domingo, 2 de octubre de 2011

“Estad firmes en la fe”




Estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor… Una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta.
Filipenses 3:8-14

Estad firmes en la fe
1 Corintios 16:13

Abraham envió un siervo suyo a su país a buscar una esposa para su hijo Isaac. Dios permitió que encontrase a la joven que correspondía a los deseos de su señor. ¿Aceptaría Rebeca dejar a su familia y su país para irse con un desconocido? Su hermano y su madre le preguntaron: “¿Irás tú con este varón?”, y ella respondió: “Sí, iré” (Génesis 24:58). Ella no conocía ni a su futuro esposo ni el lejano país adonde iría. Rebeca simplemente creyó lo que aquel mensajero le decía. Su decisión fue dictada por su fe.


Muchos siglos después Rut, una joven viuda sin recursos, dejó todo, familia y país, para seguir a su suegra, que quería volver junto a ese Dios del cual se había alejado. Y cuando ésta quiso persuadirla de que no la siguiese, Rut le respondió: “A dondequiera que tú fueres, iré yo… tu Dios será mi Dios” (Rut 1:16).


Ester arriesgó su vida para pedir al monarca persa la liberación de su pueblo. Después de dudar un poco, lo cual comprendemos bien, mandó decir a Mardoqueo: “Entraré a ver al rey… y si perezco, que perezca” (Ester 4:16).

Abraham, Moisés (Hebreos 11:8, 24) y Daniel (Daniel 1:8), llamados también a tomar una decisión difícil, no temieron seguir en el camino de la fe. Ante tan gran nube de testigos, “corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe” (Hebreos 12:1-2).



Fuente:LaBuenaSemilla.net

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