Es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el
tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras
estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.
2 Corintios 5:10
“Todos hemos de comparecer
ante el tribunal de Cristo” (Romanos 14:10).El que no haya creído en Cristo
tendrá que comparecer ante el tribunal de Dios (Apocalipsis 20:12) y será
condenado. El mal que haya cometido de ninguna manera podrá ser borrado por el
bien que haya hecho.
Pero si acepté a Jesucristo no iré a juicio, porque el
castigo que merecían mis faltas ya lo recibió Jesucristo, mi Salvador. “El que
oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a
condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24).
Sin embargo, como
creyente tendré que presentarme ante el tribunal de Cristo para que todo sea
puesto a la luz. Será el día del juicio de mis obras. No habrá ninguna
condenación, ya que mis pecados han sido perdonados. Habrá una pérdida en
relación con el mal que haya cometido… o una recompensa: el Señor recompensará
todo el bien que haya hecho por él, incluso un vaso de agua dado en su
nombre.
La idea del tribunal no me asusta, porque el juez que lo presidirá
será mi Salvador, quien llevó él mismo mis pecados. Allí estaré en presencia de
su perfecta gracia; conoceré su apreciación de mis hechos y me maravillaré de la
inmensidad del amor divino.
Esta perspectiva en el fondo es estimulante para
mí, pues me hace ser consciente de la seriedad de la vida y me anima a vivir más
cerca del Señor.
Fuente:LaBuenaSemilla.net
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