” Todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice”Isaías 43:7
Glorificar a Dios debe ser la meta principal de mi vida. Agradarle con lo que soy y con lo que hago, por agradecimiento a todo lo que Él ha hecho por nosotros…amándonos primero. Veremos en la vida de Abraham características de un hombre que agradaba a Dios.
Un corazón que obedece
Génesis 12:1-9. Abraham obedece al llamado de Dios de dejar todo para seguirle a Él…no le importaron los costos, levantó sus tiendas, sólo buscando obedecer a Aquél que le llamaba. A donde iba, no lo sabía; le bastaba saber que iba con Dios.
¿Cómo es mi obediencia a Dios? ¿Mido el costo? La verdadera obediencia implica tomar nuestra cruz diariamente. Cada paso en la vida cristiana, muchas veces, envuelv e un altar donde hemos ofrecido algo de nuestra vida o sepultado nuestros propios deseos.
Un corazón que le ama
Génesis 22:1-14. Abraham es probado por Dios y sale victorioso mostrando que le amaba por sobre todas las cosas. “La única prueba verdadera de amor, es cuando estamos preparados para hacerlo todo, por la persona a quien lo profesamos” (Meyer)
“El que tiene mis mandamientos y los guarda, ese es el que me ama”
¿Puedes ver a Abraham recogiendo los leños, edificando un altar…volviéndose al joven Isaac para amarrarlo y ofrecerlo a Dios? ¿Amo yo a Dios de esa manera? ¿Es más importante que mis seres queridos? Pongamos nuestro “Isaac” sobre el altar…
Un corazón que confía
“Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo. Al tercer día alzó Abraha m sus ojos, y vio el lugar de lejos. Entonces dijo Abraham a sus siervos: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros.” Génesis 22:3-5
“Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito, habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia; pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir.” Hebreos 11:17-19
Abraham estaba seguro que de alguna manera Dios cumpliría la promesa. Meyer dijo: “Mientras estamos viviendo sosegadamente en medio de circunstancias favorables y sin perturbación, la fe duerme como un tendón no desarrollado en nuestro cuerpo; un hilo, un germen, una idea. Pero cuando somos empujados en medio de circunstancias difíciles y no tenemos de quien depender, sino de Dios, entonces la fe aumenta repentinamente hasta hacerse un cable, una encina reina del bosque, un principio dominante en la vida”
No miremos las dificultades que estorban el camino, sino el maravilloso poder y la gran fidelidad de Aquel que hizo la promesa
Equipo de colaboradores del Portal de la Iglesia Latina
www.iglesialatina.org
Glorificar a Dios debe ser la meta principal de mi vida. Agradarle con lo que soy y con lo que hago, por agradecimiento a todo lo que Él ha hecho por nosotros…amándonos primero. Veremos en la vida de Abraham características de un hombre que agradaba a Dios.
Un corazón que obedece
Génesis 12:1-9. Abraham obedece al llamado de Dios de dejar todo para seguirle a Él…no le importaron los costos, levantó sus tiendas, sólo buscando obedecer a Aquél que le llamaba. A donde iba, no lo sabía; le bastaba saber que iba con Dios.
¿Cómo es mi obediencia a Dios? ¿Mido el costo? La verdadera obediencia implica tomar nuestra cruz diariamente. Cada paso en la vida cristiana, muchas veces, envuelv e un altar donde hemos ofrecido algo de nuestra vida o sepultado nuestros propios deseos.
Un corazón que le ama
Génesis 22:1-14. Abraham es probado por Dios y sale victorioso mostrando que le amaba por sobre todas las cosas. “La única prueba verdadera de amor, es cuando estamos preparados para hacerlo todo, por la persona a quien lo profesamos” (Meyer)
“El que tiene mis mandamientos y los guarda, ese es el que me ama”
¿Puedes ver a Abraham recogiendo los leños, edificando un altar…volviéndose al joven Isaac para amarrarlo y ofrecerlo a Dios? ¿Amo yo a Dios de esa manera? ¿Es más importante que mis seres queridos? Pongamos nuestro “Isaac” sobre el altar…
Un corazón que confía
“Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo. Al tercer día alzó Abraha m sus ojos, y vio el lugar de lejos. Entonces dijo Abraham a sus siervos: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros.” Génesis 22:3-5
“Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito, habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia; pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir.” Hebreos 11:17-19
Abraham estaba seguro que de alguna manera Dios cumpliría la promesa. Meyer dijo: “Mientras estamos viviendo sosegadamente en medio de circunstancias favorables y sin perturbación, la fe duerme como un tendón no desarrollado en nuestro cuerpo; un hilo, un germen, una idea. Pero cuando somos empujados en medio de circunstancias difíciles y no tenemos de quien depender, sino de Dios, entonces la fe aumenta repentinamente hasta hacerse un cable, una encina reina del bosque, un principio dominante en la vida”
No miremos las dificultades que estorban el camino, sino el maravilloso poder y la gran fidelidad de Aquel que hizo la promesa
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