jueves, 22 de septiembre de 2011

Enséñame Tu Camino



Enséñame, oh Señor, tu camino; caminaré yo en tu verdad; afirma mi corazón para que tema tu nombre.
Salmo 86:11.

¿Quién es el hombre que teme a Jehová?, El le enseñará el camino que ha de escoger.
Salmo 25:12.

Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
Salmo 23:3.

¿Qué debo escoger, qué decisión debo tomar? Cada día tenemos que tomar decisiones. A veces es difícil, ante todo cuando estas decisiones pueden tener graves consecuencias.

¿Cómo hacer para decidir correctamente? Nuestra experiencia nos vuelve prudentes, y los consejos de personas sagaces a veces son útiles. Pero de cualquier manera que uno lo haga, siempre hay algo de incertidumbre. Entonces, ¿Qué hacer? Sólo hay una respuesta: pedirle a Dios que nos muestre cuál es la buena dirección. A tal oración él contesta con infinita sabiduría y por los medios que juzga oportunos.

¡Qué sabia oración: Enséñame tu camino! No dice: Enséñame mi camino, sino “tu” camino; el de Dios. ¿Pero verdaderamente deseo seguir el que agrada a Dios? Jesús me trazó este camino hecho de justicia, humildad, amor, bondad y de verdad. Si conozco a Jesús, mi vida reflejará su gloria moral. Entonces, ¡Cuánto más fácil será escoger!

Y si me equivoco y luego reconozco mis errores, él me perdona y me levanta. Me conduce lejos del mal, de la mentira, en una senda de rectitud, de oración y de confianza. “Fíate del Señor de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas” (Proverbios 3:5-6).

Fuente:LaBuenaSemilla.net

jueves, 15 de septiembre de 2011

Vivir en la Luz


Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.
Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas,
mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz,
como él está en luz, tenemos comunión unos con otros,
y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.
1 Juan 1:5-7.

Dios es luz y conoce todos los pensamientos de los seres humanos. Esta realidad debería hacer reflexionar tanto al creyente como al que todavía no ha aceptado el perdón ofrecido por Jesucristo.

Para el creyente, este pensamiento de la luz de Dios lo vuelve serio y apacible. En su gracia Dios quiere enseñarle a dejarse iluminar por la verdad, a evitar los caminos de muerte y mentira que seguía antes de conocer a Jesús. El hijo de Dios sabe bien que es propenso a pecar, que en su corazón pueden nacer muchos pensamientos malos.


Entonces, como David, puede pedir al Señor que lo ilumine y lo dirija: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno” (Salmo 139:23-24).

En cuanto al incrédulo, que no piense que puede escapar de la mirada de Dios. Debe aceptar y decir, como esa mujer que Jesús encontró cerca de un pozo: “Me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo?” (Juan 4:29).

Cristianos, permanezcamos en la luz de Dios, la luz moral de su Palabra. Ella alumbra nuestras motivaciones más secretas, y esto nos mantiene humildes. También nos muestra cuál es el verdadero carácter del mundo dirigido por Satanás, para así mantenernos separados de las tinieblas del presente siglo malo.


Fuente:LaBuenaSemilla.net

jueves, 8 de septiembre de 2011

Estar animado



Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones al Señor; y tú perdonaste la maldad de mi pecado.
Salmo 32:5

A menudo oímos decir: «Lo importante es estar animado». Sabemos muy bien que la mente desempeña un papel importante para tener una buena salud, y que es primordial afrontar con positivismo las dificultades.



Sin embargo todo el mundo está seguro de que tiene razones para quejarse. «Si tuviese más dinero, un trabajo menos duro y mejor salud, todo iría mucho mejor». Pero es obvio que el dinero y el confort no lo son todo para ser feliz. Y aunque por fuera parezca que todo va bien, por dentro puede haber un gran vacío.


¿Qué se debe hacer entonces para mantener el ánimo? No es suficiente hacer un gran esfuerzo de voluntad o persuadirse cada mañana de que todo va bien. Se trata más bien de encontrar primeramente la paz de la conciencia y del corazón, la paz con Dios, llevando a Jesús nuestro pasado tal como es.



A continuación podemos animarnos sometiéndonos al Señor, sabiendo que él tiene un programa lleno de sabiduría y amor para cada uno de nosotros. Jesús responde a nuestras preguntas relativas al presente y al futuro. Sólo seremos verdaderamente libres y felices si nos acercamos a Dios por medio del Señor Jesús.


Despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús” (Hebreos 12:1-2).


“Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” (1 Pedro 5:7).



Fuente:LaBuenaSemilla.net

lunes, 5 de septiembre de 2011

“¿Dónde está tu Dios?”



¿Por qué han de decir las gentes: ¿Dónde está ahora su Dios? Nuestro Dios está en los cielos; todo lo que quiso ha hecho.
Salmo 115:2-3

El Señor guarda a todos los que le aman.
Salmo 145:20

Esta es la pregunta que en el Salmo 42:10, el incrédulo hace al creyente que pasa por una gran prueba. Respondamos por medio de la Palabra de Dios:


Nuestro Dios está por encima de nosotros: “El Señor es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra” (Deuteronomio 4:39).


Nuestro Dios está por junto a nosotros: "El Dios sempiterno es tu refugio; por siempre te sostiene entre sus brazos." (Deuteronomio 33:27).


Nuestro Dios está delante de nosotros: “El Señor iba delante de ellos de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarles” (Éxodo 13:21).


Nuestro Dios está poniendo su mano sobre nosotros: “Detrás y delante me rodeaste, y sobre mí pusiste tu mano” (Salmo 139:5).


Nuestro Dios está alrededor nuestro: “El ángel del Señor acampa alrededor de los que le temen, y los defiende” (Salmo 34:7).


Nuestro Dios está cerca de nosotros: “Cercano está el Señor a todos los que le invocan” (Salmo 145:18).


Nuestro Dios (en Jesús) está con nosotros: “Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20).


Nuestro Dios (en el Espíritu Santo) está en nosotros: “¿Ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo…?” (1 Corintios 6:19).



Fuente:LaBuenaSemilla.net