martes, 19 de agosto de 2008

El amor en la familia


El amor en la familia.

¿Qué es la familia?
En cualquier cultura o civilización la familia es el elemento básico de la sociedad, es la célula fundamental de cada pueblo o país.

En el principio de los tiempos Dios formó a un hombre llamado Adán y de El tomó una costilla, para formar a una mujer llamada Eva.

Génesis 2:18, 21-24, NVI
18 Luego Dios el Señor dijo: «No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada.»
21 Entonces Dios el Señor hizo que el hombre cayera en un sueño profundo y, mientras éste dormía, le sacó una costilla y le cerró la herida.22 De la costilla que le había quitado al hombre, Dios el Señor hizo una mujer y se la presentó al hombre, 23 el cual exclamó:
«Ésta sí es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Se llamará "mujer" porque del hombre fue sacada.» 24 Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se funden en un solo ser.

Dios en su infinita sabiduría reconoce que el hombre no está diseñado para estar solo, El decidió otorgarle una compañera que fuera su complemento, que fuera carne de su carne, para que llegado el momento ellos se separaran cada uno de sus respectivos padres, se fundieran en un nuevo ser y formaran su propia familia.

Dios creó a la familia diversos propósitos:

Génesis 1:27-28, NVI
27 Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó, 28 y los bendijo con estas palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo, y a todos los reptiles que se arrastran por el suelo.»

Aquí es donde empiezan las instrucciones:

Sean fructíferos, es decir, sean productivos, den buenos frutos, desarróllense, crezcan, edifíquense a sí mismos y a los demás.

Multiplíquense, es decir, tengan hijos, hagan que sus genes no se pierdan, hagan más personas como ustedes, ya que ustedes fueron hechos a la imagen y semejanza de Dios.

Llenen la Tierra y sométanla, es decir, no se queden sentados en un solo lugar, levántense y caminen, dispérsense por el mundo, lleven mi Reino por todos los confines de la Tierra. Conquisten almas para mí, hagan que las demás personas que caminan sobre la Tierra escuchen de mí.

Dominen, dominar significa sujetar o contener, esto se refiere principalmente a que durante toda nuestra vida estemos sujetos a la autoridad de Dios y a su preciosa Voluntad. Por otro lado es una orden para que dominemos y contengamos los impulsos de la carne, es decir, es el llamado para que nos alejemos del pecado.

Las familias también tienen la instrucción precisa de postrarse ante El y de adorarlo, prueba de ello son los siguientes versículos.

Salmo 22:27, NVI
27 Se acordarán del Señor y se volverán a El todos los confines de la tierra; ante él se postrarán todas las familias de las naciones,

Salmo 66:4
4 Toda la tierra te adorará, Y cantará á ti; Cantarán á tu nombre.

Queda muy claro que las familias están invitadas de manera permanente a adorar y alabar a Dios nuestro Señor, El es quien nos llena de bendiciones. Las familias adorarán a Jesús, quien nos ama tanto que dio su preciosa sangre para que pudiéramos ser salvos y nos reconciliáramos con el Padre. Las familias sanas y alegres alaban al Espíritu Santo, nuestro apoyo en tiempos difíciles, nuestro guardián permanente, nuestro guía.

No es necesario que esperemos que llegue la reunión dominical para alabar y adorar a Dios, las familias que están llenas de Fe promueven una adoración diaria y permanente cuando oran en conjunto, cuando dan gracias a Dios por sus bendiciones, cuando reconocen que Jesús es su Señor y Salvador, cuando hacen público su respeto por Dios y cuando se esfuerzan porque su vida familiar diaria, esté guiada por el Espíritu Santo y busque ser agradable a nuestro Señor.

Deuteronomio 6: 5-7, NVI
5 Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas.6 Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando.7 Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.

La familia cristiana también es la base de la Iglesia, la familia debe actuar como una pequeña Iglesia en donde se honre, se hable y se enseñe de Dios, de Jesucristo, del Espíritu Santo, de las Sagradas Escrituras.

Es en el seno familiar en donde se pueden aprender y entender más fácilmente las enseñanzas que Dios nos quiere transmitir cada día. En la célula familiar se pueden vivir cada día una cantidad enorme de experiencias que nos enseñen a amar, a perdonar, a respetar, a ser humildes, a ser pacientes, a ser amables, etc.

En la familia tenemos la oportunidad de poner en práctica todas las buenas cosas que Dios quiere que aprendamos, veamos los siguientes versículos.

