martes, 5 de abril de 2011

¿Salvos o perdidos?


Por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Efesios 2:8-9


Al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia. Romanos 4:5


Si hay algo de máxima importancia es nuestra condición ante Dios. ¿Cómo unos seres culpables y tan limitados podrían hacer lo suficiente para apaciguar a un Dios ofendido y conseguir sus favores? ¡Es imposible! Pero no es casualidad que la palabra «evangelio» signifique «buena nueva», pues Dios es un Dios de gracia y ofrece la reconciliación gratuitamente.

Dios es aquel que da, que ama y que, como es Dios, no pide nada a cambio. La gracia es por definición una acción gratuita. Lo único que hay que hacer es aceptarla y agradecer a Dios por ese regalo. ¿Le parece demasiado sencillo?


Querer hacer algo para obtener la salvación significa vivir en la insoportable angustia de no haber hecho lo suficiente y encerrarse en una serie de reglas que uno cree que son fuente de salvación. De este modo uno niega el Evangelio de la gracia, el poder ilimitado del amor del Dios Salvador, y rehúsa creer en la veracidad de sus promesas.

Sin embargo, ¡Dios nos ama! Él demostró que somos pecadores: “No hay justo, ni aun uno”. “Todos pecaron” (Romanos 3:11, 23). Pero su amor se desplegó en la cruz cuando su Hijo llevó el castigo que nuestras malas acciones merecían. El precio que Jesucristo pagó es lo que le permite a Dios perdonarnos. ¡Me salva por pura gracia!


Fuente:LaBuenaSemilla.net

No se nace Cristiano, pero se llega a serlo


En otro tiempo erais desobedientes a Dios, pero ahora habéis alcanzado misericordia. Romanos 11:30.


(Jesús dijo:) De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Juan 3:3.


¿Cómo se llega a ser cristiano? Algunos creen que son cristianos porque tienen un conocimiento aproximado de las verdades cristianas: fueron bautizados y siguieron una enseñanza religiosa.


Otros reconocen la existencia de un Dios creador; otros nunca faltan a los oficios religiosos y siguen ritos y tradiciones, sin hacerse demasiadas preguntas. Sin embargo, no se nace cristiano porque los padres son cristianos. Tampoco se llega a serlo por medio de estudios teológicos en un seminario o en un instituto bíblico, ni por haber recibido una instrucción religiosa.


Entonces, ¿cómo se llega a ser cristiano? La Palabra de Dios nos dice que para llegar a ser “hijo de Dios” es necesario el “nuevo nacimiento”, es decir, arrepentirse y, por la fe, aceptar a Jesús como Salvador. Estoy perdido, lejos de Dios, soy pecador. Por eso necesito ser salvo y tener una relación con Dios, cosa que sólo Dios puede darme si confío en él.


Depositar su fe en Jesucristo, creer y confiar en él, es algo muy distinto de lo que es una religión, pues la religión no salva, pero Jesús sí. “A todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12).


“El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24).


Fuente:LaBuenaSemilla.net

viernes, 1 de abril de 2011

La abuela de la Biblia


Así alumbre vuestra luz delante de los hombres. Mateo 5:16 Les reconocían que habían estado con Jesús. Hechos 4:13 Mi esposa siempre responde con amabilidad y benevolencia a todo el que le pide un favor. Cierto día, cuando estábamos en nuestro puesto para presentar la Biblia en una feria de exposición anual celebrada en nuestra ciudad, un hombre se detuvo, saludó a mi esposa muy amablemente y la animó a continuar con lo que hacía para el Señor. Entonces se dirigió a su mujer y le dijo: «¿Sabes? ¡Es la abuela de la Biblia!».

¿A usted no le gustaría que le llamasen así? Sus compañeros, vecinos y conocidos, ¿dicen de usted «es un tal o cual de la Biblia»?

Así animaba el apóstol Pablo a los creyentes de Filipos: “Para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha… resplandecéis como luminares en el mundo; asidos de la palabra de vida” (Filipenses 2:15-16).

La mayoría de las veces Dios no nos pide que hagamos cosas prodigiosas, sino que demos testimonio de él dentro del pequeño círculo donde nos ha colocado: “En otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad)” (Efesios 5:8-9).

Pero para mostrar la vida de Jesucristo a nuestro alrededor, ¡primero es necesario poseerla! ¿Conocemos el mensaje de la Biblia? “Éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (Juan 20:31).


Fuente:LaBuenaSemilla.net