lunes, 23 de febrero de 2009

El mundo dice: ¡Nada de obligaciones!


Cada uno hacía lo que bien le parecía.
Jueces 21:25

He aquí que el temor del Señor es la sabiduría, y el apartarse del mal, la inteligencia.
Job 28:28

Vivimos en una sociedad que tolera casi todo. Para tener la conciencia tranquila, se empieza por negar la existencia de Dios. La conclusión lógica de ello es que ya no hay que rendir cuentas a nadie. Así, todo está permitido, mientras la justicia humana no tenga que inmiscuirse.

En base a esto, cada uno hace como quiere.Libertad, ésta es la divisa de hoy en día: «Nadie tiene el derecho de decirnos lo que debemos hacer o no hacer. No queremos que se nos obligue».

Esta filosofía permisiva es enseñada y aceptada abiertamente en nuestros días. Sin duda es una de las causas del caos moral en el cual vivimos.¿No es esto lo que falsea todas las relaciones entre marido y mujer, padres e hijos, en las escuelas y en la sociedad?

Cada uno hace lo que quiere, sin tener en cuenta a nadie, aunque luego tenga que negociar los conflictos. Por desdicha aun los creyentes pueden ser contaminados por ese azote social.
Tengamos cuidado. Para todos aquellos que quieren agradar a Dios, la Escritura permanece como autoridad absoluta para amoldar su conducta. Es posible resistir y permanecer firmes en medio de este desorden.

La obediencia a la Palabra de gracia dada por Dios y la oración expresada con real humildad son los recursos para vivir “en este siglo sobria, justa y piadosamente” (Tito 2:12)… contra corriente. “Enséñame a hacer tu voluntad” (Salmo 143:10).

Fuente:LaBuenaSemilla.net

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