Romanos 12:10, NVI
10 Ámense los unos a los otros con amor fraternal, respetándose y honrándose mutuamente.11 Nunca dejen de ser diligentes; antes bien, sirvan al Señor con el fervor que da el Espíritu.12 Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la oración.13 Ayuden a los hermanos necesitados. Practiquen la hospitalidad.14 Bendigan a quienes los persigan; bendigan y no maldigan.15 Alégrense con los que están alegres; lloren con los que lloran.16 Vivan en armonía los unos con los otros. No sean arrogantes, sino háganse solidarios con los humildes. No se crean los únicos que saben. 17 No paguen a nadie mal por mal. Procuren hacer lo bueno delante de todos.18 Si es posible, y en cuanto dependa de ustedes, vivan en paz con todos.

Efesios 6:1-4, NVI
1 Hijos, obedezcan en el Señor a sus padres, porque esto es justo.2 «Honra a tu padre y a tu madre —que es el primer mandamiento con promesa—3 para que te vaya bien y disfrutes de una larga vida en la tierra.» 4 Y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino críenlos según la disciplina e instrucción del Señor.

La familia es nuestra más importante escuela, en ella podemos ver con rapidez los resultados de nuestros actos, en la familia no queda nada oculto. Es posible que yo quiera aparentar ser una persona ejemplar ante el mundo, pero mi familia realmente sabe quien soy y como soy, entonces eso me va a obligar a ser congruente entre lo que digo y lo que hago.

La familia debe ser la principal evangelizadora con sus propios integrantes, unos a otros debemos de edificarnos y fortalecernos. En medio de la intimidad y seguridad que nos brinda el hogar podemos entregarnos por completo a Dios.

Ahora tengo una pregunta muy importante que hacerles, ¿qué elemento es necesario tener para que podamos dar cabal cumplimiento de lo que nos manda Dios?

Imaginen que nuestra vida es como un coche de carreras, estamos listos para correr el Gran Premio, la meta es llegar a estar frente a Dios, nuestro maravilloso Maestro e instructor es Jesucristo, nuestro fabuloso copiloto es el Espíritu Santo, tan solo nos falta el combustible que hará que avancemos con paso firme hacia nuestro preciado trofeo. ¿Cuál es ese combustible que alimenta nuestras vidas?

1 Corintios 13:4-8, NVI
4 El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso.5 No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor.6 El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad.7 Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 8 El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá.

1 Corintios 13:13, NVI
13 Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.

Juan 15:17
17 Éste es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros.

1 Juan 2:10
El que ama a su hermano permanece en la luz, y no hay nada en su vida que lo haga tropezar.

1 Juan 4:19
19 Nosotros amamos a Dios porque él nos amó primero.

Me parece que está más que claro, la clave está en el amor, la razón de todo es el amor, Dios me ama y yo lo amo, Cristo me amó, me ama y me amará, y yo quiero amarlo cada día más.

Yo amo a mi familia y gozo al sentirme objeto de su amor, por amor estamos juntos ahora, no por compromiso, ni por ninguna otra razón, vivimos un intenso amor familiar. Ese amor nos ha permitido aprender a amar a los demás, de una manera real y desinteresada.

La capacidad de amar se determina principalmente por la acumulación de experiencias afectivas que una persona va reuniendo a lo largo de su vida. Mientras mayor sea la cantidad de amor que recibimos y experimentamos, mayor será nuestra capacidad de amar a los demás.

Por el contrario si fuimos víctimas de abusos, maltratos, humillaciones, falta de amor y afecto, entonces se corre el riesgo de que nuestra capacidad de amar sea muy limitada. Pero si nos entregamos a Cristo, si recibimos la bendición del Espíritu Santo en nuestras vidas, si practicamos el perdón de corazón y le pedimos a Dios que cambie nuestro corazón de piedra, por un nuevo corazón de carne que esté dispuesto a amar y ser amado, entonces nuestra vida dará un giro de 180 grados y disfrutaremos como nunca de lo bello que es amar.

Ezequiel 11:19-20, NVI
19 Yo les daré un corazón íntegro, y pondré en ellos un espíritu renovado. Les arrancaré el corazón de piedra que ahora tienen, y pondré en ellos un corazón de carne,20 para que cumplan mis decretos y pongan en práctica mis leyes. Entonces ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios.

A pesar de que el hombre fue creado por Dios con una capacidad natural para amar, pareciera que el mundo y la sociedad se empeñaran en demostrarnos lo contrario.

