lunes, 3 de octubre de 2011

Las Promesas de Dios





Abraham… se fortaleció en fe, dando gloria a Dios,
plenamente convencido de que era también poderoso
para hacer todo lo que había prometido.
Romanos 4:16, 20-21.

Fiel es el que prometió.
Hebreos 10:23.

Él dijo: No te desampararé, ni te dejaré.
Hebreos 13:5

Para el que busca la paz interior: “Todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá” (Lucas 11:10).

Para el que tiene problemas: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:6-7).

Para el que está enfermo: “Sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28).

Para el que busca su senda con oración: “Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos” (Salmo 32:8).

Al que se halla ante la muerte: Jesús dijo: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá” (Juan 11:25).

Para Para el que se siente en peligro: “El Señor guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre” (Salmo 121:8).

Para quien sabe que es culpable: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9).

Fuente:LaBuenaSemilla.net

domingo, 2 de octubre de 2011

“Estad firmes en la fe”




Estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor… Una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta.
Filipenses 3:8-14

Estad firmes en la fe
1 Corintios 16:13

Abraham envió un siervo suyo a su país a buscar una esposa para su hijo Isaac. Dios permitió que encontrase a la joven que correspondía a los deseos de su señor. ¿Aceptaría Rebeca dejar a su familia y su país para irse con un desconocido? Su hermano y su madre le preguntaron: “¿Irás tú con este varón?”, y ella respondió: “Sí, iré” (Génesis 24:58). Ella no conocía ni a su futuro esposo ni el lejano país adonde iría. Rebeca simplemente creyó lo que aquel mensajero le decía. Su decisión fue dictada por su fe.


Muchos siglos después Rut, una joven viuda sin recursos, dejó todo, familia y país, para seguir a su suegra, que quería volver junto a ese Dios del cual se había alejado. Y cuando ésta quiso persuadirla de que no la siguiese, Rut le respondió: “A dondequiera que tú fueres, iré yo… tu Dios será mi Dios” (Rut 1:16).


Ester arriesgó su vida para pedir al monarca persa la liberación de su pueblo. Después de dudar un poco, lo cual comprendemos bien, mandó decir a Mardoqueo: “Entraré a ver al rey… y si perezco, que perezca” (Ester 4:16).

Abraham, Moisés (Hebreos 11:8, 24) y Daniel (Daniel 1:8), llamados también a tomar una decisión difícil, no temieron seguir en el camino de la fe. Ante tan gran nube de testigos, “corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe” (Hebreos 12:1-2).



Fuente:LaBuenaSemilla.net