A vosotros también,que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente,haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado.
Colosenses 1:21.
Justificados, pues, por la fe,tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.Romanos 5:1.
¿Estamos en paz con Dios? No pensemos que algún día, en el último momento, podremos hacer la paz con Dios. Ésta fue hecha para siempre por nuestro Señor Jesús “mediante la sangre de su cruz” (Colosenses 1:20). Dios la ofrece gratuitamente, y es necesario recibirla creyendo en él.
Nadie puede contribuir a hacer esta paz. Lo que sale de nosotros son nuestros pecados, los cuales costaron al Salvador los sufrimientos y la muerte en la cruz. Él soportó el castigo que nos procura la paz (Isaías 53:5). Ésta no depende de nuestras obras ni de la santidad de nuestra conducta.
Esta bendición de tan alto precio pertenece por derecho a aquellos que han sido justificados, porque creyeron en Dios, tal como se reveló en Jesucristo. Nada puede turbar esta paz: ni el recuerdo de las más humillantes faltas, ni el sentimiento de mi actual debilidad.
Aun el descubrimiento de que el pecado sigue morando en mí no puede hacerme dudar de la paz con Dios. Si confío en mis sentimientos antes que en las afirmaciones de la Biblia, si llego a dudar de mi salvación, la inquietud reemplazará la paz. Pero esta paz permanece inalterable, pues fue establecida por la obra de Cristo.
No pensemos ni por un instante que esta certeza nos da la libertad para hacer lo que nos plazca.
Fuente:LaBuenaSemilla.net
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