Pareciera que la gente que vive en amor es la excepción de la regla, son como seres de otro mundo; cuando la gente ve a alguien feliz y lleno de amor se llegan a despertar envidias y sentimientos encontrados, por una parte queremos tener parte de “eso que El o Ella tienen”, pero por otro lado nos resulta injusto que ese alguien este lleno de amor y yo en cambio no me sienta amado, ni querido.

En la familia es donde se hace posible el amor, el amor sin condiciones; los padres que iniciaron la familia con una promesa de amor eterno, quieren y aman a sus hijos por el simple hecho de que son sus hijos, los aman porque son el fruto de su amor, no importa si son altos o bajos, si son zurdos o diestros, si son deportistas, artistas, médicos u hoteleros, así los aman, de una manera pura y desinteresada.

La familia puede llegar a convertirse en una auténtica fábrica de amor, no solo para sus integrantes, sino también para la familia cercana, para sus vecinos, sus hermanos en la Fe, sus colegas del trabajo y para toda la gente que los rodea.

El amor llega a ser algo como tan importante y grande, que se puede repartir y convidar a los demás. Además de que tiene un efecto “boomerang”, es decir si damos amor puro, es seguro que tarde o temprano ese amor volverá a nosotros y quizá regresé hasta con intereses ganados.

“La grandeza y la responsabilidad de la familia están en ser la primera comunidad de vida y amor, el primer ambiente en donde el hombre puede aprender a amar y a sentirse amado, no sólo por otras personas, sino también y ante todo por Dios".

1 Juan 4:16, NVI
16 Y nosotros hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama. Dios es amor. El que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.

Efesios 5:1-2, NVI
1 Por tanto, imiten a Dios, como hijos muy amados, 2 y lleven una vida de amor, así como Cristo nos amó y se entregó por nosotros como ofrenda y sacrificio fragante para Dios.

El Padre que nos ha creado por amor y nos diseñó que amemos a los demás, empezando por amarlo a El, luego a nosotros mismo y a nuestros semejantes.

Dios nos ha hecho a su imagen y semejanza, todos somos hijos suyos y tenemos una gran capacidad de amar.

Imaginen que yo tomo un bolígrafo entre mis manos y lo doblo, seguramente lo podría romper con facilidad. Pero que sucedería si en lugar de un bolígrafo tomo 3 o 4 o 5 o más y trato de doblarlos; es casi seguro que no podría romperlos tan solo con mis manos, esto se debe a que en conjunto se refuerzan, aun sin que estos objetos tengan conciencia de ello.

Imagínense que un miembro de la familia vive en paz, Fe y amor, seguramente será una persona feliz y muy fortalecida, las situaciones que la vida presenta día con día, serán llevadas y sobrellevadas, con mayor o menor esfuerzo, pero siempre saldrá adelante. Pero piensen que sucedería si todos los integrantes de una familia se abrazaran y se fortalecieran unos a otros, que sucedería si alimentaran su Fe, su esperanza, su devoción a Dios, su amor a Cristo, ¿lo pueden imaginar?, esa familia podría brillar con una luz especial, esa luz que tienen los hijos de Dios.

Efesios 5:8-10, NVI
8 Porque ustedes antes eran oscuridad, pero ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de luz 9 (el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad)10 y comprueben lo que agrada al Señor.
El amor y la unidad familiar, nos fortalecerán en Fe y nos acercarán cada día más a Jesús y al Espíritu de Dios, quienes a su vez nos llevarán a postrarnos ante el trono de nuestro Padre Celestial.

Predicar con el ejemplo es el mejor método para educar en el seno familiar. Como ya mencioné, no gano nada si solo trato de aparentar, si en mi familia tan solo aparento que los amo y respeto. Si mis hijos ven que yo amo a mi esposo, a ellos mismos y a mis demás familiares, seguramente algo aprenderán y será parte de su futuro actuar cuando llegue el momento en que formen su propia familia.

Tenemos que entender claramente que no hay nada que eduque más y mejor a los hijos, que el ejemplo de amor que ven en sus padres como pareja. Para realmente poder amar a nuestros hijos, tenemos primero que amar a nuestro cónyuge. Pongamos mucha atención en cuidar al amor a nuestra pareja, luego a nuestros hijos, luego a nuestros demás familiares, a nuestra familia de la Fe y a nuestro prójimo.

