 2011

Agradando a Dios



” Todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice”Isaías 43:7
Glorificar a Dios debe ser la meta principal de mi vida. Agradarle con lo que soy y con lo que hago, por agradecimiento a todo lo que Él ha hecho por nosotros…amándonos primero. Veremos en la vida de Abraham características de un hombre que agradaba a Dios.

Un corazón que obedece
Génesis 12:1-9. Abraham obedece al llamado de Dios de dejar todo para seguirle a Él…no le importaron los costos, levantó sus tiendas, sólo buscando obedecer a Aquél que le llamaba. A donde iba, no lo sabía; le bastaba saber que iba con Dios.
¿Cómo es mi obediencia a Dios? ¿Mido el costo? La verdadera obediencia implica tomar nuestra cruz diariamente. Cada paso en la vida cristiana, muchas veces, envuelv e un altar donde hemos ofrecido algo de nuestra vida o sepultado nuestros propios deseos.

Un corazón que le ama
Génesis 22:1-14. Abraham es probado por Dios y sale victorioso mostrando que le amaba por sobre todas las cosas. “La única prueba verdadera de amor, es cuando estamos preparados para hacerlo todo, por la persona a quien lo profesamos” (Meyer)
“El que tiene mis mandamientos y los guarda, ese es el que me ama”

¿Puedes ver a Abraham recogiendo los leños, edificando un altar…volviéndose al joven Isaac para amarrarlo y ofrecerlo a Dios? ¿Amo yo a Dios de esa manera? ¿Es más importante que mis seres queridos? Pongamos nuestro “Isaac” sobre el altar…

Un corazón que confía
“Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo. Al tercer día alzó Abraha m sus ojos, y vio el lugar de lejos. Entonces dijo Abraham a sus siervos: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros.” Génesis 22:3-5

“Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito, habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia; pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir.” Hebreos 11:17-19

Abraham estaba seguro que de alguna manera Dios cumpliría la promesa. Meyer dijo: “Mientras estamos viviendo sosegadamente en medio de circunstancias favorables y sin perturbación, la fe duerme como un tendón no desarrollado en nuestro cuerpo; un hilo, un germen, una idea. Pero cuando somos empujados en medio de circunstancias difíciles y no tenemos de quien depender, sino de Dios, entonces la fe aumenta repentinamente hasta hacerse un cable, una encina reina del bosque, un principio dominante en la vida”

No miremos las dificultades que estorban el camino, sino el maravilloso poder y la gran fidelidad de Aquel que hizo la promesa

Equipo de colaboradores del Portal de la Iglesia Latina
www.iglesialatina.org

lunes, 2 de mayo de 2011

Una decisión de la que uno no se arrepentirá jamás



No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree.
Romanos 1:16

Estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor.
Filipenses 3:8

El Evangelio compromete a quien lo acepta. No se trata de una adhesión superficial a una idea, sino de un trabajo interior del corazón y de la conciencia. Algunas personas no quieren saber nada del Evangelio porque precisamente perciben que es un poder que transforma la vida de quien lo recibe. Se dan cuenta de que no pueden aceptarlo a la ligera. Pero nunca he conocido a alguien que se arrepienta de haber aceptado a Jesús como su Salvador personal.



El apóstol Pablo sufrió mucho a causa de su fe. Fue perseguido, golpeado y encarcelado, sin embargo en ningún momento echó de menos la vida que había vivido antes de su conversión. Su relación con Dios y la paz que llenaba su corazón hacían que no envidiase a nadie. Incluso en la cárcel escribió: “Para mí el vivir es Cristo”. “Regocijaos en el Señor siempre”. “La paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 1:21; 4:4, 7).


Aún hoy el Evangelio es presentado a todos, no como si se tratase de un producto para probar, sino como un poder que libera y hace que la vida tenga sentido.

“Hasta alcanzar todas las riquezas de pleno conocimiento a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo” (Colosenses 2:2).



Fuente:LaBuenaSemilla.net

martes, 5 de abril de 2011

¿Salvos o perdidos?


