jueves, 25 de agosto de 2011

Beneficios de la Obediencia



Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. Si uardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.
Juan 15:9-10.

Hablar del amor de Dios y del amor por Dios es bastante fácil y no suscita oposición, pero trate de hablar de obediencia y verá que no habrá mucho entusiasmo. Sin embargo, Jesús dijo: “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama” (Juan 14:21). Obedecer a Dios, al Señor Jesús, demuestra que le amamos. No se trata de lucirse, sino de amarle. La obediencia es una señal de la nueva vida en el creyente.

Tal obediencia no es orgullosa o exterior; viene “del corazón” (Romanos 6:17). No esclaviza, mas libera de la inclinación al mal que aún está en nosotros. Jesús también nos revela que guardar “sus mandamientos” es el medio para conocer el gozo de saber que uno es amado por Dios.

Al hablar de Dios, su Padre, Jesús podía decir: “Yo hago siempre lo que le agrada” (Juan 8:29). Meditar en el lugar que el Padre ocupaba en la vida de Jesús nos ayuda a hacer callar nuestros propios deseos, a fin de buscar y hacer la voluntad de Aquel a quien pertenecemos.

Por medio de nuestras propias fuerzas no podemos responder a lo que Dios nos pide; sólo podremos hacerlo dejándonos conducir por su Espíritu. Entonces descubriremos que obedecer al Señor Jesús, escucharle y poner en práctica sus enseñanzas es la senda del conocimiento, de la energía espiritual, del gozo y de la libertad.



Fuente:LaBuenaSemilla.net


domingo, 21 de agosto de 2011

Reflexiones sobre el Sufrimiento y la Fe



El Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.
1 Pedro 5:10.

Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
Salmo 46:1.

» Jesucristo no vino para eliminar el sufrimiento, sino para llenarlo con su presencia.

» Sólo la Palabra de Dios trae una verdadera respuesta al misterio incomprensible del sufrimiento.

» Sólo al final de los tiempos podremos comprender perfectamente de qué manera “todas las cosas” hayan ayudado a nuestro bien (Romanos 8:28).

» Tener fe es creer de antemano en lo que sólo tendrá sentido más tarde.

» Los más grandes triunfos de la fe se cumplen en medio de las más grandes pruebas.

» La fe es como un pájaro que canta aunque el día sea oscuro.

» Una fe puesta a prueba es una fe fortalecida.

» Mediante la prueba aprendemos a conocer nuestra debilidad, pero también la fidelidad de Dios y sus tiernos cuidados.

“Sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que no os falte cosa alguna”. (Santiago 1:3-4)


Fuente:LaBuenaSemilla.net

viernes, 19 de agosto de 2011

Fe y Certidumbre



Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera,la convicción de lo que no se ve.
El justo vivirá por fe.
Hebreos 11:1; 10:38.

“Yo sé”, o “sabemos”, son expresiones claves de la fe. Ésta es una convicción fundada no en una demostración de la mente humana, sino en las declaraciones de la palabra de Dios, la Biblia.

Abarca tres aspectos:

El pasado: Sabemos que todas las cosas, las visibles y las invisibles, fueron creadas por la palabra de Dios. A causa de la desobediencia del hombre, el pecado entró en el mundo, y por él el sufrimiento y la muerte. Pero desde la eternidad pasada, Dios tenía ante sí a su Hijo, Jesucristo, quien, mediante su obra en la cruz salvaría a todos los que creen en ella.

El presente: “Yo sé a quién he creído”, puede decir el creyente (2 Timoteo 1:12). La Palabra de Dios le da la certeza de ser salvo, pues su salvación está basada en la obra de la cruz. Tiene, pues, la paz. También puede decir: “Sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien” (Romanos 8:28). Las circunstancias de la vida no lo asustan porque sabe que una mano bondadosa está por encima de ellas para velar por su bien presente y eterno.

El porvenir: “Sabemos que si nuestra morada terrestre… se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa… eterna, en los cielos” (2 Corintios 5:1). Así el creyente no siente terror ante la muerte, pues sabe que al dejar esta tierra estará con Cristo (Filipenses 1:23).

Quienes creen la Palabra de Dios son los que poseen estas profundas convicciones.



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martes, 16 de agosto de 2011

El Descanso que Aporta la Oración



Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Filipenses 4:6-7.

