Procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres.
Hechos 24:16.
…manteniendo la fe y buena conciencia,desechando la cual naufragaron en cuanto a la fe algunos.
1 Timoteo 1:19.
Un barco iba a la deriva de manera inquietante y se acercaba peligrosamente a las orillas escarpadas que habría debido costear. Al buscar la razón, la tripulación se dio cuenta de que la brújula ya no indicaba exactamente el norte. ¿Cuál era la causa de esa anomalía? Fue necesario registrar todos los camarotes alrededor del puesto de mando para descubrirla. Era una gruesa pieza metálica imantada que un pasajero había traído a su camarote sin que la tripulación lo supiera. Había falseado la brújula, poniendo así en peligro al barco entero.
La conciencia puede ser comparada a una brújula. Normalmente, si el Señor Jesús tiene el control de nuestro corazón, nos orienta hacia el bien. Nos deja oír una voz interior cuando actuamos mal. Hace que nos sintamos incómodos en situaciones equivocadas, pero, como la brújula de nuestro relato, la conciencia puede ser falseada, perturbando así nuestro juicio. Puede tratarse de una ambición profesional, un fraude para con el fisco o el patrón, una relación impura, un pecado no confesado… El resultado de ello es que mi conducta no es correcta.
¿Pero cómo tener una conciencia sensible? Primero, aceptando que Dios ponga orden en mis pensamientos y me muestre todo lo que en mis deseos y prioridades toma el lugar del Señor Jesús. Luego, ordenando mi vida según las enseñanzas de Cristo. Él es el guía perfecto.
Fuente:LaBuenaSemilla.net
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