miércoles, 6 de julio de 2011

Tres Virtudes Fundamentales



Damos siempre gracias a Dios…
acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo.
1 Tesalonicenses 1:2-3

La Fe acepta la gracia y el perdón que Dios ofrece, se apoya en la obra cumplida por Jesús en la cruz y se alimenta de la Palabra de Dios para conocer mejor a aquel que nos es revelado en ella, es decir, a Jesucristo. Una fe viva no se manifiesta mediante palabras, sino mediante hechos. Sin las obras que resultan de ella, la fe es muerta (Santiago 2:17, 20).

La Esperanza es un estimulante para la vida, porque nos hace mirar hacia delante, hacia la meta, hacia Jesús glorificado. Después de su resurrección, Cristo ascendió al cielo y entró en él como nuestro precursor y garante de que somos aceptados ante Dios (Hebreos 6:19-20; 7:22). La esperanza alienta a la fidelidad, sabiendo que todo será puesto a la luz, “y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios” (1 Corintios 4:5).

El Amor tiene su fuente en Dios Padre; es dado al creyente y mantenido por la acción del Espíritu Santo (Romanos 5:5). La obra de amor de los tesalonicenses se manifestaba en varias esferas que siguen siendo actuales: seguían las pisadas de Jesús y las del apóstol, quien se las había enseñado (1 Tesalonicenses 1:6); habían recibido sus enseñanzas como lo que es “en verdad, la palabra de Dios” (2:13); su conducta agradaba a Dios; su amor fraternal era manifiesto en toda la región (4:9-10).



Esto no va más allá de nuestro alcance: vivamos la fe, la esperanza y el amor, tomando a Jesús como nuestro modelo perfecto.



Fuente:LaBuenaSemilla.net

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