¿Es necesario pasar por circunstancias apacibles para llegar a tener paz interior? No forzosamente; eso es una paradoja. Ante todo, el reposo depende del estado interior de nuestra alma. Mientras estuvo rodeado de enemigos, el rey David pudo escribir: “En Dios solamente está acallada mi alma” (Salmo 62:1).

A veces estamos inquietos y estresados porque no nos tomamos el tiempo de dirigirnos al Señor en una actitud confiada. Para resistir al temor y al abatimiento es necesario entregarse a la bondad de Dios. Es un acto de fe, de sencilla confianza en el Señor que se hace más fácil si nos acercamos regularmente a él mediante la oración. Cuando la costumbre de orar y la lectura de Biblia son un hábito de cada día, sentimos una serenidad muy profunda.

¿El mal no da tregua, sus asaltos son incesantes? ¡Que nuestra oración también sea incesante! Aprendamos a perseverar en la súplica. Debemos hacerlo cuando estamos solos, pero también con nuestros hermanos y hermanas. ¡Cuántos creyentes oprimidos por las preocupaciones fueron a una reunión de oración y volvieron llenos de paz! Las circunstancias de la vida siguen siendo difíciles, pero el corazón está renovado en la confianza y ve las cosas de manera distinta. El Espíritu Santo ha hecho su trabajo secreto y produce paz interior que supera “todo entendimiento”.



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lunes, 15 de agosto de 2011

Maravillosas Obras



Te alaben, oh Señor, todas tus obras.
Salmo 145:10.

Formidables, maravillosas son tus obras.
Salmo 139:14.

Contaré las obras del Señor.
Salmo 118:17.

En un año el corazón del ser humano realiza más de 36 millones de pulsaciones. Durante cada minuto de nuestra vida, nuestra sangre renueva 175 millones de corpúsculos sanguíneos. El cuerpo humano contiene más de 200 huesos, de distintos tamaños y formas, y más de 500 músculos, alimentados cada uno por vasos sanguíneos específicos y gobernados por nervios especiales.

Se comprende que el autor del Salmo 139, al alabar a Dios como Creador, exclama al pensar en la complejidad y la perfección del cuerpo humano: “Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien” (v. 14).

Además, David deseaba estar en íntima comunión con ese Dios todopoderoso, porque allí es donde se halla la bendición para nosotros; por eso agrega en los dos últimos versículos del Salmo: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno”.

¿Es ésta también la oración de cada uno de nosotros? Maravillados ante la perfecta sabiduría de nuestro Creador, ¿Pensamos en nuestra responsabilidad de andar ante él con temor? Sólo él puede conducir por el camino eterno al alma que confía en su amor y que ha sido redimida por la obra de Jesucristo.



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sábado, 13 de agosto de 2011

“Mas Yo al Señor miraré"



Mas yo al Señor miraré, esperaré al Dios de mi salvación; el Dios mío me oirá.
Miqueas 7:7.

La fe es individual. Alguien puede haber tenido muchos privilegios, haber sido criado en un país, en un medio o en una familia en que pudo beneficiarse de una enseñanza y ejemplo que le permitieron conocer la verdad divina. Pero no puede creer con la fe de los demás; debe creer por sí mismo. En el tiempo del Antiguo Testamento, cuando Israel era el pueblo reconocido por Dios, ciertamente tenía grandes privilegios nacionales, pero en medio de este pueblo unos creían y otros no; unos eran piadosos, otros no.

Hoy uno puede tener padres cristianos, mas a los ojos de Dios no por eso es cristiano. Es un error fatal y una perniciosa ilusión considerar como “hijos de Dios” a todos los que exteriormente forman parte de la cristiandad, incluso habiendo sido bautizados. La Palabra dice que a quienes recibieron a Cristo, y sólo a ellos, “les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12).

Llega un momento en que hay que decir: “Mas yo…”. Sean lo que sean aquellos que me rodean, indiferentes, opositores o creyentes, tengo que colocarme ante Dios, recibir su mensaje y creer personalmente. Luego, cualquiera sea el estado de la sociedad en que vivimos, debemos vivir con esa fe individual. Si esa fe es compartida, es una fuente de gran aliento.

La fe de nuestros padres y de nuestros amigos no puede reemplazar a la nuestra. “Cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí” (Romanos 14:12). Y el Señor dice a cada uno: “Sígueme tú”.



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jueves, 11 de agosto de 2011

Mi Corazón se Alegrará en Dios



Por tanto, en él se alegrará nuestro corazón, porque en su santo nombre hemos confiado. Salmos 33:21.

Sobre la planta de la fe crece la flor del gozo del corazón.

