viernes, 17 de julio de 2009

Ser un discípulo

Como yo os he hecho, vosotros también hagáis…Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis.
Juan 13:15-17.

En varios países, aquel que acaba de obtener su permiso de conducir debe, durante cierto tiempo, fijar en la parte trasera de su vehículo una letra para informar a los demás automovilistas que es un conductor principiante. En Francia es la A, de aprendiz.

El creyente permanece aprendiz (o discípulo) durante toda su vida. Es invitado a hacer progresos para conocer mejor a Dios y a Jesús, a perfeccionarse hacia la edad adulta, sin olvidar que durante toda su vida tendrá que aprender a ser receptivo ante lo que el Señor le muestre, para que su conducta refleje la realidad de su fe.

Ser discípulo de Cristo es seguir su enseñanza, obedecer a su palabra y confiar en él. Es algo muy concreto. Cuando mediante un pasaje o un versículo de la Biblia, en una oportunidad particular, hemos percibido lo que Dios espera de nosotros, nuestro deber es pasar a la acción. Si no lo hacemos, perderemos la luz y la fuerza para actuar en las siguientes circunstancias.

No hemos de compararnos con otros, y ante todo no debemos juzgar al prójimo; sólo sería una excusa para no obrar. Es necesario que seamos consecuentes con lo que comprendimos de la enseñanza de Cristo.

Lo opuesto a un discípulo es un desertor que abandona su puesto. Son muchas las maneras de desertar, de no responder a lo que el Señor espera de nosotros y de alejarnos de él. Lo que nos preservará de obrar así es entender y decir como Pedro: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” (Juan 6:68).

Fuente:LaBuenaSemilla.net

1 comentario:

Tejedora dijo...

Qué bonito blog! No nos cansemos de dar a conocer a Jesús, Saludos