Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero.
Hechos 8:20
Así dice el Señor:… sin dinero seréis rescatados.
Isaías 52:3
Por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios.
Efesios 2:8
Nuestra sociedad parece estar gobernada por el dinero, lo cual contribuye a aumentar las desigualdades de forma cruel. Pero, en un mundo donde todo se compra, Dios ofrece gratuitamente el agua de la vida (Apocalipsis 22:17). Junto a él, en ese país a donde quiere llevarnos, no hay circulación monetaria. Es un lugar donde disfrutaremos de una felicidad perfecta y eterna.
Hechos 8:20
Así dice el Señor:… sin dinero seréis rescatados.
Isaías 52:3
Por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios.
Efesios 2:8
Nuestra sociedad parece estar gobernada por el dinero, lo cual contribuye a aumentar las desigualdades de forma cruel. Pero, en un mundo donde todo se compra, Dios ofrece gratuitamente el agua de la vida (Apocalipsis 22:17). Junto a él, en ese país a donde quiere llevarnos, no hay circulación monetaria. Es un lugar donde disfrutaremos de una felicidad perfecta y eterna.
La entrada es gratuita, pues Dios no es un comerciante: él da, pero no vende. “¿Hará él estima de tus riquezas, del oro, o de todas las fuerzas del poder?” (Job 36:19).
Pero Dios tiene sus exigencias: él da libre entrada en el cielo a los que son salvos por la obra de Cristo. Mas nosotros, pecadores como somos, ¿Podremos entrar en el cielo? ¿No debemos temer ser rechazados? ¡No! Si hemos reconocido nuestra culpabilidad y creído en el sacrificio de Cristo, sabemos que alguien pagó en nuestro lugar.
Jesús expió nuestros pecados mediante su sacrificio. Fuimos “rescatados… no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo” (1 Pedro 1:18-19). “Somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre” (Hebreos 10:10). “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo…
Fuente:LaBuenaSemilla.net
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