lunes, 6 de julio de 2009

“Yo soy la luz del mundo”


Otra vez Jesús les habló, diciendo:Yo soy la luz del mundo;el que me sigue, no andará en tinieblas,sino que tendrá la luz de la vida.
Juan 8:12.

Contigo está el manantial de la vida;en tu luz veremos la luz.
Salmo 36:9.

Tal como un poderoso faro en la inmensidad del océano, Jesús vino a traer la luz para el mundo entero. Con su grandeza moral ilumina a los hombres de todas las razas y cualquier nivel social (Juan 1:9). Jesucristo es la luz del mundo como también el Salvador del mundo.

Nosotros necesitamos señales exteriores; precisamos una revelación. Jesús vino a traer esta revelación de parte de Dios a la humanidad.

La luz pone todo en evidencia y manifiesta la verdad. El Hijo reveló al Padre e indicó cuál es el camino de la vida. No sólo trajo la luz, sino que era la luz misma. Su persona y sus hechos mostraban lo que Dios es en su santidad y amor para con los hombres.

A su vez, aquellos que han sido esclarecidos por Jesús son llamados a irradiar luz a su alrededor, como una ciudad sobre un monte y como una lámpara sobre su pedestal. Estas son las imágenes que Jesús empleó para responsabilizar a los creyentes durante la noche de su ausencia. “Vosotros sois la luz del mundo”, dijo él a sus discípulos (Mateo 5:14-16).

Él iba a dejar esta tierra, pero encargaba a los suyos que reflejasen, a su vez, algo del amor y de la santidad de Dios en este mundo de tinieblas. “Para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo” (Filipenses 2:15).

Fuente:LaBuenaSemilla.net

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