viernes, 27 de febrero de 2009

No hay diferencia


En toda nación (Dios) se agrada del que le teme y hace justicia.
Hechos 10:35

No hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.
Romanos 3:22-23

Cuando el rey de Francia Carlos IX nombró como su primer cirujano a Ambroise Paré, le dijo: –Confío en que cuidarás mejor al rey que a los pobres. –¡Es imposible, majestad! –¿Y por qué?, preguntó el rey. –Porque siempre cuidé a los pobres como a reyes, fue la respuesta.

Ambroise Paré, un creyente ferviente, basaba su vida en la Palabra de Dios. Debía conocer la epístola de Santiago, y por lo tanto este versículo: “Si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como transgresores” (Santiago 2:9).

En esto Ambroise Paré era un imitador de Dios, a quien conocía y amaba. Dios “hace salir su sol sobre malos y buenos” (Mateo 5:45). “Dios es grande, pero no desestima a nadie” (Job 36:5).

Él “quiere que todos los hombres sean salvos” (1 Timoteo 2:4).Todos necesitamos ser salvos del pecado y de la muerte eterna.

Las diferencias de clases sociales, de pueblos y de culturas no tienen valor para entrar en el reino de Dios. Sólo una cosa importa: reconocer nuestro estado moral de perdición ante Dios y confiar en Jesucristo para ser salvos.¡No hay diferencia!

Cristianos, ¿no nos interpela esta expresión? Nosotros que a menudo estamos dispuestos a hacer diferencia entre las personas, a apreciar más a unas que a otras, ¡no olvidemos el ejemplo del médico Ambroise Paré!

Fuente: LaBuenaSemilla.net

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