Voy a formular algunas preguntas, por favor piensen en ellas, tan solo piensen en ellas:
¿Cómo puedo demostrar amor a mi pareja?, ¿Qué cosas diré o haré para que se sienta amado o amada?, ¿Cómo le puedo comunicar a mis hijos el amor que les tengo?, ¿Hace cuanto tiempo que no le digo a mis padres que los amo?, ¿Sabrán mis hermanos o hermanas lo importantes que son para mí?

¿Tienen respuesta en sus corazones para esas preguntas?, aquí van algunas opciones.

1) Pregúntale a tu esposa, esposo, hijo o hija ¿en que puedes ayudarle o simplemente ayudarle sin preguntarle?, cuando demostramos interés en las cosas de los demás les estamos diciendo que los amamos.

2) Cuando no estés de acuerdo en algo, reconoce la posición de tu familiar y traten de negociar un buen acuerdo. Hablando se entiende la gente, los puntos de vista pueden ser diferentes, pero siempre habrá una solución aceptable para todos.

3) Nunca se ofendan, ni toleren ser ofendidos, el amor produce respeto y el respeto fortalece el amor.

4) Comparte con tus amigos o familiares lo importante que tu esposa, esposo, hijo o hija, es para ti. Dile al mundo cuanto los amas, pero asegúrate que tus familiares se den cuenta y sientan que lo dices de corazón.

5) Dense apoyo en todo momento, en las buenas y en las malas, no se olviden que si nosotros no apoyamos a nuestros familiares, es posible que alguien más se “ofrezca” a hacerlo, y ese alguien puede no ser la persona más adecuada para hacerlo.

6) Nunca les critiquen, ni les recuerden sus defectos y errores delante de los demás, nadie es perfecto, solo Cristo fue perfecto. Todos tenemos nuestros lados débiles, nuestras áreas a mejorar, cualquier cosa que sea delicada o privada, trátenla a solas, con paciencia y mucho respeto mutuo.

7) Recuerden sus fechas especiales, hasta al más duro y valentón le gusta que le digan alguna cosa bonita en su cumpleaños, o en esa fecha especial que cada uno guarda en su corazón.

8) Nunca compares a ningún miembro de tu familia con alguien más, ni siquiera con alguien de tu misma familia, mucho menos con alguien ajeno a ella, cada uno de nosotros es único e irrepetible, todos fuimos creados con un propósito y Dios nos ama así como somos, amen ustedes a sus familiares así como son.

9) Hagan todo lo posible por estar juntos en el tiempo de sus alimentos, esos momentos pueden ser muy buenos para hablar de cosas de interés común o al menos es un momento en que pueden decirse con palabras lo mucho que se aman.

10) Consulten sus decisiones en familia, lleven a cabo reuniones para planear sus próximas vacaciones, para decidir que harán el próximo fin de semana, para elegir el color para la nueva pintura de la casa, vaya hasta para las cosas pequeñitas podemos buscar el consenso familiar, por ejemplo que tipo de flor sembraremos en nuestra nueva maceta.

11) Hablando solo a los padres: ayúdense con la responsabilidad de cuidar y orientar a sus hijos, sus hijos son el fruto de su amor y responsabilidad de los dos.

12) Hablando solo a los hijos: ayuden a sus padres con las labores del hogar, interésense ustedes también en sus cosas, pregúntenle cosas sobre su niñez, conózcanse más, porque sus padres saben todo o casi todo de ustedes, pero no sucede lo mismo con los hijos.

13) Traten de tener “cosas” en común: Pasatiempos, aficiones, deportes, etc., disfruten y gocen el tiempo que estén juntos.

14) Abrácense todos los días, díganse con palabras que se aman todos los días, bésense todos los días, háganse cariñitos todos los días. Un buen abrazo familiar no tiene precio.

La lista podría crecer y crecer, mientras más amen a su familia más maneras de demostrárselos se les van a ocurrir.

El amor que fluye en una familia bien avenida, puede ser tan grande que se transmitirá a la gente que la rodea, de manera sutil, pero firme ese amor irá sembrando semillas de amor por cada camino por el que transite esa familia.

¿Cuánto amor hay en tu familia?, esperamos que mucho.

Judas :20-21, NVI
20-21 Ustedes, en cambio, queridos hermanos, manténganse en el amor de Dios, edificándose sobre la base de su santísima fe y orando en el Espíritu Santo, mientras esperan que nuestro Señor Jesucristo, en su misericordia, les conceda vida eterna.

Gálatas 6:9-10, NVI
9 No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos.10 Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe.

Juan 3:16, NVI
16 »Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.

Dios los bendiga por siempre, Cristo les permita conocer cada día más del amor que El siente por su familia. Amén.

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