miércoles, 25 de marzo de 2009

Él por nosotros (Jesús por tí)

Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
Isaías 53:5

Esta profecía del Antiguo Testamento se refiere a nuestro Señor, a lo que Él sufrió en la cruz. Notemos a ese respecto lo que nos corresponde a nosotros y lo que fue su parte; no olvidemos que él era absolutamente inocente y soportó voluntariamente la ignominiosa muerte de cruz. El juez Pilato afirmó tres veces: “Ningún delito hallo en este hombre” (Lucas 23:4), antes de ceder a la demanda de la muchedumbre vociferante y entregárselo para que fuese crucificado.

El Señor Jesús mismo había dicho: “Yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo” (Juan 10:17-18).

Él estaba colgado en la cruz, cuando durante tres horas las tinieblas se extendieron sobre “toda la tierra” de Israel (Mateo 27:45). Durante ese tiempo, cargado con nuestras rebeliones, fue herido por la espada de Dios. Los golpes del juicio divino lo alcanzaron a causa de nuestros pecados.

Él tuvo que sufrir la muerte, paga del pecado, para hacer la paz entre los hombres y Dios, a quien habíamos ofendido con nuestras rebeliones. Por eso Jesús tuvo que soportar todo el castigo que merecíamos.

Para que pudiéramos obtener la salvación, era necesario que Él expiara nuestros pecados, llevando sobre sí la ira de Dios contra el pecado.

Sí, “por su llaga fuimos nosotros curados”, pero ¿Somos conscientes, aunque sea un poco, de cuán grande y dolorosa fue la obra redentora que el Señor cumplió por nosotros en su infinito amor?

Piensa, reflexiona, acepta y valora lo que Cristo hizo por tí.

Amén

Fuente: LaBuenaSemilla.net

No hay comentarios: