viernes, 24 de julio de 2009

El Dios vivo

No hay semejante a ti, oh Señor; grande eres tú, y grande tu nombre en poderío… él es Dios vivo y Rey eterno.
Jeremías 10:6-10

Os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús.
1 Tesalonicenses 1:9-10

Conocer al Dios vivo, ¡esto es el cristianismo!
Este conocimiento comienza en los creyentes mediante un encuentro con Jesucristo, “el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16:16). Entonces reciben del Padre una vida nueva por Cristo (Juan 6:57).

El Espíritu del Dios vivo obra en ellos para cambiar su comportamiento. Pueden avanzar sin dejarse trastornar por las pruebas, porque han puesto su esperanza en el “Dios viviente” (1 Timoteo 4:10).

Estas citas, que conciernen al “Dios viviente”, sólo representan algunos afloramientos del rico yacimiento de bendiciones que toda la Biblia revela. Dios no sólo existe, sino que vive con un poder absoluto.

Esta vida toma la forma de una relación amante y enriquecedora con aquellos que acuden a Él por la fe. Cuando se vive esta relación, no hay lugar para el formalismo.

Al hojear el libro de los Hechos usted constatará la realidad de la existencia del Dios vivo. Verá a hombres y mujeres que creyeron en un Dios que obra en el corazón mismo de la condición humana: en las prisiones, los tribunales o en la intimidad de creyentes reunidos alrededor del Señor Jesús.

Considere cómo Dios contesta las oraciones, atrae al Salvador a los hombres más endurecidos, conduce a sus mensajeros hacia pueblos y países lejanos. Sí, Él es el Dios viviente.

Fuente:LaBuenaSemilla.net

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