Por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Efesios 2:8-9


Al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia. Romanos 4:5


Si hay algo de máxima importancia es nuestra condición ante Dios. ¿Cómo unos seres culpables y tan limitados podrían hacer lo suficiente para apaciguar a un Dios ofendido y conseguir sus favores? ¡Es imposible! Pero no es casualidad que la palabra «evangelio» signifique «buena nueva», pues Dios es un Dios de gracia y ofrece la reconciliación gratuitamente.

Dios es aquel que da, que ama y que, como es Dios, no pide nada a cambio. La gracia es por definición una acción gratuita. Lo único que hay que hacer es aceptarla y agradecer a Dios por ese regalo. ¿Le parece demasiado sencillo?


Querer hacer algo para obtener la salvación significa vivir en la insoportable angustia de no haber hecho lo suficiente y encerrarse en una serie de reglas que uno cree que son fuente de salvación. De este modo uno niega el Evangelio de la gracia, el poder ilimitado del amor del Dios Salvador, y rehúsa creer en la veracidad de sus promesas.

Sin embargo, ¡Dios nos ama! Él demostró que somos pecadores: “No hay justo, ni aun uno”. “Todos pecaron” (Romanos 3:11, 23). Pero su amor se desplegó en la cruz cuando su Hijo llevó el castigo que nuestras malas acciones merecían. El precio que Jesucristo pagó es lo que le permite a Dios perdonarnos. ¡Me salva por pura gracia!


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No se nace Cristiano, pero se llega a serlo


En otro tiempo erais desobedientes a Dios, pero ahora habéis alcanzado misericordia. Romanos 11:30.


(Jesús dijo:) De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Juan 3:3.


¿Cómo se llega a ser cristiano? Algunos creen que son cristianos porque tienen un conocimiento aproximado de las verdades cristianas: fueron bautizados y siguieron una enseñanza religiosa.


Otros reconocen la existencia de un Dios creador; otros nunca faltan a los oficios religiosos y siguen ritos y tradiciones, sin hacerse demasiadas preguntas. Sin embargo, no se nace cristiano porque los padres son cristianos. Tampoco se llega a serlo por medio de estudios teológicos en un seminario o en un instituto bíblico, ni por haber recibido una instrucción religiosa.


Entonces, ¿cómo se llega a ser cristiano? La Palabra de Dios nos dice que para llegar a ser “hijo de Dios” es necesario el “nuevo nacimiento”, es decir, arrepentirse y, por la fe, aceptar a Jesús como Salvador. Estoy perdido, lejos de Dios, soy pecador. Por eso necesito ser salvo y tener una relación con Dios, cosa que sólo Dios puede darme si confío en él.


Depositar su fe en Jesucristo, creer y confiar en él, es algo muy distinto de lo que es una religión, pues la religión no salva, pero Jesús sí. “A todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12).


“El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24).


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viernes, 1 de abril de 2011

La abuela de la Biblia


Así alumbre vuestra luz delante de los hombres. Mateo 5:16 Les reconocían que habían estado con Jesús. Hechos 4:13 Mi esposa siempre responde con amabilidad y benevolencia a todo el que le pide un favor. Cierto día, cuando estábamos en nuestro puesto para presentar la Biblia en una feria de exposición anual celebrada en nuestra ciudad, un hombre se detuvo, saludó a mi esposa muy amablemente y la animó a continuar con lo que hacía para el Señor. Entonces se dirigió a su mujer y le dijo: «¿Sabes? ¡Es la abuela de la Biblia!».

¿A usted no le gustaría que le llamasen así? Sus compañeros, vecinos y conocidos, ¿dicen de usted «es un tal o cual de la Biblia»?

Así animaba el apóstol Pablo a los creyentes de Filipos: “Para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha… resplandecéis como luminares en el mundo; asidos de la palabra de vida” (Filipenses 2:15-16).

La mayoría de las veces Dios no nos pide que hagamos cosas prodigiosas, sino que demos testimonio de él dentro del pequeño círculo donde nos ha colocado: “En otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad)” (Efesios 5:8-9).

Pero para mostrar la vida de Jesucristo a nuestro alrededor, ¡primero es necesario poseerla! ¿Conocemos el mensaje de la Biblia? “Éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (Juan 20:31).


Fuente:LaBuenaSemilla.net