Tal vez no nos alegremos al principio, mas a su tiempo vendrá la alegría.

Cuando estamos tristes, confiemos en el Señor, y en tiempo oportuno responderá a nuestra confianza dándonos la alegría del Señor como fruto de nuestra fe.

La duda engendra tristeza, mas la confianza produce gozo y contentamiento.

La seguridad expresada por el salmista en este versículo es una verdadera promesa que se nos ofrece en las manos de la confianza.

¡Ojalá tuviésemos la gracia necesaria para apropiárnosla!

Si en este momento no estamos gozosos, ciertamente lo estaremos del mismo modo que el Dios de David es nuestro Dios.

Meditemos acerca del santo nombre del Señor para que cada día confiemos más en Él y nuestro gozo sea más cumplido.

Él es santo, justo, verdadero, misericordioso, fiel e invariable.

¿Un Dios de tal naturaleza no será digno de nuestra confianza?

Es omnisciente, todopoderoso, todo lo ve ¿y no confiaremos plenamente en Él? Hagámoslo ahora mismo sin dilación. He aquí sus nombres:

Jehová o Yavhe-Gireh proveerá, Jehová o Yavhe-Shalom enviará paz, Jehová o Yavhe Tsidkrenu justificará, Jehováo Yavhe-Shamma estará siempre cerca, y en Jehová- o Yavhe Erissi venceremos a todos nuestros enemigos.

Quienes te conocen confiarán en ti; y quienes en ti confían se alegrarán, ¡Oh, Señor!

Hoy decido alegrarme en él, porque él es mi mas grande bendición.

Señor, Vengo ante ti con todo mi corazón para admirarte y servirte.

Charles Spurgeon.
Libro de Cheques Del Banco De La Fe.

Conocer al Padre



Jesús le dijo… Vé a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.
Juan 20:17.

Esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna.
Juan 6:40.

Dios se dio a conocer al pueblo de Israel bajo magníficos nombres: Jehová, el Todopoderoso, el Altísimo, el Mismo. Pero a nosotros los cristianos Jesús nos habló de Dios como nuestro “Padre”. Los que creen en su nombre llegan a ser “hijos de Dios” y se benefician de los privilegios ligados a esa relación.

La voluntad del Padre: Los creyentes son dados a Jesús por la voluntad del Padre, quien desea que tengan vida eterna (Juan 6:39-40).

La mano del Padre: Jesús es el Pastor de aquellos a quienes rescató: son suyos por la eternidad. “Nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre” (Juan 10:29).

La casa del Padre: El Padre desea que sus hijos habiten en su casa en el cielo, la meta final de su vida (Juan 14:1- 3).

Los cuidados del Padre: Podemos confiar sin reserva en los cuidados del Padre, porque Jesús dijo: “Vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad” (Mateo 6:8).

El amor del Padre: Los que guardan las enseñanzas de Jesús son amados por el Padre con el mismo amor con el cual amó a su Hijo (Juan 17:23).

La disciplina del Padre: Mediante las variadas circunstancias de la vida el Padre nos educa para que nuestra vida produzca lo que le es agradable (Juan 15:1-2).

El Padre escucha: Él oye y responde incluso a la más débil petición (Juan 16:23).


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Amar a sus enemigos



(Jesús dijo:) Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.
Mateo 5:43-45

El sermón del monte es una maravillosa revelación de las palabras de Dios respecto a las relaciones de los hombres en la tierra. “Amad a vuestros enemigos”. ¡Qué declaración sorprendente! ¿Debemos amar a los que nos atacan y nos hacen daño?


Jesús, el Hijo de Dios, así nos lo pide. Pero, ¿Quién puede obedecer a ese mandamiento de amor? La Biblia responde: “A todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12).



Así es como pasamos a formar parte de la familia de Dios. Si somos hijos de Dios, entonces tendremos la misma actitud de amor que nuestro Padre.


Dios ama a todos los hombres, tanto a pequeños como a grandes. Permite que todos disfruten del calor del sol y de la lluvia, tan necesarios para nuestra vida. También quiere que todos los hombres sean salvos (1 Timoteo 2:4).



A nosotros no nos corresponde hacer diferencias entre una persona y otra. Por lo tanto debemos orar por todos los hombres para que reciban a Jesús como su Salvador. Pero para orar es necesario que nos acerquemos a él buscando su voluntad. “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:7). Así podremos amar a nuestros enemigos.



Fuente:LaBuenaSemilla.net